Neoliberalismo salvaje y crisis | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Diciembre de 2012

TRAS  los ensayos de neoliberalismo salvaje en  Hispanoamérica, la aplicación a rajatabla de las fórmulas de la escuela de Chicago no siempre han dado los resultados más convenientes para nuestros pueblos. El general Augusto Pinochet logró sacar a Chile de la penuria económica que había dejado Salvador Allende, con su ensayo de socialismo utópico, aplicando algunas de las doctrinas de Milton Friedman, Acholarse, Stigler y otros notables economistas contrarios al modelo keynesiano. Lo que olvidan los economistas, que admiran los resultados económicos de Chile al aplicar las ideas de la escuela de Chicago en economía, es que en un momento dado el sistema estuvo a punto de hacer agua y la crisis sacudió a tal punto la dictadura de Pinochet, que éste aceptó mantener importantes regulaciones y controles estatales, particularmente en cuanto al movimiento de capitales. Así que en Chile no se desmontaron todos los sistemas de regulación, en tanto se dio gran impulso a la inversión extranjera, el desarrollo empresarial, la minería y el comercio. Y se combatió duramente la corrupción.

En Argentina, el entonces presidente Carlos Menen, con su ministro Domingo Cavallo, se lanzaron a un programa de privatización, que permitió vender numerosas empresas estatales al sector privado, en condiciones favorables de monopolio y ligadas a negociados, en poco tiempo surgió un club de nuevos y ostentosos millonarios. Cavallo propició la convertibilidad de la moneda argentina con el dólar, lo que produjo funestos resultados, incontenible especulación y fuga de capitales. Así se hundió la posibilidad de reelección de Menem, al conducir el país a una de la crisis mas graves de su historia. Cavallo cavó la tumba de Menem y con sus medidas impopulares facilitó el triunfo de la izquierda justicialista. Salinas de Gortari, en México, hizo algo parecido con la feria de privatizaciones y escándalos de corrupción, que a la larga dieron al traste con el predominio del PRI durante 70 años. Lo que se revierte ahora con el retorno del PRI al poder, al parecer, con caras nuevas y proyecto diferente, lo que está por verse. Perú, con Alberto Fujimori, un profesor aventajado de economía, adicto a los postulados de Chicago, consiguió recuperar la economía, se lanzó a una guerra absurda con Ecuador y dejó la democracia en crisis. Alan García, que en su primer gobierno ensayó las utopías de corte socialdemócrata, deja en ruinas a Perú. En el exilio colombiano reflexiona y se lanza a una desesperada campaña por la Presidencia, con el APRA desprestigiado y de colero en las encuestas, consigue la Presidencia y hace un gobierno que favorece la expansión de la empresa privada y la inversión extranjera.

En Venezuela, el ensayo neoliberal a ultranza de Lusinchi y de Carlos Andrés Pérez, en su segundo gobierno, revienta miles de pequeñas y medianas empresas privadas, la clase media pasa por enormes dificultades, cunde el desempleo, el pueblo ve disminuir sus ingresos y crece el descontento. Sin duda, la penosa situación que vivieron las masas facilitó el triunfo del comandante Chávez con sus arengas contra la corrupción y el populismo que aseguraba repartir las regalías del petróleo entre la población de menores recursos.

El caso de Cardoso en el Brasil es curioso. El notable político recurre a la intervención inteligente del Estado, consigue recuperar la moneda, darle un vuelco a la economía, facilita el desarrollo industrial y redobla los esfuerzos por sacar de la miseria a millones de brasileños. Lo que sigue Lula da Silva en su gestión. Es así como Brasil se convierte en la potencia emergente de la región.

El Congreso de Colombia tiene una gran responsabilidad con la reforma tributaria. Lo que hasta ahora funcionaba bien, con los parafiscales, a cargo de los tributos de las empresas más poderosas, se modifica y se asegura que en caso de que falten recursos se sacarán del presupuesto, es decir, del bolsillo de todos los colombianos que pagan impuestos, con lo que se pecha más a la clase media. Si el SENA o Bienestar Familiar y otras instituciones se debilitan en sus ingresos, el costo social sería inmenso. Los impuestos excesivos a los educadores, que tienen que pagar de su bolsillo los libros que leen, que en un país como Colombia reciben sueldos bajos, degradan un sector que debe ser prioritario para el crecimiento cultural y el desarrollo del país. Es verdad que estamos recibiendo los mayores ingresos de la historia por el petróleo y la minería, pero los precios pueden caer como ha pasado con el carbón cuyo valor se ha degradado últimamente. Por lo que debemos ser previsivos. El conservatismo en economía es ecléctico y en Colombia innovador de la intervención del Estado para facilitar el desarrollo. Y el desarrollo humano desde el punto de vista conservador pasa por la justicia social y la defensa de los más débiles. Es vital fortalecer la capacidad de consumo interno para capear la crisis, lo que implica entender las necesidades del pueblo y la clase media. No repitamos los errores de nuestros vecinos, tenemos el deber de  propiciar  un desarrollo humanista y cristiano.