Pulso presidencial en Francia | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Abril de 2022

* Macron y Le Pen en cerrado duelo político

* Ucrania e inflación, factores determinantes

 

Los franceses tendrán el próximo domingo las más importantes elecciones presidenciales de su historia reciente, un evento cuyo resultado compromete y determina el futuro del país y Europa. La recta final de la campaña está poderosamente influenciada por la invasión rusa a Ucrania y los estragos que ocasiona la inflación en la economía local y mundial.

El presidente Emmanuel Macron y la candidata de extrema derecha Marine Le Pen encabezan las encuestas con una ventaja de apenas seis puntos a favor del actual mandatario. Si ninguno de los doce candidatos -cuatro mujeres y ocho hombres- alcanza el 50% de los votos, habrá segunda vuelta el 24 de abril.

Más allá de los temas de la agenda interna, un eventual triunfo de Le Pen se percibe de antemano como calamitoso, esto debido a su amistad y simpatía con Vladimir Putin y por el apoyo explícito a varias de sus políticas (al menos hasta la invasión), algunas de las cuales implican una amenaza a la unidad europea que no se veía desde el brexit británico.

Con base en una campaña inteligente e ingeniosa Macron -el más joven presidente en la historia de ese país- ha logrado reconstruir su prestigio, que se vio empañado por la revuelta social, pero no la tiene fácil en las urnas. De hecho, en los últimos 20 años, desde Jaques Chirac, ningún mandatario ha logrado su reelección.

Como se recuerda, una crisis política se desató al inicio de su presidencia cuando decretó un impuesto al diésel que dio origen al movimiento de los “chalecos amarillos”, que protagonizaron protestas y desórdenes de gran magnitud en diferentes partes del país. En contraste, las posiciones claramente pro Europa -determinantes en su elección- le aportaron a Macron prestigio en el continente, al tiempo que su liderazgo y determinación en el manejo de la pandemia de covid-19 le devolvieron respeto y respaldo a nivel interno. Incluso, logró un crecimiento de treinta puntos en las encuestas durante las últimas semanas. 

Por otra parte, Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen, representa, como él, a la extrema derecha, con enérgicas posiciones anti-islamistas, anti-inmigración y euroescepticistas, que ya determinaron su derrota frente a Macron en 2017.  Estratégicamente esta vez la candidata puso el foco en la inflación, que en Francia - como en muchos países- es el principal motivo de preocupación e inconformidad de los hogares. Por eso impulsa propuestas populistas (como transferir entre 150 y 200 euros a cada familia francesa) que le han permitido repuntar también en las encuestas en los últimos días.

Pero al mismo tiempo Le Pen ha visto crecer la competencia política en la extrema derecha, por ejemplo la del periodista y escritor Eric Zemmour, un “bonapartista y gaullista” más intransigente aún que la aspirante en cuanto a islamismo y migración. Este candidato ofrece deportar a un millón de norteafricanos para proteger a los nativos de Francia. Se trata de un hombre mediático, con una retórica poderosa y presencia carismática, lo cual le ha permitido un crecimiento considerable en preferencias, que al final termina ‘canibalizando’ votos de Le Pen.

También ha avanzado en los últimos días en las encuestas Jean-Luc Mélenchon, el candidato más fuerte de la izquierda. Maestro y periodista, se presenta por tercera vez a la contienda presidencial, esta vez al frente del movimiento “Francia insumisa”. Apoya decididamente a los “chalecos amarillos” y propone una reforma constitucional radical y grandes incrementos en el gasto social bajo una “sexta república francesa”.

Es evidente que Macron quiere fortalecer sus acciones de estos años para impulsar la economía, en especial crear más trabajos (propone pleno empleo para dentro de cinco años) y consolidar las políticas de seguridad con importantes inversiones en las Fuerzas Armadas. Pero es claro que el eje de su anterior campaña -y el de su presidencia- ha sido Europa. Promueve un bloque más fuerte y autónomo, lo cual explica sus grandes inversiones en defensa, autonomía energética, desarrollo de electrónica e informática así como en la carrera espacial, entre otros rubros.

Resultó afortunada para Macron la presidencia rotativa del Consejo de la Unión Europea, en coincidencia con su campaña y con la guerra en Ucrania, todo lo cual convirtió a Francia en un actor clave en la comunicación con invasores y víctimas. Este escenario, el mandatario ha podido mostrar ante el mundo su convicción de que una Unión Europea fuerte es compatible con la OTAN y aporta grandes espacios de cooperación trasatlántica en tecnología y otras áreas estratégicas.

De esta forma, con la barbarie de Putin en desarrollo, Europa podrá ser el factor que haga posible la reelección en el Eliseo. Incluso, es una situación atípica e incalificable (y favorable a Macron) que en Francia hoy los candidatos de ultraderecha y el principal de izquierda simpaticen con Putin, muestren reservas y resistencias a la Unión Europea y no hayan expresado hasta ahora un rechazo contundente a la invasión de Ucrania.