Advenimiento de un nuevo orden mundial confirman Rusia y China | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 30 de Marzo de 2022
Redacción internacional con AFP

NO solo la amistad ruso-china se mantiene firme “como una roca” sino que en su visión de un nuevo orden mundial confirma que están gestando un eje geopolítico de amplio espectro y gran influencia.

Así lo develó el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, durante su primera visita a China desde la “ofensiva especial” que su país realiza en Ucrania.

Lavrov obtuvo de su aliado chino, Wang Yi, una reafirmación de la amistad "ilimitada" de ambos países frente a Estados Unidos en el proyecto de construir un nuevo orden mundial, que parte precisamente de un reajuste a la seguridad europea, la que fue su argumento para la invasión.

Ante la resistencia ucraniana y la unidad de las democracias occidentales, que le impusieron sanciones sin precedentes, Rusia se apoya en la potencia china para escapar del aislamiento económico total. Y, de allí, que precisamente Pekín haya ejercido una ‘mediación’ tan discreta como conveniente ya que ha rechazado condenar la ‘invasión’ pero ha insistido en la defensa de la soberanía e integridad territorial.

En este contexto, Lavrov aprovechó ayer su encuentro bilateral en el este de China con su homólogo Wang Yi para anunciar el advenimiento de un nuevo orden mundial, soñado por ambos países.

"Estoy convencido de que al final de esta etapa la situación internacional será mucho más clara, y que nosotros, juntos con ustedes y con nuestros partidarios, avanzaremos hacia un orden mundial multipolar, justo, democrático", dijo el jefe de la diplomacia rusa a su par chino.

Por su parte, Wang reconoció que la situación internacional "ha entrado en un periodo de turbulencia y cambio" y ha hecho hincapié en que el mundo atraviesa "cambios profundos no vistos en un siglo", según un comunicado el Ministerio de Exteriores chino.

En este sentido reseñó que Pekín "siempre ha apoyado que el mundo vaya hacia la multipolaridad y la democratización de las relaciones internacionales" y ha añadido que "siempre ha estado en el lado correcto de la historia".

Wang incidió en que "el problema de Ucrania tiene una historia y unos orígenes complejos" y ha defendido que "no es sólo el estallido de una acumulación a largo plazo de conflictos de seguridad en Europa, sino resultado de una mentalidad de Guerra Fría y confrontación de grupo".

Por ello, defendió que Rusia y Ucrania continúen las conversaciones de paz "pese a las dificultades" y ha pedido "aprender las lecciones de la crisis" a partir de "principios sobre respeto mutuo e indivisibilidad de la seguridad".

"Las relaciones sino-rusas resistieron bien el desafío del cambio de la situación internacional", le respondió Wang Yi, según declaraciones divulgadas por su ministerio.

En un comunicado difundido por el gobierno ruso, los dos países anunciaron que "continuarán profundizando la coordinación en política exterior" y "ampliando la acción conjunta", pero sin anunciar medidas concretas de apoyo de China a Rusia.

 "Oposición a la hegemonía"

Las potencias occidentales advirtieron a Pekín que no apoye al régimen del presidente Vladimir Putin de ninguna manera que permita a Rusia suavizar el impacto de las sanciones.

Las empresas chinas han sido cautelosas en sus intercambios comerciales con Rusia por temor a verse afectadas por las sanciones.

Lavrov tuvo entonces que conformarse con una reafirmación del carácter ilimitado de la amistad entre ambos países frente al rival común, Estados Unidos.


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"La cooperación chino-rusa no tiene límites. Nuestra búsqueda de la paz es ilimitada, nuestra defensa de la seguridad es ilimitada, nuestra oposición a la hegemonía es ilimitada", enumeró un portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin, consultado sobre la visita del ministro ruso.

A comienzos de marzo, Wang Yi alabó lo que llamó una amistad "sólida como una roca" con Moscú, y defendió las preocupaciones "razonables" de Rusia en materia de seguridad. 

Unas semanas antes de que comenzara la guerra en Ucrania, Putin fue recibido calurosamente por su homólogo chino, Xi Jinping, en Pekín. Ambos celebraron una amistad "sin límites" y denunciaron la "expansión" de la OTAN.

Y, recientemente, el presidente Jinping reconoció que la situación es "preocupante" y dijo que Pekín juega "un rol constructivo" en los esfuerzos por lograr un acuerdo de paz. Así, recientemente trasladó al primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, la necesidad de que la comunidad internacional "cree las condiciones para un acuerdo".

Afganistán en la agenda  

Lavrov llegó a Tunxi (este) para participar en una reunión de dos días de siete países vecinos de Afganistán (Rusia, China, Pakistán, Irán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán).

También está previsto que acuda la cita el jefe diplomático del régimen talibán de Kabul, Amir Khan Muttaqi, según la agencia de prensa oficial china Xinhua.

En paralelo debe celebrarse una reunión de un "mecanismo de consulta" sobre Afganistán con la participación de diplomáticos de China, Rusia, Pakistán, pero también Estados Unidos.

Según un portavoz del Departamento de Estado estadounidense, está previsto que el representante especial de Washington para Afganistán, Tom West, asista a la reunión.

Estos encuentros ocurren una semana después de una visita del ministro de Relaciones Exteriores chino a Kabul, la primera desde la toma del poder de los talibanes en agosto pasado.

China comparte con Afganistán una pequeña frontera montañosa de 76 kilómetros a gran altitud.

Pekín teme que su vecino se convierta en una base en la retaguardia para los separatistas e islamistas de la etnia uigur, mayoritaria en la vasta región fronteriza de Xinjiang.

Con lo que está ocurriendo en Ucrania y la renovada alianza sino-rusa puede deducirse que la ‘ofensiva especial’ que hace más de un mes emprendió el Kremlin es un paso más en desarrollo de un proyecto, gestado décadas atrás, para precisamente cambiar el orden mundial, levantando un nuevo eje geopolítico en Euroasia. El mismo se completaría con otro gigante regional, India, que hasta el momento se ha mantenido ‘al margen’ en las condenas globales a la guerra.