La prensa responsable | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Septiembre de 2012

* Credibilidad y confianza

** Objetividad y negociación de paz

 

El Foro de Semana sobre “Los medios, su futuro y la relación con el poder”, en ocasión de sus 30 años, ha provocado una honda reflexión sobre el papel del periodismo en un mundo cambiante, plagado de sorpresas y en donde se multiplican los sistemas improvisados de comunicación. Entre los aspectos que suscitan mayor interés entre el público se destaca que los periódicos en medio de la crisis, de la desaparición de algunos rotativos en diversos países y la dura competencia que los debilitó por un tiempo y que aún no termina, han reaccionado y se han fortalecido.

Los actuales medios libran una lucha darwiniana por el mercado, donde sobreviven los que manejan nichos que permiten el crecimiento y atraer nuevos lectores. Los europeos explicaron que en los actuales momentos de la crisis europea se vuelcan sobre la prensa personas que antes habían dejado de leer los diarios y que hoy se disputan la información. Lo que se extiende a la vida social en la que nadie quiere parecer desinformado y todos compiten por mencionar la última noticia. La sed de información de la humanidad es insaciable y la crónica de los diarios les permite a sus clientes enterarse a fondo de lo que pasa.

El Foro, que contó con el patrocinio de Pacific Rubiales, congregó a diversas personalidades del periodismo internacional, editores de diarios como The Observer, El País, París Match, The Week y Veja, medios de los más prestigiosos y de reconocida influencia, casi todos cercanos al poder, tema que centró parte del análisis. No se trataba de medir la influencia del cuarto poder, sino de revisar su relación con los poderosos en el gobierno y fuera de él, a sabiendas de que numerosas multinacionales manejan fondos más cuantiosos que los de algunos Estados, a veces, de manera discrecional, influjo que en un mundo globalizado es decisivo. ¿En medio de esas tensiones inevitables, de la inversión de grandes conglomerados económicos en los medios, de la competencia abierta, ¿qué papel juegan los medios independientes en relación con la democracia y el poder? Es evidente que desde los días primigenios del periodismo existe un intangible fundamental en la prensa, la credibilidad. Mientras los lectores se sientan bien informados, con elementos y cifras para formar su propio criterio el medio es competitivo, en cuanto pierde la respetabilidad se desvanece su influjo y los lectores desertan.

En Inglaterra el imperio de Rupert Murdoch, dueño de News of the World, ligado a los más poderosos políticos laboristas y conservadores, se tambaleó y debió ser cerrado por escándalos de espionaje en que se vieron envueltos sus ejecutivos y periodistas. El escándalo alcanzó tales proporciones que su propietario prefirió cerrarlo voluntariamente. No está de más recordar que sus anunciantes cancelaron en masa los anuncios. Lo que muestra que existe un público vigilante que aun en los medios sensacionalistas exige un mínimo de seriedad.

Cuando los medios adquieren verdadera respetabilidad y prestigio, los gobiernos y la academia los consultan y los dirigentes los tienen en cuenta, en tanto que los medios de bolsillo que se mueven al son de los anunciantes o de la música del gobierno de turno cada vez se tornan en menos influyentes, en la media que el público aprende a leer entre líneas. Sin capacidad de orientar a la opinión languidecen en la deslucida tarea de adular a los gobernantes de turno. Siendo que los grandes medios deben contribuir a que los poderosos afinen sus políticas y le sirvan mejor al país.

En algunos países las fronteras entre el periodismo y la política son casi infranqueables, los primeros comentan y los segundos luchan en la arena de la pugnacidad o se destacan en el gobierno. En países como Colombia existe una tradición de diarios en donde sus fundadores y orientadores defienden ideas políticas, mientras que la información es objetiva y a cargo de periodistas profesionales. En ambos casos en donde la información sea sesgada el medio se desacredita, pierde lectores y anunciantes. La defensa de la verdad a todo trance, de la información objetiva de los hechos y la crónica, como la interpretación de los mismos son la antorcha de la libertad de expresión que ilumina el túnel oscuro de la cotidianidad en las grandes urbes, en donde a la sombra se toman decisiones que afectan a la sociedad. En todos los casos la objetividad, principalmente en un país que se sumerge en un proceso de paz impulsado de súbito por el gobierno, la brújula de los medios de comunicación debe rechazar instintivamente el sensacionalismo e ir envuelta en la objetividad, ponderación y madurez.