Intolerancia mortal | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Octubre de 2022

* Perder la vida por un pisotón…

* La propensión a la violencia   

 

Un alto impacto público tuvo el asesinato de un menor de 14 años de edad el sábado en la noche, tras una riña en una estación del sistema Transmilenio, en Bogotá, que comenzó porque la víctima, que se movilizaba con un grupo de jóvenes al parecer en estado de ebriedad, presuntamente habría pisado a otro pasajero, lo que generó una pelea en el marco de la cual este último, según los testigos, de origen venezolano, apuñaló mortalmente al muchacho y luego huyó.

Es un típico caso de homicidio motivado por la intolerancia. Lo más grave es que estas situaciones se han multiplicado en la ciudad y el país, evidenciando serios problemas de convivencia ciudadana en espacios públicos, barriales, de entretenimiento o incluso al interior del hogar.

De hecho, el Secretario de Seguridad Distrital advertía la semana pasada que por lo menos de la mitad de los homicidios en la capital del país tiene su origen en casos de intolerancia, violencia intrafamiliar, exceso de consumo de alcohol y riñas que se salen de control.

A nivel nacional, los homicidios por intolerancia también son un flagelo grave. Según se desprende del Plan Nacional de Política Criminal 2021-2025, con base en los datos de la Policía, en el 2020 el 20,5% (2.465) de asesinatos fueron producto de riñas. Incluso, con el fin de prevenir este tipo de muertes, la institución logró imponer 94.882 medidas correctivas a personas que protagonizaron peleas en vía pública.

Como se ve, esta es una problemática grave por el creciente porcentaje de muertes violentas y heridas graves que se generan por hechos ajenos a situaciones de conflicto armado, atracos, sicariato, accidentes o suicidios, entre otras causas. No es, entonces, un tema menor, sobre todo si se tiene en cuenta que entre enero y agosto de este año, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Defensa, se registraron 9.157 homicidios en general y 73.667 casos de lesiones personales. De ese global es necesario diferenciar los 4.691 fallecimientos y 29.469 heridos en accidentes de tránsito. En el resto de casos hay que entrar a determinar los móviles específicos y cuáles de ellos encuadran dentro de la motivación de intolerancia. 

Los expertos han señalado distintas causales en el aumento de homicidios y lesiones graves por típicos casos de intolerancia y de propensión a la violencia ante cualquier problema de convivencia e interacción con otras personas en espacios abiertos o cerrados. De un lado, hay una mayor propensión a responder con igual actitud ante situaciones de amenaza o agresión. Igualmente, la pandemia tuvo un impacto en los patrones de conducta social de las personas, generando mayor desconfianza y prevención ante terceros. Y, por último pero no menos importante, hay una percepción extendida sobre la reacción tardía de las autoridades ante el delito en flagrancia o las violaciones recurrentes a las normas básicas de convivencia familiar, barrial o social. Esto lleva a que muchas personas quieran incurrir en la mal llamada ‘justicia por mano propia’, en lugar de acudir ante las autoridades para que apliquen los correctivos del caso a los agresores o infractores, de acuerdo a los códigos de Policía, Penal, Civil y otras reglamentaciones.

Mientras que algunos académicos sostienen que la única forma de enfrentar este tipo de flagelo es profundizar la pedagogía de cultura ciudadana y el respeto a las normas de convivencia, de forma tal que las personas eviten desembocar en situaciones de enfrentamiento verbal o físico, otros analistas advierten que debería aumentarse el pie de fuerza de las autoridades y su capacidad de reacción oportuna en los sitios de mayor conflictividad, como los sistemas de transporte, escenarios de entretenimiento o la vía pública.

Es un tema que debe estudiarse a profundidad y adoptar medidas de fondo en el corto plazo. No se pueden seguir perdiendo vidas como la del joven de escasos 14 años asesinado en Transmilenio el sábado pasado. Es imperativo identificar y capturar al agresor para que responda ante la justicia. Pero también debe establecerse cómo siguen entrando personas armadas al sistema de transporte y el riesgo alto que representan. Y ya en un marco más amplio, se requiere una estrategia integral para evitar, como lamentablemente ha hecho carrera, que “sigamos matándonos”, desvalorizando el bien preciado de la vida hasta su más mínima expresión.