Paradoja argentina | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Octubre de 2022

* A un año de urnas, política se recalienta

* La advertencia del expresidente Macri

 

Como parte de su gira por España, Mauricio Macri, invitado por Mario Vargas Llosa, declaró que la Argentina "debe ser la sociedad más fracasada de los últimos 70 años". Al parecer, hizo un juego de palabras para referirse a las siete décadas en el poder que festejan por estos días los justicialistas de Juan Domingo Perón. Macri recordó la Argentina “desarrollada”, que entró a gobernar Perón, la misma que se considera que con el predominio de esta corriente política retrocedió en comparación con el mundo desarrollado al que llegó a pertenecer.

Esta es una polémica que se torna interminable y amenaza con extenderse y recalentar la próxima campaña presidencial. Los intelectuales independientes ripostan y sostienen que si no hubiera aparecido Perón, con su populismo demagógico, unas veces de derecha y otras de izquierda, o con su propuesta de la tercera vía frente a las potencias, muy seguramente los socialistas habrían llegado al poder apoyados por el populacho y los sectores marginales. Lo cierto es que la caída de los conservadores, desde hace 70 años, dio pie al triunfo populista, la respuesta de las dictaduras militares y el interregno radical. 

Macri ha puesto el dedo en la llaga. Perón sentó las bases del desarrollo industrial de Argentina, con la industria petrolera, sin que ese proceso prosperara como se esperaba, al tiempo que las grandes estancias y el poderoso sector agrícola se acotaban como consecuencia de los impuestos exagerados para financiar el populismo citadino.

Por si fuera poco, el debate que despertó Macri con sus críticas al gobierno de Alberto Fernández, desde España, lo avivó la dirigente del Partido Popular en Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al expresarle, en el marco de la visita del expresidente, su apoyo y decir que los socialistas y peronistas “en el gobierno primero crean la pobreza para luego crear dependencia del Estado. Es populismo fiscal, le quitan el dinero a la gente para luego, como hacen los peronistas, repartirlo en pagas, ayudas, subsidios".  

Voceros del gobierno argentino le respondieron de inmediato a la dirigente española: “Quizás dejar todo para los ricos y quedarse con los negocios del Estado para la familia sea algo que tienen en común Ayuso y Macri", dijo Gabriela Cerruti, portavoz del gobierno Fernández. 

Pero esa respuesta oficial no cambia la realidad. Argentina pasa por una de las mayores crisis de su historia. En la actualidad 10,6 millones de sus habitantes están por debajo de la línea de pobreza y no alcanzan a cubrir su dieta diaria, pese a que el país registró un crecimiento bruto de 6,4% entre enero y julio, con baja de desempleo a 6,9% en el segundo trimestre. Entre tanto, el poder adquisitivo de los salarios, por cuenta de la inflación galopante, va en caída. De hecho, se espera que el PIB crecerá apenas un 2% en 2023, con un déficit fiscal de 1,9% y una inflación anual del 60%, una de las más altas del mundo.

En medio de semejante crisis, el recién nombrado ministro de Hacienda, Sergio Massa, afirma que nuevos impuestos son necesarios para mejorar la calidad de vida de la gente. De inmediato, los economistas independientes advierten que lo peor para el desarrollo ha sido la carga impositiva que sufre hace décadas la industria, el comercio y la agricultura. Después de tantas pugnas con la banca internacional, que en su momento le prestó al gobierno Macri 50 mil millones de dólares y luego hizo una extensión al actual mandato, no se ha conseguido restablecer la pujanza del país, claramente agobiado por el atraso tecnológico frente a las grandes potencias, falencia que preocupa a los mejores expertos en finanzas de esa nación. Es claro: financiar el populismo y fomentar el crecimiento resulta contradictorio. 

Lo evidente es que sin crecimiento industrial y comercial no es posible favorecer a los sectores más vulnerables de la sociedad. En tiempos en los que se advierte de una recesión mundial y se alarga el coletazo inflacionario de la guerra en Ucrania, Argentina depende en grado superlativo de la capacidad de atraer inversión extranjera, garantizar la seguridad política y aumentar exportaciones. Una plataforma que garantiza Macri en caso de ser candidato presidencial de nuevo. En tanto, la cuestionada exmandataria y hoy vicepresidenta, Cristina Fernández, en ocasión del reciente atentado y pese a los reveses judiciales que la persiguen, sube ligeramente en las encuestas, mientras el presidente Fernández se estanca. A un año de comicios para Jefe de Estado en los primeros lugares de los sondeos figuran algunos aspirantes que no cuentan con el aparato político para triunfar. Toda una paradoja para el gigante del sur.