Rajoy se defiende | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Febrero de 2013

* El contragolpe socialista

* Al borde del precipicio

 

La grave situación económica y social de España, que enfrenta Mariano Rajoy, junto con la multiplicación del desempleo, los  continuos recortes del gasto público, las constantes denuncias sobre hechos dolosos y de  corrupción del gobierno anterior persisten; así como los manejos turbios en las ciudades y entidades autonómicas, como las políticas equivocadas y el despilfarro generalizado, junto con la especulación inmobiliaria, pese a los esfuerzos del presidente Rajoy, para cumplir con las exigencias de las autoridades económica de la Unión  Europea, mediante enormes sacrificios, despidos, recortes, aumento de  impuestos, que asfixian la sociedad y afectan la industria y el comercio, como la banca y a la clase media y los más pobres, como lo habíamos percibido en anteriores análisis, si bien obedecen al compromiso de España con sus socios mas opulentos de la UE, ponen en peligro las modestas políticas de reactivación y las posibilidades de superar la crisis a corto plazo.

En los inicios de su gestión el gobernante español planteó desde el primer día la naturaleza contractiva de su gestión con el fin de superar el bache financiero y el déficit, por lo que se comprometió: “a ahorrar 16.500 millones de euros durante el año pasado para solventar el desfase entre ingresos y gastos”. Y se fijó el objetivo de alcanzar la estabilidad presupuestaria, en la convicción que al alcanzar ese objetivo seria posible avanzar en un tiempo prudencial  a la recuperación económica. Con el paso de los días y no obstante los recortes, aparecieron nuevos escollos económicos y problemas financieros que encubrían contabilidades y reportes amañados, que le mostraron que las aulagas por las que atravesaba en país se extendían a gran parte de la sociedad que vivía al debe, por lo que al sufrir la pérdida de sus cargos y gastarse los ahorros, consumen menos y el círculo vicioso del malestar crece día a día. Las huelgas y protestas en las calles se incrementan, pese a que con el desorden y la confrontación con la Guardia Civil no se resuelve nada, pero las gentes quieren dar a conocer su rechazo a los políticos, el desconcierto y  descontento. El presidente  Mariano Rajoy,  el año pasado, con entera franqueza dijo que van en aumento: "los peores indicadores, los más dañinos, los que más daño provocan entre los españoles". Previo de un alza  del IVA del 18 al 21 por ciento, la suspensión del aguinaldo decembrino de los empleados públicos, entre  las diversas medidas contractivas, so pretexto de mejorar la peligrosa situación fiscal. Esas y otras medidas de recortes al sistema de salud y la calidad de vida de los españoles se tomaron para cumplir con las exigencias de Bruselas, con la finalidad de conseguir dinero fresco de parte del Banco Europeo que, de consuno, se esperaba contribuyeran a la reactivación o impedir que algunas entidades explotaran. Tal vez, sin tener una información a fondo sobre el saldo rojo en los bancos y en las cajas, por cuenta de las especulaciones inmobiliarias, como de la caída de los negocios y de la inversión extranjera, tan impopulares medidas se quedaron cortas y los dineros que aportó Bruselas, apenas impidieron la catástrofe del sector financiero, que no ha podido cobrar millares de deudas e hipotecas, ni resuelve nada con embargos en cadena, cuando la demanda se contrae en grado superlativo.

En medio de los denodados esfuerzos por capear la tormenta se presenta el escándalo del antiguo tesorero del PP Luis Bárcenas Gutiérrez, quien  durante 18 años ofició como gerente omnipotente que manejaba los fondos del partido. En su libro privado de cuentas aparecen supuestas coimas que entregaba, periódicamente, como especie de sobresueldo a los dirigentes del partido, lo que estos rechazan. Incluso se intenta salpicar el mismo presidente Rajoy, quien ha negado rotundamente que recibiera ni un duro por cuenta de los malos manejos de Bárcenas. Se trataría en realidad de encubrir los negocios sucios del tesorero, que tenía gran influencia en todo el país, al que, según los medios, lo ligan a numerosos negocios inconfesables... A  partir de 1990 Bárcenas maneja los fondos del PP, desde cuando  José María Aznar asumió la conducción del partido. Los socialistas sostienen que Bárcenas manejaba un portafolio de negocios turbios, por fuera de los fondos que oficialmente le corresponde a su agrupación política. Con el resonante affaire, la oposición socialista capitaneada por Rubalcaba, pretende limpiar su responsabilidad con el descalabro financiero de España y  dar al traste con el gobierno de Rajoy. Los que conocen a Rajoy no vacilan en poner las manos en el fuego por su Presidente y aseguran que él podrá demostrar su integridad e inocencia. Lo que nadie puede garantizar es que el antagonismo creciente en la política española afecte aún más la economía, empujando el país al abismo.