Plan de choque antiinflacionario | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Marzo de 2022

* Urgen medidas de más corto plazo

* Causas exógenas e internas complejas

 

El plan de choque del Gobierno para hacer frente a la escalada inflacionaria debe acelerarse. Si bien es cierto que ya están vigentes las flexibilidades arancelarias para importar agroinsumos y alimentos, así como otras medidas a nivel interno, el alza del costo de vida no se ha podido desacelerar al ritmo esperado.

El sábado pasado el DANE reveló que el Índice de Precios al Consumidor de febrero fue de 1,63%, que si bien es inferior al 1,67% reportado para enero, no hizo más que confirmar que la escalada inflacionaria continúa. Prueba de ello es que en el primer bimestre de este año dicho indicador acumulado ya va en 3,33%. Es decir: se copó más del 75% de la meta máxima fijada por el Banco de la República para todo 2022, que es del 4%.

El panorama se torna más complicado si el análisis se hace desde la inflación anualizada (febrero 2021-febrero 2022), ya que aquí se llega a un 8,01%, un indicador que no se veía hace muchos años y que es un 6,45% mayor al reportado en el mismo periodo del año anterior, cuando fue de 1,56%. Debe aclararse, en todo caso, que el costo de vida a comienzos de 2021 era “atípico” porque venía impactado por el efecto de las cuarentenas poblacionales, restricciones productivas y economía recesiva de 2020, cuando Colombia sufrió el impacto más fuerte de la pandemia de covid-19.

Más allá de esto último, resulta innegable que la inflación y el desempleo son los principales lastres en una economía colombiana que cerró el año pasado con un crecimiento récord de 10,6%, uno de los más altos a nivel latinoamericano y global.

Sí, claro, la escalada inflacionaria no es un fenómeno exclusivo de Colombia. De hecho, hoy por hoy es el principal problema a nivel económico mundial, derivado no solo de un aumento superlativo de la demanda de productos, bienes y servicios en los últimos meses que no se ha podido solventar adecuadamente, sino que también es consecuencia de un cuello de botella sin antecedentes en el transporte de mercancías en todo el planeta, especialmente en la modalidad marítima. Incluso en los últimos diez días se le sumó un nuevo elemento: la invasión rusa a Ucrania ha forzado un aumento en los precios de muchos agroinsumos, petróleo y otros productos procedentes de esa región estratégica de Eurasia. Lo más complicado es que el FMI, el Banco Mundial, la OCDE y otros entes multilaterales prevén que las dos primeras circunstancias solo declinarán en el segundo trimestre, en tanto que la crisis bélica es imposible pronosticar cuándo se desactivará.

Pero no todas las causas del aumento de la inflación en Colombia son exógenas. También las hay a nivel interno. Por ejemplo, el rubro que más se ha encarecido en el país es el de los alimentos, lo que se explica no solo por un aumento marcado en el consumo de los hogares (que fue uno de los motores de la reactivación económica el año pasado) sino porque históricamente en enero y febrero el costo de vida sube por cuenta de los reajustes estacionales en los precios de todos los productos, bienes y servicios. De hecho, en varios renglones de la canasta familiar básica los incrementos superaron con creces el índice inflacionario del 5,62% y se acercaron o fueron mucho más allá del 10%, el inédito porcentaje de alza en el salario mínimo para este año.

El reporte del DANE solo vino a confirmar lo que han experimentado millones de familias en Colombia en los últimos meses, con un impacto lesivo más fuerte en los hogares de menos recursos, que se han tenido que apretar el cinturón de forma drástica, sobre todo en alimentos (un rubro que se encareció 23%). Hay productos como la papa, cebolla, plátano, tomate y otros provenientes del agro que han duplicado o triplicado su valor. Igual ha ocurrido con muchos agroinsumos importados. También hay un alza marcada en los precios de materias primas o productos terminados en el sector tecnológico, automotor y de otros rubros.

Si bien el Gobierno ya anunció e implementó distintas medidas para tratar de contener el pico inflacionario, varias de ellas no tienen efecto inmediato y tardarán algunos meses en reflejarse en una baja sustancial de los precios de productos nacionales o importados. Por lo mismo, se requiere mayor audacia y acción inmediata del Ejecutivo para desacelerar el aumento del costo de vida aquí y ahora. El golpe al poder adquisitivo de las familias es muy grave, sobre todo a las de menores recursos que, aunque están recibiendo subsidios directos y cruzados, es evidente que están sufriendo esta ola de carestía de forma más drástica que otros estratos socioeconómicos. Se espera, entonces, un plan de choque más efectivo.