Plan de choque en Bogotá | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Abril de 2022

* Dar margen de acción a nuevas medidas de seguridad

* Polémicas e inacción solo favorecen a los criminales

 

 

La capital del país atraviesa una crisis por inseguridad. Ese es un hecho innegable que a diario, en las calles, viven y sufren en carne propia los bogotanos, más allá de lo que reflejan las estadísticas de las autoridades sobre la incidencia criminal o lo que advierten las encuestas de percepción ciudadana al respecto. El acto terrorista de hace una semana contra un CAI en la localidad de Ciudad Bolívar, que le costó la vida a dos menores de edad y frente al cual la principal hipótesis apunta a que fue ordenado por un cabecilla de las disidencias de las Farc que se esconde en Venezuela, pone en evidencia que la estrategia de seguridad urbana en el Distrito no está dando los resultados esperados y requiere correctivos urgentes.

No es la primera vez que este diagnóstico se pone sobre la mesa. De hecho, en el último año a raíz de los actos de vandalismo recurrentes, el desborde violento de la protesta social, los asesinatos de personas en medio de atracos, casos fatales derivados de actos de intolerancia y otros hechos delincuenciales igualmente graves, se ha urgido a la administración distrital así como al propio Gobierno nacional tomar cartas eficaces ante esta difícil situación.

Tras varios meses de patentes y públicos cortocircuitos entre la Casa de Nariño y el Palacio Liévano frente a los ajustes a la estrategia de convivencia y orden público, la semana pasada, luego del ataque al CAI de un sector de Arborizadora Alta, el Presidente de la República y la Alcaldesa Mayor encabezaron un consejo de seguridad y adoptaron un primer paquete de medidas de choque: 120 efectivos policiales más de inteligencia e investigación criminal, el ingreso gradual de mil uniformados más al pie de fuerza permanente, una ofensiva de la Fiscalía contra 38 estructuras criminales detectadas, aumentó de los patrullajes conjuntos con el Ejército y veinte puntos de control adicionales en las entradas y salidas de la capital. A ello se suma la actualización del cartel de los “más buscados”, el traslado de presos de máxima peligrosidad, ampliación de los canales de recepción de denuncias e información ciudadana y fortalecimiento de casas de justicia. También se activó un nuevo Comando Contra el Atraco y una unidad especial financiera para detectar movimientos de dineros de la delincuencia común y organizada…

Apenas dos días después la propia Alcaldía anunció medidas adicionales, que incluyen la restricción del parrillero en motos tres días a la semana en horas de la noche y la madrugada. También habrá más controles, operativos y sanciones a clubes y establecimientos públicos nocturnos. Tampoco se permitirá en parques, corredores ambientales y plazas urbanas la permanencia de grupos de personas en horas de la noche, al tiempo que se prohíbe allí el consumo de licor, música o ruido excesivo…

Obviamente se trata de un conjunto de medidas de alto impacto y, por lo mismo, algunas de ellas generan innegables incomodidades o afectaciones en el diario vivir de muchas personas. De hecho, para esta semana se anuncian protestas de motociclistas, en tanto algunos gremios productivos y del sector de entretenimiento han expresado reparos puntuales. Los expertos en seguridad urbana también señalan que varias de las disposiciones son de carácter reactivo y coyuntural, cuando lo que se requiere es una reingeniería de fondo a toda la estrategia de seguridad y orden público, que evidencia falencias en distintos niveles. Incluso no faltan algunos juristas que advierten posibles infracciones a derechos individuales y colectivos…

Más allá de esos debates y de las razones que se esgrimen, es imperativo que la ciudadanía y todos los sectores políticos, económicos, sociales e institucionales permitan que las medidas empiecen a aplicarse y se den los ajustes o reversiones del caso sobre la marcha. Lo principal es no perder de vista que se estaba urgiendo a los gobiernos Nacional y Distrital que tomaran acciones contundentes para hacer frente a la crisis por inseguridad en la capital del país. Las anunciadas en la última semana van en esa dirección. Habrá que esperar cuál es su resultado en el día a día de los bogotanos. La descalificación a priori del plan de choque no tiene mucho sentido. Obviamente sería mejor una reforma a fondo e integral, pero la estructuración de esta puede demorar meses, un tiempo que no se tiene dado el pico de criminalidad que azota a la ciudad.

Se exigían a las autoridades medidas urgentes y audaces. Pues aquí está ya una parte. Que se implemente y corrijan según sea el caso, procurando el menor impacto posible a la ciudadanía. Pero sin perder de vista una premisa clave: la inacción a los únicos que beneficia es a los delincuentes.