Rivalidad chino-japonesa | El Nuevo Siglo
Miércoles, 26 de Septiembre de 2012

* ¿Cuantiosas reservas petroleras?

* Resurge el armamentismo asiático

 

Por milenios en el Asia Japón y China se enfrentan en diversas guerras y disputas territoriales, lo mismo que con algunos de sus vecinos. Esas contiendas se extienden  hasta el siglo XX. A partir de la II Guerra Mundial se dan importantes cambios en la cúpula del régimen comunista chino, que entra en un modelo donde la autoridad del Estado se consolida  al tiempo que se acepta la propiedad privada, lo que facilita que el país se abra a la llegada de inversiones extranjeras. Japón, con una tradición militar antiquísima, es el único país del mundo que ha sufrido el terrible ataque de dos bombas nucleares durante la II Guerra Mundial, bombardeo previo al desembarco y  la ocupación de su territorio por el general Douglas MacArthur. Las tropas japonesas estaban dispuestas a seguir la lucha en distintos frentes e islas, lo que habría hecho más sangrienta y dura para la población civil la contienda, dado que era previsible que se repitiera el ataque nuclear. El legendario general MacArtur, nacido en Arkansas, predicaba un nacionalismo vibrante y decidido en cuanto el papel que su país debía cumplir en el mundo. A diferencia de muchos otros oficiales que no suelen actuar sino en el momento que consideran que tienen el noventa por ciento de las posibilidades de ganar en su favor, consideraba que la combinación de hábil estrategia, valor, audacia y el factor sorpresa pueden cambiar el curso de la guerra, cuyo objetivo central es conseguir la victoria. En ese sentido es famosa su definición sobre el arte de la guerra: “el objetivo mismo de la guerra es la victoria, no una prolongada indecisión. En la guerra no hay sustituto para la victoria”. El general MacArtur estructura el nuevo Japón y respeta la jerarquía del Emperador y el papel de la religión oficial. Tenía una visión propia de cual debía ser la orientación de su país en el nuevo orden en Asía, para lo que no contó con el apoyo de su gobierno.

La tensión en la zona se da no solamente entre China y Japón, Taiwán, también reclama algunas de las islas que disputan Tokio y Pekín. Según informes de última hora ,75 pesqueros de ese país han tratado de llegar a la zona en controversia, y son repelidos por patrulleras de Japón con mangueras de agua a presión. Algunos guardacostas taiwaneses siguen a los pesqueros de su país. Lo que podría precipitar un incidente mayor. En coincidencia con estas movilizaciones que suscita la disputa por las islas  Senkaku-Diaoyu, Pekín ha lanzado al mar el primer portaaviones chino, dentro del ambicioso proyecto de modernizar sus fuerzas militares y navales. El barco se conoce como el Liaoning, perteneció a la antigua Unión Soviética y fue comprado a Ucrania, tiene una eslora de 300 metros  y ha sido reacondicionado para llevar aviones de avanzada tecnología y cohetes antimisiles. La actual disputa se suma a las tensiones que cada cierto tiempo embargan la atención mundial por cuenta de los desafíos y ensayos militares del régimen hereditario de  Corea del Norte, sobre el cual tienen posturas antagónicas Japón y China. Hasta el momento la tensión en la región no pasa de escarceos para observar el movimiento de unos y otros, como de medir su capacidad de reacción, al tiempo que se observa hasta dónde llega el apoyo popular en cada país, todos muy sensibles por la defensa de sus territorios, sus aguas e intereses. En cualquier caso los observadores internacionales temen que por cuenta de la proyección marítima de China, sus vecinos deriven en una carrera armamentista. Como anotan los cronistas la triple disputa entre estas naciones de Asía por el archipiélago de las islas Senkaku-Diaoyu, que están deshabitadas, tiene que ver con su importancia geoestratégica y por cuanto albergan ricos recursos de pesca y bajo sus aguas se encuentran abundantes recursos petroleros. Las potencias en cuanto se refiere a las disputas territoriales o marítimas por territorios en los cuales se encuentran importantes reservas petroleras se esfuerzan por defender su domino, a sabiendas de que es un recurso no renovable y absolutamente decisivo para su  futuro. Por lo que las movilizaciones de civiles en lanchas, tropas en  barcos y las operaciones de las fuerzas aéreas tienen como objetivo sentar el precedente de que defienden lo suyo y están dispuestos a llegar más lejos dado el caso.