Partido de Mandela en la encrucijada | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Mayo de 2024

* Por primera vez perdería mayoría en elecciones  

* Crisis económica y retrasos en restitución de tierras

 

Hoy Sudáfrica celebrará los más importantes comicios generales de sus 30 años de democracia y los séptimos desde el fin del apartheid. En ese país no hay elección directa de presidente. De hecho, 28 de los 62 millones de habitantes están habilitados para escoger a los miembros de la Asamblea Nacional que, a su vez, selecciona al mandatario. 

La trascendencia de esta cita en las urnas radica en que habría un dramático punto de inflexión, ya que casi todas las encuestas predicen que el Congreso Nacional Africano (ANC), el partido fundado por Nelson Mandela, perderá por primera vez sus mayorías en la Asamblea, agobiado por escándalos de corrupción y la inconformidad popular por la mala situación económica. Se estima que su votación caería a 40% (fue de 57,4% en 2019), lo cual pondría en graves dificultades al actual presidente Cyril Ramaphosa y lo obligaría a buscar coaliciones con sus rivales.

Sudáfrica tiene la tasa de desempleo más alta del mundo (32%) y más de la mitad de su población vive en condición de pobreza. Ese es el principal motivo de descontento con el partido gobernante pues millones de personas, en su mayoría de raza negra, no encuentran que su situación económica haya mejorado respecto de la que tenían en el régimen anterior.

También hay grandes molestias por la pésima calidad de los servicios públicos, en particular la electricidad, ya que los apagones son constantes y se deben a precariedades y fallas de gestión de la empresa estatal encargada del tema. La alarmante inseguridad, expresada en altas tasas de delitos violentos, y los constantes escándalos de corrupción en el gobierno completan el panorama de las causas fundamentales de la inconformidad de la gente, que se traduciría en pérdida de electorado para el ANC.

Ramaphosa tuvo papel protagónico en la transición democrática de 1994 y creó el sindicato más poderoso de Sudáfrica. Sus enemigos consideran que utilizó hábilmente su poder político y de líder obrero para hacer una gran fortuna como empresario. Antes de llegar al mando del país, fue presidente adjunto durante el gobierno de Jacob Zuma.

El principal partido de oposición es la Alianza Democrática (20% en las pasadas elecciones), que concentra su fortaleza electoral en la Provincia Occidental del Cabo y en Ciudad del Cabo, y que ha gobernado en el pasado reciente municipios como Johannesburgo, Tshwanew y Pretoria. Busca alianzas con otros partidos de menor estatura con la esperanza de reemplazar al ANC, algo que parece improbable.

Otras dos opciones considerables están lideradas por antiguos dirigentes de la colectividad de Mandela. De un lado, está el partido Luchadores por la Libertad Económica (EFF), que sacó el 10% en las pasadas elecciones. Se sitúa en la extrema izquierda y es liderado por Julius Malema. De otra parte, está el nuevo partido MK Mkhonto weSizwe o Lanza de la Nación, encabezado por el expresidente Zuma, de 82 años de edad, que lo fundó como respuesta a la ruptura de relaciones personales y políticas con su exsubalterno Ramaphosa, que ahora denuncia corrupción y “captura del Estado” en ese gobierno. La principal opción del ANC para mantenerse en el poder se fundamenta en que hay más de 50 partidos en la contienda y que la oposición está más dividida y fragmentada que los grupos gobiernistas.

La restitución de tierras podría ser el tema que incline la balanza.  Ha sido fundamental antes y después del apartheid y se concreta en la pugna de la minoría blanca terrateniente contra 14 millones de ciudadanos negros, muchos de los cuales fueron víctimas de desplazamiento forzado y/o de despojo de sus predios. Mandela se comprometió a reasignar al menos 30% de las tierras con vocación agrícola del país y restaurar los derechos de las personas que habían sido expulsadas violentamente, pero en estos 30 años no se ha logrado cumplir ese objetivo. Hasta ahora solo han podido restituir la mitad porque enfrentan, desde el inicio, un laberinto de obstáculos y restricciones jurídicas que son tan difíciles de resolver que aplazaron hasta el año 2030 el plazo final para llevar a cabo la reforma agraria.

Este complicado panorama para el partido de gobierno lleva a que sus opositores, tanto en la izquierda como en la derecha, alimenten esperanzas de que hoy, por primera vez en 30 años, se concrete la oportunidad de defenestrar el partido de Mandela en la compleja y hermosa tierra sudafricana. Habrá que esperar el resultado de las urnas y las movidas de alianzas para saber si ese objetivo se concreta, marcando un punto de inflexión político de altas implicaciones.