Una deslumbrante voz poética, íntima y colectiva, sólida y poderosa, en la estela del compromiso social y poético de Gabriel Celaya. Así describió el jurado del VI Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya la obra de Luisa Villa, colombiana galardonada por la Diputación Floral de Gipuzkoa, País Vasco.
Su poemario “Hijas de las perras negras” fue galardonado por ser un “desgarrador libro de denuncia social y racial, escrito entre la visceralidad y el dominio prodigioso de las imágenes y del verso”.
La joven de 44 años nació en El Copey (Cesar) y se crio en un barrio en el suroccidente de Barranquilla llamado La Esmeralda. “Esos dos lugares han sido fundamentales para aprender esa conciencia política y social”, dijo.
Se impuso entre unos 600 textos presentados al certamen. La colombiana consiguió obtener esta condecoración por haber demostrado “dominar con maestría tanto el verso como las imágenes, además de ofrecer un trabajo gestado con visceralidad”.
“Hijas de las perras negras”, dice el fallo específicamente, resulta “desgarrador” al erigirse, mediante una voz poética que resulta “deslumbrante”, como un libro orientado a la denuncia racial y social al no pasar por alto a la negritud, la inmigración, los ancestros africanos ni la esclavitud. Para el tribunal, hay en esta obra una elaboración poética “muy carnal y viva”, capaz de abordar con potencia y profundidad cuestiones como la identidad, el poder de superación, el dolor y la belleza.
En palabras de Luisa, “el libro son miles de preguntas que llevan mi desespero porque no se anulen las historias, las vidas y las memorias campesinas, indígenas y negras. Especialmente de las mujeres. Ese libro habla de toda una experiencia comunitaria profundamente femenina”.
Por el vallenato
Desde niña quiso dar un mensaje de justicia y reparación a través de su pluma. Cuenta que su acercamiento poético está ligado con el vallenato tradicional, porque viene de una familia de músicos del Caribe colombiano.
“Mi papá es un compositor vallenato, entonces tuve una niñez muy influenciada por ese género. Recuerdo que mi papá Abel Antonio y mis tíos escuchaban y cantaban esos vallenatos que relataban el contexto y la realidad del momento, eso para mí fue como el primer acercamiento a la literatura. Incluso, de niña me interesaba mucho la música, es decir, quería componer canciones, quería ser cantante, pero también me gustaba mucho la escritura, porque más allá de alimentar la oralidad, se puede dar un mensaje a la comunidad sobre la memoria, la justicia, la reparación".
Para Villa, el libro ha sido un proceso de vida: “Desde que comencé a tener conciencia de mi género, mi raza, mi clase. Desde que comencé a tener conciencia social, comencé a escribir. Todos mis libros hablan de ese camino por querer encontrar la justicia y la reparación”.
En esa misma línea se expresa el jurado, cuando describe la obra de Villa como: “La idea de la superación y de la identidad son algunas de las muestras de una poesía muy viva, muy carnal, de cuerpo a cuerpo”.
Primeras líneas
Recuerda que cuando terminó el bachillerato ya había leído muchos libros de literatura, tanto de escritores nacionales como del exterior, y ese ejercicio le dieron las herramientas para comenzar a plasmar en las hojas que le quedaban de los cuadernos sus primeras composiciones poéticas.
“Para mí la experiencia con la literatura no comienza cuando uno coge un lápiz, sino cuando se empiezan a percibir la oralidad, el contexto y la realidad. Por ejemplo, mi obra está llena de esas experiencias en las comunidades, lo que yo he visto y he vivido en mi barrio, con mi gente”, destaca.
En sus poemarios sobresalen mensajes de conciencia social que con el tiempo fue fortaleciendo y transformándose en una conciencia de género, de raza y de oportunidades.
Este premio, de carácter bienal, creado por la Diputación de la provincia española de Gipuzkoa (País Vasco, norte), premia obras escritas en lengua castellana, originales e inéditas.
Se distingue a personas que trabajan, cuidan y difunden las distintas manifestaciones culturales y artísticas desde la creación y busca promover la continuación de sus trabajos.
El camino hacia el premio comenzó por una convocatoria que vio en redes sociales, en la que invitaban a escritores con temas de justicia social y memoria, con lo cual configuraban la línea poética de Gabriel Celaya.
Para ella, su poema es un diálogo, una reflexión sobre la realidad nacional y mundial, la cual está “muy infectada por el racismo, la discriminación. He visto como los indígenas de alguna manera son rechazados, eso es lo que me motiva a seguir escribiendo, porque eso debe cambiar”, refiere la escritora.
Su trayectoria arrancó desde que estaba en el colegio. Sin embargo, en el 2020 publicó un compendio de poemas llamado “Dios fue mejor cuando era tigre”, bajo las editoriales Morgana (México) y Baraja Gráfica (Colombia). También ha sido incluida en varias antologías poéticas, como “Antología de poetas colombianas: Luz al vórtice de las palabras” (2022), “Antología yo vengo a ofrecer mi poema” (2021). Así mismo, ha sido curadora de la plaqueta “Siete autoras colombianas” (2019) y “Primera antología bilingüe (español- italiano) hispanoamericana de Landais” (2014).
Ha estado en diversos escenarios culturales, como la Feria del Libro de Barranquilla en 2019 y en el Festival Internacional de Artes de Chihuahua (México) en 2015. Actualmente experimenta con el video, la instalación y el performance, y trabaja en proyectos de memoria en la región Caribe colombiana, por la dignificación de los afrodescendientes, la visibilización de sus territorios, historias y culturas.
“Hijas de las perras negras” será publicado en España y presentado en Donostia, País Vasco, el 21 de marzo de este año, fecha en la que también le será entregado el premio. A partir de entonces, el libro se podrá conseguir en librerías.
Perfil
Estudió Artes Plásticas en la Escuela Distrital de Artes de Barranquilla, es licenciada en Artes Visuales de la Universidad Pedagógica Nacional. Adelantó estudios en Licenciatura en Español y Lenguas Extranjeras en la Universidad Pedagógica Nacional.
La autora ha sido invitada a diferentes encuentros, exposiciones y ponencias internacionales en Cuba, El Salvador, México e Italia. Es además ganadora de la Residencia Artística Colombia-México, Fonca (2015) con el proyecto de creación “El reencuentro de las Hijas de Coatlicue y las Hijas de Yemayá”, entre otros reconocimientos. Fue curadora de las revistas “El humo” y “Ablusionistas” (México). Perteneció al proyecto "Mujeres Negras Narran su Territorio", del Ministerio de Cultura de Colombia.