Los retos de Correa | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Febrero de 2013

*Pragmatismo vs. ideologización

*Garantías a la prensa y oposición

 

La  reelección de Rafael Correa en Ecuador no causó mayor sorpresa. Su victoria en los comicios presidenciales estaba más que cantada y también era previsible que su partido se hiciera a las mayorías en el Legislativo. Siendo muy graves las restricciones a la libertad de opinión y de prensa que impuso, es claro que el mandatario del vecino país se aplicó a cumplir una serie de programas y proyectos de corte populista, tanto en el campo social como en el de infraestructura, que la aseguraron mantenerse en el poder.

Pese a la validez de los reparos a sus medidas en el campo económico, institucional y político, lo cierto es que dentro de los países que hacen parte del llamado “eje del socialismo del siglo XXI”, Ecuador es la nación con menos índice de desestabilización, aunque ello no necesariamente implique que la plataforma programática de su gobierno sea eficaz a mediano plazo, como lo evidencia la crisis venezolana.

Lo importante ahora es el rumbo inmediato que tomará Correa. Parece obvio que tras la refrendación popular de su mandato y las mayorías parlamentarias profundizará las reformas de su particular proyecto socialista. Sin embargo, debe cuidar que ello no redunde en una mayor estancación de la economía y el modelo de país como tal. No hay que olvidar que Ecuador está lejos del grado de inversión y alejado de los mercados internacionales de capitales desde las nacionalizaciones petroleras. Mantener el pragmatismo económico es absolutamente clave, pues si algo ha demostrado el ejemplo venezolano es que ideologizar las políticas macro y micro en este campo a lo único que conducen es a la recesión productiva y la hiperinflación.

Es obvio, al decir de los analistas políticos, que si algo reflejaron las urnas es el respaldo a un modelo económico moderado y su flanco de inversión social. Dar un bandazo a la izquierda radical en este campo sería desconocer la voluntad de continuismo que expresó la ciudadanía en un volumen de votos que incluso sorprendió al propio oficialismo. En ese orden de ideas es urgente no sólo diversificar las fuentes de divisas sino evitar que la dependencia creciente de los ingresos petroleros lleve a que en determinado momento no alcance para solventar un incremento sostenido en el gasto público. Punto clave aquí será crear un ambiente creíble de respeto a las reglas del juego y de la propiedad privada. Mientras Ecuador no dé muestras de institucionalizar un clima de seguridad jurídica será imposible que pueda atraer un volumen importante de inversión extranjera, como sí lo hace una buena parte de los países de esta región continental.

De otro lado, las mayores dudas se centran en lo referente a las garantías que tendrán la oposición y la prensa en el marco de un gobierno más radicalizado y decidido a imponer a como dé lugar sus ideas. Correa ha dicho que ganó en franca lid democrática, y lo que se espera es que durante su nuevo mandato respete los principios básicos de ésta. En otras palabras, que su dominio tanto del Ejecutivo como del Legislativo, e incluso de las instancias judiciales -al decir de sus contradictores- en modo alguno lleve a que se profundicen posturas autoritarias. Es allí en donde las mayores preocupaciones se ciernen sobre los alcances que tenga la prometida reforma al sector de las comunicaciones, sobre todo en lo relativo a la proporción de medios radiales en manos de sectores privados, públicos y comunitarios. La alerta es mayor porque la norma también modificaría el sistema de televisión. Y no menos prevención genera la posibilidad de reformas de corte radical al uso y tenencia de la tierra como a la misma legislación penal. Y, por último, generan ruido las voces que dentro del mismo oficialismo hablan de una nueva reforma constitucional para habilitar otro período presidencial de Correa dentro de cuatro años. Aunque el mandatario ha dicho que se irá en 2017, la inquietud ronda a las toldas opositoras.

Como se ve no son pocos ni menores los retos que le esperan al reelecto mandatario ecuatoriano. Retos que dependen, en gran parte, de la manera en que aplique, bajo las normas de la democracia, el poder ejecutivo y el dominio legislativo que las urnas le dieron el pasado domingo.