Rellenos sanitarios al tope | El Nuevo Siglo
Miércoles, 6 de Enero de 2016

Plan urgente en materia de aseo

Reciclaje como servicio público

 

En Colombia se recolecta y dispone en rellenos sanitarios 26.975 toneladas diarias de residuos sólidos domiciliarios. Los rellenos de 321 municipios colapsarán en cinco años. En 167 sitios no autorizados se dispone el 4 por ciento de los residuos generados, principalmente en el Caribe y el Pacífico. En el país se producen 11,6 millones de toneladas de basura al año y solo se recicla el 17 por ciento, mientras que en la Unión Europea ese porcentaje llega al 67 por ciento. El 80 por ciento de las alcaldías no han actualizado sus Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos. Las brechas de coberturas de recolección entre áreas urbanas y rurales se han ampliado significativamente. 111 municipios disponen sus desechos en botaderos a cielo abierto.

 

Igualmente 46 poblaciones lo hacen en celdas transitorias, pese a ser una opción no aceptada. Cinco municipios arrojan sus residuos a cuerpos de agua, cuatro los entierran y otro más los quema…

 

El panorama que pintan esas cifras es dramático y más aún porque no proceden de un estudio privado o una instancia ambiental particular, sino porque son las conclusiones del Estudio Sectorial de Aseo, presentado días atrás por el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

 

Meses atrás la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios también había advertido que más de la mitad de los 60 rellenos sanitarios regionales que operan en el país tenía agotada o a punto de finalizar su vida útil.

 

Se trata de dos campanazos bastante significativos. El cierre de un relleno sanitario tiene un impacto ambiental y de calidad de vida muy grande en las poblaciones afectadas. No es sino recordar la emergencia que se generó en la capital del país años atrás cuando, en medio del improvisado e intempestivo cambio en el modelo contractual del sector aseo, se dejaron de recoger los desechos por escasos dos o tres días. En cuestión de pocas horas se acumularon toneladas y toneladas de residuos sólidos en las esquinas, andenes y zonas verdes, poniendo a la ciudad al borde de una crisis de salud pública sin precedentes.

 

Es claro, entonces, que las conclusiones del informe del DNP deben llevar a acelerar todas las estrategias a nivel nacional, regional y local para neutralizar el riesgo advertido. No tendría presentación que teniendo semejantes campanazos no se actúe en consecuencia y sólo se ponga atención a este problema cuando cada crisis sanitaria sea inminente. El propio informe señala que entre las ciudades a cuyos sitios de disposición final de basura se les agotará su capacidad están capitales de la importancia de Bucaramanga, Armenia, Manizales y Neiva. Para el caso de Bogotá, que es la urbe en donde más se producen residuos, cerca de 6.300 toneladas diarias, al relleno sanitario Doña Juana le quedan apenas siete años de vida útil. Si a ello se le suma que los estimativos es que en los próximos 10 años la generación de residuos crezca en 20 por ciento, la urgencia de buscar salidas estructurales y de largo plazo, ambientalmente sostenibles y financieramente viables se torna superlativa.

 

El Gobierno, aunque defiende los avances en los últimos años para ampliar la cobertura del servicio de aseo así como la operatividad de los rellenos sanitarios, es consciente de que se requiere un esfuerzo conjunto a todo nivel, enmarcado dentro del Plan Nacional de Residuos Sólidos. Esfuerzo que demanda una inversión cercana a los 3,3 billones de pesos en la próxima década para ampliar la vida útil de los rellenos, cerrar botaderos, implementar rutas de recolección selectiva y sistemas de aprovechamiento y valorización de residuos.

 

Desde los propios Planes de Ordenamiento Departamental deben habilitarse usos del suelo para construir rellenos sanitarios y los alcaldes deben hacer lo propio. Por igual es urgente redoblar estrategias para masificar el reciclaje, sobre todo porque el Plan Nacional de Desarrollo establece la meta del 20 por ciento al 2018 de aprovechamiento para reducir la cantidad de residuos que van a los rellenos. Incluso el propio informe recomienda que los recicladores de oficio se asocien para constituirse en prestadores del servicio público de aseo. Unido todo ello al uso de tecnologías para el tratamiento de residuos diferentes a rellenos sanitarios, como su aprovechamiento energético, compostaje y tratamiento mecánico biológico, entre otros.

 

Como se ve, la alerta sobre los rellenos sanitarios es de alta complejidad y solucionar la problemática no será fácil ni rápido. Hay que poner manos a la obra desde ya y los entes de control deben vigilar, preventivamente, que se actúe decididamente sobre un asunto de tan alto interés público.