Vigencia del conservatismo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Octubre de 2012

La  situación de los partidos de orden en Hispanoamérica, desde hace varias décadas, posiblemente desde que se acabó la guerra  fría y se impuso en varios países el neoliberalismo salvaje, ha sido precaria y negativa para los  partidos conservadores. Por diversos factores, así como por gravísimos errores en la conducción política van desapareciendo, unas veces por la falta de rotación de sus dirigentes y cuadros, otras, por inadaptación a la modalidad de la política urbana. En Colombia, Álvaro Gómez, con sus planteamientos sobre el desarrollismo y sus políticas de cambio, como la reforma en el Congreso que permite la elección popular de alcaldes, sus iniciativas de reformas institucionales, como la creación de la Fiscalía General, así como  de otras instituciones y el impulso del Plan Nacional de Desarrollo, logra que las ideas conservadoras pasen a la vanguardia de la política nacional. Cuando les cortan las alas a los constituyentes para ser candidatos se retira de la política activa a la diplomacia

El dirigente conservador regresa años después al país y encuentra que muchas de sus iniciativas en la Constituyente se habían deformado y que el Plan Nacional de Desarrollo era una simple enumeración de gastos, que no tenía en cuenta su sueño de desarrollar la periferia de nuestro territorio con la finalidad de derrotar el atraso y la violencia. Su lucha denodada contra el Régimen, que consideraba la peor plaga que afectaba la posibilidad de hacer una política limpia que atrajera a los mejores para impulsar a Colombia al progreso, y combatir la inequidad  social, suscita el apoyo de los colombianos de bien, que están por la recuperación del orden y establecer el imperio de la ley en todo el territorio nacional El magnicidio que le arrebata la vida en uno de los momentos estelares de su carrera política, cuando lo animaba en exclusiva el deseo de servir a la Patria, es una de las más grandes frustraciones del Partido Conservador a lo largo de su historia. El Partido Conservador no supo aprovechar las políticas de cambio que le propuso al país, sigue entonces la contienda  colosal  para combatir el Régimen y capitanear el cambio  político y social.

Por entonces, Andrés Pastrana, quien había alcanzado antes la Alcaldía Mayor de Bogotá en buena  lid y en la primera justa en elecciones libres por ese cargo, se lanza en una formidable campaña por la Presidencia de la República con el apoyo de fuerzas independientes, un movimiento propio y la consagración de su candidatura por cuenta del Partido Conservador. El triunfo de Andrés Pastrana, mostró el potencial que tenía lo conservado, principalmente entre los sectores de la clase media, la mujer, los jóvenes y la masa de las ciudades. Se afianzó más con su proyecto de paz, de conseguir un acuerdo negociado con la subversión, que le atrajo no solamente el apoyo de los colombianos, sino del gobierno de Estados Unidos y su presidente Bill Clinton, lo mismo que el respaldo de Europa, en particular de España, con el  presidente  José María Aznar. Pastrana no negocia a ciegas como se afirma por cuenta de elementos desinformados o de mala fe. El Gobierno consigue sin negociar su soberanía el apoyo de los Estados Unidos al Plan Colombia, sin el cual no habría sido posible combatir la subversión, que se favorecía por la debilidad oficial heredada en materia aérea y en armas convencionales, puesto que los Estados Unidos no le vendían armas a Colombia. En su política con  Washington se ganó el apoyo de republicanos y demócratas del Congreso norteamericano. Lo que llevó a modernizar las Fuerzas Armadas, en especial la Fuerza Aérea. A partir de entonces la FAC combate desde el aire con ventaja sobre  los subversivos que, en general, van siendo empujados a las selvas, debilitados para el ataque a ciudades. Lo que facilita la lucha del gobierno de Álvaro Uribe y el actual, que le han dado golpes formidable a los cabecillas de las Farc y sus campamentos.

Por falta de una política de cambio y de atender los grandes desafíos de la política moderna en las ciudades, como del desarrollo colombiano, no pudo el Partido Conservador capitalizar esa experiencias de ambos conductores, pareciera el momento apropiado para que el conservatismo replantee su política y se renueve políticamente con proyecto humanista para el crecimiento urbano y otro rural, para desarrollar la periferia del país.