La diplomacia presidencial | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Marzo de 2015

Previo  a la visita de jefes de Estado a un país las respectivas cancillerías y los embajadores, con sus asesores y especialistas, mueven los hilos de la temática común, según los dictados de los líderes de gobierno. No se trata de improvisar, sino de todo lo contrario: avanzar en los diversos ámbitos y tratar de cristalizarlos en tratados o acuerdos concretos. El ambiente en el cual se mueven los políticos es fundamental, incluso cuando se está de acuerdo en avanzar en el mismo sentido, como es el caso de la paz.

España, que ha sufrido el terrorismo en carne propia, ha sido solidaria con Colombia en ese campo y así lo han manifestado distintos gobiernos de corrientes políticas contrapuestas. Siendo ahora cuando dicho apoyo, más allá del protocolo y el convencionalismo, se ha manifestado de forma más contundente. La Moncloa se la juega cien por ciento por respaldar la búsqueda de una salida negociada al conflicto armado colombiano. Lo mismo debe destacarse la reciprocidad con la cual se mueve la diplomacia colombiana, en particular bajo la iniciativa presidencial de avanzar y presionar los acontecimientos que propicien el entendimiento nacional por la convivencia y asegurar el apoyo internacional a esas medidas.

Los resultados de la visita del Primer Mandatario colombiano a España hablan por sí solos: ambos gobiernos han suscrito cinco acuerdos de colaboración bilateral en distintos campos clave para los dos países, en especial para sus nichos económicos y de inversionistas.

El presidente Santos se reunió ayer con el jefe del ejecutivo ibérico, Mariano Rajoy, en el Palacio de La Moncloa, donde agradeció el apoyo oficial español al proceso de paz. Respaldo que Rajoy consideró apenas normal, por cuanto “en la vida hay que estar con los amigos, especialmente en momentos delicados”. El mandatario colombiano ripostó que las relaciones entre los gobiernos de Bogotá y Madrid atraviesan el “mejor momento” de la historia. Lo mismo que hizo un llamado para que la contraparte en La Habana avance al ritmo que la historia reclama por la paz.

A ello se suma que el Gobierno español promueve  en  la Unión Europea la creación de un fondo fiduciario de ayuda a Colombia en cuanto alcance un acuerdo de paz definitivo. Se calcula que el pacto para la terminación definitiva de la guerra tendría una inversión de unos 35.000 millones de euros, fondos que se espera conseguir en gran parte en el exterior.