Vulnerabilidad financiera | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Agosto de 2012

* Se desacelera comercio mundial

** Buenos y malos negocios

 

La situación económica de Colombia, abierta a la libertad de movimiento de capitales, queda sujeta a la cambiante situación política internacional. Los tiempos en los que figuramos por décadas como país monoproductor de café, en los cuales el valor del dólar se podía modificar de un día para otro por decisión del Gobierno y a conveniencia gremial, han cambiado, hoy nos rige la libertad de capitales. Por la acumulación de recursos con los que cuentan los fondos financieros internacionales y algunos magnates que actúan solidarios para especular en distintos países, la falta de regulación ha dado orígenes a crisis como la de Estados Unidos, lo mismo que en buena parte la que se vive actualmente en la zona euro. Pese a que el euro se consagró en la UE, con la idea de impedir que los especuladores internacionales pusieran en jaque las monedas más débiles como lo hicieron en los años noventa con la lira, la peseta, la libra irlandesa, cuyos bancos centrales resultaron impotentes para frenar la especulación. Quizá la más famosa de las jugadas especulativas la capitaneó George Soros, quien, convirtió 10.000 mil millones de libras esterlinas de la época en moneda alemana, lo que forzó a Inglaterra a devaluar. Y así obtuvo Soros enormes ganancias. Un país como Colombia no está exento de recibir capitales especulativos, que afectan la moneda de las más revaluadas del mundo.

Lo curioso de la especulación de Soros es que al comparar las ganancias que obtuvo en ese momento, de unos 1.000 millones de dólares, en cierta forma, los inversionistas mineros en Colombia según las estadísticas consiguen anualmente jugosas utilidades sin mayor riesgo ni apostar a la ruleta rusa. Los datos al respecto son claros, en el 2011 tuvimos inversiones de US$ 13.297 millones, que dejaron utilidades por US$ 10.566 millones, lo que muestra que de alguna manera no es muy brillante el negocio colombiano, puesto que es mucho más lo que sale al exterior que lo que le queda al país. Sin contar el desangre que constituye para la riqueza nacional la multimillonaria evasión de impuestos de los mineros ilegales, que se expanden por el territorio y engordan los recursos de los alzados en armas y grupos ilegales.

Es por esa razón que la contralora general de la República, Sandra Morelli, señala las inequidades y visos de ilegalidad que existen en cuanto a la pretendida prórroga del contrato de Cerro Matoso, lo que se constituye en campanazo de alerta para el sector, pues casos como éste que se ventiló en el Congreso son repetitivos. Lo mismo se debe conseguir en materia social y de infraestructura de las zonas periféricas en las cuales se explotan nuestros minerales para que se beneficien más de las regalías, en cuanto a su calidad de vida, pues son las que muestran los peores indicadores de atraso y frustración.

Así como el Banco Central y el Gobierno tienen diversos motivos para esperar que las exportaciones de crudo y de otros minerales estratégicos se mantengan, al mismo tiempo, deben sopesar los efectos de una eventual devaluación, en cuanto afecta los ahorros del público, el valor de las propiedades, la deuda del Gobierno y la privada en el exterior y otros rubros decisivos. Y aun siendo necesaria, lo peor sería una devaluación anunciada. No siempre lo mejor es guardar recursos en el exterior, siendo una medida positiva en algunos casos; el mejor negocio sería haber sembrado los recursos del petróleo en el país, principalmente en obras de infraestructura y educación, que es donde presentamos el mayor atraso, factores negativos que agudizan la violencia. Esas obras que se dejan inconclusas o no se hacen por años, hoy cuestan muchísimo más.

La independencia del Banco de la República ha sido positiva en cuanto a lograr medidas concordantes con el Gobierno, dado que la Junta del Emisor la preside el ministro de Hacienda. Y los informes más recientes del Banco muestran un comportamiento positivo de la economía, con una deuda externa total en abril de US$ 78.591, el 20% del PIB; si bien se sienten los efectos nocivos de la crisis del euro, como la desaceleración de la economía de las grandes potencias. Y se constata que a tres meses de la entrada en vigencia del TLC nuestras exportaciones no repuntan, y, como en el caso de Canadá, retroceden. Es de esperar que las exportaciones reaccionen y se pruebe en la práctica que somos competitivos en algunos rubros industriales, lo que depende en gran medida de la tecnología de punta de nuestras empresas. La situación de país de progreso desigual, azotado por la violencia y de nuevo primordialmente minero, obliga al Gobierno como lo entiende el presidente Juan Manuel Santos a poner en marcha las locomotoras del desarrollo o sufrir terribles consecuencias.