Máxima alerta invernal | El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Junio de 2022

* La Niña, huracanes y nueva onda tropical

* Plan de contingencia en múltiples frentes

 

Si bien es cierto que la primera temporada invernal de este año está por terminar, las lluvias seguirán primando debido al impacto del fenómeno climático de La Niña, que comenzó a finales del año pasado y que se caracteriza por un clima de mayor humedad, precipitaciones por encima de los promedios históricos y temperaturas más bajas de lo habitual.

A lo anterior debe sumarse el efecto de una nueva onda tropical en el territorio nacional, que afectará principalmente a las regiones Andina, Caribe y Orinoquia. Y, como si todo ello fuera poco, está iniciando la llamada “temporada de huracanes” que, según todos los modelos de predicción meteorológica, este año será muy activa en el mar caribe. Hay probabilidad de 14 a 21 tormentas, de las cuales no menos de diez podrían llegar a convertirse en huracanes y de estos más de la mitad alcanzarían las categorías de mayor potencial destructivo. Tras lo ocurrido con el huracán Iota, que golpeó con fuerza al archipiélago de San Andrés y Providencia en noviembre de 2020, Colombia tiene que prestar máxima atención a este campanazo.
Es claro, entonces, que el nivel de alerta debe mantenerse en todos los departamentos y municipios. No hay que bajar la guardia y ninguna precaución sobra, ya que el riesgo de deslizamientos, inundaciones y crecientes súbitas es alto. Las tragedias recientes deben dejar lecciones aprendidas, sobre todo en cuanto a acciones de desalojo de zonas en alto riesgo de derrumbe. Las autoridades deben agilizar el traslado de las familias en situación de peligro, dando todas las garantías para los damnificados. No hay tiempo para entrar en largos procesos de negociación cuando la vida está en peligro, eso es claro.

De otro lado, en vista de que este mes trae varios puentes festivos y estamos en plena época vacacional de medio año, es imperativo que las autoridades locales mantengan una vigilancia extrema sobre los ríos y demás afluentes que suelen ser frecuentados por turistas. Lamentablemente en semanas recientes el país ha tenido que lamentar las muertes de niños y adultos que fueron arrastrados por las aguas.

Igual previsión debe hacerse al momento de transitar por las carreteras del orden nacional, departamental, municipal y veredal, ya que la intensidad de las lluvias aumenta el peligro de accidentes. El sector agropecuario también debe estar alerta, ya que la prolongación de la etapa invernal puede afectar el ciclo de cosechas y su productividad. En momentos de una escalada inflacionaria, es necesario amortiguar cualquier nuevo eje de presión que eleve la carestía.

Otro de los frentes en donde se debe mantener el plan de contingencia es el sanitario. Como se sabe, el país atraviesa en las últimas semanas un pico de enfermedades respiratorias agudas, elevando el porcentaje de hospitalizaciones y ocupación de Unidades de Cuidado Intensivo por casos crónicos. Una situación delicada, más aún en momentos en que si bien se mantienen en un punto bajos los casos de contagios y defunciones por el covid-19, hay alertas tempranas por los aumentos en la positividad en algunas regiones.

Lamentablemente esta primera época invernal del año ha sido muy costosa en materia de vidas perdidas y daños. Según la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo, desde mediados de marzo hasta el comienzo de esta semana las intensas lluvias generaron 815 eventos de variada magnitud en 394 municipios de 28 departamentos. Cundinamarca, Antioquia, Norte de Santander, Nariño, Santander, Tolima, Huila y el Eje Cafetero,  las zonas más afectadas. Todo ello ha dejado más de 33 mil familias damnificadas, que comprenden a más de 91 mil personas. El saldo fatal se eleva a 78, en tanto se registran 91 heridos y ocho desaparecidos. A ello deben sumarse daños y averías en más de 15 mil viviendas, en tanto hubo afectaciones en 672 puntos viales, 66 puentes vehiculares, 36 puentes peatonales, 77 acueductos, 32 alcantarillados, cinco centros de salud y cien instituciones educativas.

Como se ve, es necesario que todos los comités de prevención y atención de emergencias a nivel global se mantengan activados. Si bien la fuerza de la naturaleza no se puede contener, es claro que hay muchas medidas que se pueden tomar para evitar que esta drástica temporada invernal siga cobrando vidas y produciendo cuantiosos daños materiales. Todos debemos estar atentos y no bajar la guardia.