Luto en las carreteras | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Octubre de 2022
  • Más de 5.100 vidas perdidas este año
  • Urge implementar un plan de choque

 

Pese a los mayores controles de las autoridades en las carreteras, así como a una normatividad cada vez más drástica para castigar a los infractores del Código Nacional de Tránsito, la siniestralidad vial sigue aumentando en Colombia. Durante este puente festivo, lamentablemente, la cifra de fatalidades se ha incrementado. El hecho más grave se registró el sábado en la madrugada cuando en un tramo de la carretera entre Pasto y Mojarras, en la autopista Panamericana, en Nariño, el accidente de un bus intermunicipal que se quedó sin frenos dejó 20 personas muertas y 15 heridas. La tragedia incluso pudo ser mayor porque el vehículo, tras volcarse a gran velocidad, quedó enredado en una baranda de protección que impidió que cayera a un profundo abismo.

No se trata de un hecho aislado. Según el Ministerio de Transporte, solo en la semana de receso escolar –que culmina hoy– 110 personas perdieron la vida en los más de 220 percances en las vías. Es evidente que la drástica temporada invernal que afronta el país es un factor que aumenta los riesgos a la hora de transitar por la red vial nacional, departamental, municipal y veredal.

Pero, más allá de esta circunstancia puntual, en el año corrido la situación también es dramática. Las estadísticas del Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial señalan que entre enero y agosto más de 5.102 personas murieron en las vías, casi 600 más en comparación con el 2021.

¿Qué está pasando? Para algunos expertos, el incremento de la siniestralidad vial puede deberse a que las cifras bajaron en los últimos dos años debido a las restricciones en tráfico vehicular, dinamismo productivo y de movilidad humana como consecuencia de la pandemia. En el 2022 ya la situación en las carreteras se normalizó y, por ende, la incidencia de accidentes.

Sin embargo, hay causas más profundas. Por ejemplo, el balance del citado Observatorio advierte que este incremento en la fatalidad se explica principalmente por el crecimiento del 46 % de víctimas fatales en las zonas urbanas, ya que mientras el año pasado se presentaron 2.369 personas fallecidas en estas áreas, en lo corrido de 2022 –hasta el cierre del octavo mes– esta cifra se elevó a 3.467 víctimas. Como ya es recurrente, los motociclistas son el actor vial más afectado, no solo en muertes sino en accidentalidad.

Es más, en apenas 61 municipios se concentran este año el 48 % de las fatalidades, lo que explica por qué en esas capitales y poblaciones se concentra el plan de choque que adelantan las autoridades para aumentar los índices de seguridad vial. Ese listado lo encabezan Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Villavicencio, Barranquilla, Palmira, Montería, Ibagué y Santa Marta.

¿Qué hacer? En realidad esta problemática está sobrediagnosticada y la solución también ha sido formulada reiteradamente. Es urgente que los conductores, pasajeros, peatones, ciclistas y motociclistas entiendan la importancia de acatar sin excepción alguna las normas de prevención y seguridad vial. También resulta imperativo disminuir los altos porcentajes de evasión de la revisión vehicular técnico-mecánica y el Seguro Obligatorio de Atención a Terceros (SOAT). Por igual, en múltiples ocasiones se ha advertido que deben aumentarse los estándares de pruebas y requisitos mínimos para otorgar una licencia de conducción. A todo ello debe sumarse la necesidad de incrementar los equipos tecnológicos y operativos de la Policía de Carreteras y las autoridades de tránsito para detectar de forma más eficiente a quienes infringen los límites máximos de velocidad, manejan de forma peligrosa o bajo los efectos del alcohol y otras sustancias alucinógenas. Los monitoreos en terminales de transporte público masivo y pasos peaje tienen que ser más exigentes. Por último, pero no menos importante, es claro que se requiere mejorar la infraestructura y señalización vial, sobre todo ante contingencias climáticas como la invernal.

La situación, como se dijo, es dramática. Tras lo ocurrido este puente festivo, que se supone es el banderazo para la temporada de fin de año y durante el cual circularon más de seis millones de vehículos, es urgente reforzar todo el operativo de prevención y vigilancia en las carreteras. Normas hay suficientes y con drasticidad adecuada. El reto está en aumentar su aplicación e insistir en que cada actor vial sea consciente de la responsabilidad que le atañe y que cada infracción o acto irresponsable se paga con vidas.