Mucha preocupación dejó el nivel de la Selección Colombia en los últimos cuatro partidos de la eliminatoria mundialista y, aunque la situación todavía no se torna caótica, sí requiere de atención, de buscar correctivos y aplicarlos.
El representativo nacional se mantiene dentro del grupo de seis clasificados directos a la cita en 2026 en México, Canadá y Estados Unidos, pero no tiene garantizado el tiquete y en el peor de los casos podría tener que ir al repechaje.
Hasta ahora, en parte, el onceno patrio, dirigido por Néstor Lorenzo, no ha caído más bajo por obra y gracia de los pobres resultados de sus rivales directos.
Un equipo que aspira a clasificar sin apuros no puede darse el lujo de cosechar únicamente tres de 12 puntos posibles.
Ahora, hay partidos que se pierden a pesar de que se juega bien, pero ese no es el caso de Colombia.
Además, se vienen cometiendo errores garrafales en defensa, se peca por desatención, por exceso de confianza y, en el caso de la definición, por ansiedad.
El onceno de Lorenzo, hasta la Copa América de Estados Unidos, era el mejor del mundo, con un admirable trabajo defensivo y ofensivo, lo que lo convertía en un equipo equilibrado.
Allí perdió el invicto frente a Argentina, pero lo mantuvo en las eliminatorias hasta que viajó a El Alto, en Bolivia, en donde empezó el desbarajuste.
La para que viene en el clasificatorio antes de disputarse las seis fechas que quedan (18 puntos), debe ser aprovechada por Lorenzo, Amaranto Perea y el resto del cuerpo técnico para analizar en dónde están las fallas y buscar los correctivos y alternativas.
EL NUEVO SIGLO presenta cinco razones del bajonazo del combinado patrio en la eliminatoria mundialista:
- Fallas en defensa. La zaga era una de las zonas que habían generado dudas desde el inicio de la era Lorenzo, pero se había logrado aplicar algunos correctivos, sumados al gran trabajo del golero Camilo Vargas. Sin embargo, frente a Bolivia, Uruguay y Ecuador se cometieron errores graves y Lorenzo optó por darles confianza a algunos jugadores, cuando pudo haber ensayado variantes.
Dávinson Sánchez, destacado como el mejor defensor de la Liga turca y bajo la mirada del Real Madrid para reforzarse, en la Selección estuvo lejos de su mejor nivel, con salidas a zonas en donde quedaba a medio camino y era fácilmente superado.
Pero los yerros no fueron únicamente de Sánchez: Jhon Lucumí tampoco estuvo en su mejor nivel y es ahí donde surge la pregunta: ¿Por qué no utilizó a Carlos Cuesta o Yerry Mina?
Los laterales también tuvieron que ver con el bajonazo, por desatenciones o por apresurados, sumado a que Daniel Muñoz, tras la lesión con el Crystal Palace, no volvió en su mejor nivel y su aporte en defensa y en ataque fue muy pobre.
A Lorenzo le quedan dos caminos: prenderles velas a todos los santos o buscar variantes, sin olvidar que las lesiones también han aportado su cuota al descenso en la producción defensiva.
- Bajo rendimiento. También coincide con este bajonazo el descenso en el rendimiento de jugadores que habían sido claves en el funcionamiento de la Selección o la ausencia de otros.
Richard Ríos y Jhon Arias, después de la Copa América no han aportado lo que de ellos se esperaba en defensa y en ataque.
Arias era el respaldo de James Rodríguez y de Muñoz o Santiago Arias y Ríos el socio del ‘10’, pero la merma en su producción, así como la ausencia de Jéfferson Lerma, incidieron en la solidez defensiva.
Además, se perdió el aporte Lerma en ataque, bien sea pisando el área rival o en el juego aéreo.
- Dependencia. No es nuevo, pero en los últimos partidos de la eliminatoria ha sido más notoria la dependencia de James Rodríguez. Mientras el ‘10’ estuvo bien físicamente, la Selección tuvo ideas, generó opciones de gol en jugadas y con balón detenido.
Ya para las últimas fechas de la eliminatoria, James llegó falto de ritmo, sumado a los rumores de que estaba ‘tocado’ y su situación se notó.
Juan Fernando Quintero aportó un gol, pero no le da la claridad suficiente al equipo ni el liderazgo, confianza y ascendencia que aporta James.
- Desperdicio. Lejos del debate de si Colombia viene jugando bien, regular o mal, hay otro factor que ha incido en la caída en la consecución de resultados y es la cantidad de aproximaciones a gol desperdiciadas.
En El Alto, Colombia tuvo la oportunidad de adelantarse en el marcador o igualarlo, pero la mala puntería o el precipitarse en la definición, jugaron al favor del rival. Lo mismo ocurrió frente a Uruguay, con diferente protagonista, y se repitió contra Ecuador. Hay que trabajar a los delanteros para que se atemperen.
A ello hay que agregar que con la Selección Luis Díaz no es el mismo del Liverpool, que los rivales lo escalonan y él insiste en encarar antes que jugar a un toque.
- ¿La idea de juego? Algo que se le alababa a la Selección Colombia era que tenía una idea clara de juego, pero en los últimos partidos se perdió y eso pasa por factores como el bajo rendimiento de algunos jugadores, la falta de ritmo de James y hasta falta de actitud. Los jugadores deben saber que todavía no han ganado la clasificación y que cada partido deben encararlo como si fuera una final.
Está en Lorenzo y en los jugadores que cite para la doble jornada en marzo salir de este bache y asegurar la clasificación al Mundial de 2026.