Tapabocas sigue vigente | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Febrero de 2022

* Urge clarificar el desmonte parcial de su uso

* Ojo al riesgo de desacelerar la vacunación

 

La próxima semana se cumplirán dos años del arranque en Colombia de la pandemia del covid-19. Los casos detectados en Cartagena y en Bogotá dieron inicio a la que ha sido, sin duda, la crisis sanitaria, social y económica más grave de las últimas décadas, al punto que ha cobrado 138 mil vidas dentro de un global de más de seis millones de contagios.

Tras dar por superado el cuarto pico de la pandemia, que tuvo a la variante ómicron como dominante, el Gobierno anunció el pasado miércoles la que se puede considerar como la noticia más importante a lo largo de la emergencia: en los municipios en donde más del 70% de la población ya tiene sus esquemas completos de vacunación se levanta el uso obligatorio del tapabocas en espacios abiertos y con amplia circulación del aire.

Debido a que el anuncio se dio en plena escalada terrorista por el ‘paro armado’ de la guerrilla del Eln así como -horas más tarde- el inicio del ataque militar de Rusia sobre Ucrania, la noticia sobre la flexibilización de la medida de bioseguridad más importante y permanente en dos años en Colombia quedó en una especie de segundo plano, una circunstancia que tiene prendidas las alarmas en muchas regiones por los efectos que un mal entendimiento de la misma pueda tener en materia de curva epidemiológica y, más aún, en la aplicación del Plan Nacional de Vacunación.

Por lo mismo, es necesario que el Gobierno, desde sus distintas esferas nacional, departamental y municipal, se encargue de que la población entienda de forma clara y contundente qué implica el levantamiento parcial del uso de las mascarillas.

En primer lugar, debe recalcarse que esta medida solo se puede aplicar en las poblaciones que tengan más del 70% de sus ciudadanos con el esquema completo de vacunación. Es decir, con las dos dosis o una sola, aunque esto solo aplica para el biológico Janssen. Si se revisa el listado del Ministerio de Salud no más de 450 municipios cumplen con este requisito. Entonces, no es una medida de alcance nacional ni general, como se alcanzó a entender en muchas partes del país en donde una creciente cantidad de personas empezaron de inmediato a dejar de usar las mascarillas en las calles y otros sitios abiertos.

De otro lado, sería conveniente que el Ministerio sea más específico en cuanto a qué significa un sitio abierto y aireado, cuáles son los espacios puntuales en donde se permitirá no portar el tapabocas y aquellos en los que se mantendrá la obligación del mismo. Dado que hay sanciones por infringir esta norma sanitaria, se requiere la mayor claridad al respecto, sobre todo en ámbitos laborales, sociales, deportivos, educativos y de ocio y transporte público.

Por igual, ya algunos alcaldes de municipios que circundan a grandes ciudades o hacen parte de áreas metropolitanas, han advertido que si bien sus respectivas poblaciones presentan índices de vacunación por debajo de 70%, ello se debe a que muchos de sus habitantes se inmunizaron en las capitales y en sitios cercanos a sus trabajos, más que en sus lugares de residencia. Urge establecer la realidad al respecto.

Por otra parte, hay que tener mucho cuidado en torno a que la flexibilización en el uso del tapabocas lleve a que las medidas de bioseguridad se relajen aún más o incluso terminen dejándose de lado. Ya en varios países europeos y de otras latitudes se levantaron los protocolos sanitarios y las nuevas cepas y variantes del covid-19 (como pasó con ómicron) volvieron a disparar la tasa de contagios, hospitalización e incluso muertes, obligando a reinstalar algunas de las restricciones. No se puede desconocer estas lecciones aprendidas.

Por último, debe dejarse claro a todos y cada uno de los colombianos: la pandemia no ha terminado y el riesgo de contagiarse, enfermar gravemente o incluso fallecer continúa latente. Tanto la Organización Mundial de la Salud como otras autoridades sanitarias continentales y nacionales así lo han advertido, más aún tratándose de un virus impredecible y con una alta mutabilidad de variantes y cepas.

Así las cosas, el llamado no solo es a mantener lo más posible la aplicación preventiva de los protocolos de bioseguridad, como el uso del tapabocas en espacios cerrados, el lavado de manos y el distanciamiento social, sino a esos millones de colombianos que todavía no se han inmunizado o tienen pendientes terminar el proceso. Sí, el Plan Nacional de Vacunación tiene una cobertura positiva, pero solo el 65% de los habitantes tiene ya sus esquemas completos y 26% la dosis de refuerzo. La ciudadanía no se puede confiar o creer que ya no es necesaria la inmunización porque se empezó a desmontar parcialmente la utilización de las mascarillas. Es un riesgo muy alto que nadie, por su propia vida y la de los demás, debe correr.