Esta semana se cumplieron 15 años del ascenso al poder de Angela Merkel, una física nacida en Hamburgo en 1954, que entró en política después de la caída del Muro de Berlín y que al ascender al cargo de presidenta del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU) se convirtió en la primera canciller de Alemania y una de las principales figuras de la Unión Europea, luego de las elecciones nacionales de 2005.
En sus inicios en la política Merkel fue nombrada para el gabinete de Helmut Kohl como ministra de la mujer y la juventud, y más tarde se desempeñó como ministra de medio ambiente y seguridad nuclear. Tras la derrota de Kohl en las elecciones generales de 1998, fue nombrada secretaria general de la CDU y en 2000, fue elegida líder del partido, pero perdió la candidatura de la CDU a canciller ante Edmund Stoiber en 2002.
En las elecciones de 2005, Merkel derrotó por poco al canciller Gerhard Schröder, ganando por solo tres escaños, y después de que la CDU acordara un acuerdo de coalición con los socialdemócratas (SPD), fue declarada la primera canciller de Alemania desde que el país se convirtió en un estado-nación moderno en 1871.
Merkel también es la primera ex ciudadana de la República Democrática Alemana en dirigir a la reunificada nación y consiguió ser reelegida en tres ocasiones. La canciller fue reelegida para un cuarto mandato en septiembre de 2017, con lo que logró encabezar la lista de Forbes de las mujeres más poderosas del mundo por séptimo año consecutivo.
En octubre de 2018, Merkel anunció que planeaba retirarse como presidenta de la CDU a finales de año y que no se postularía para la reelección como canciller en septiembre del 2021. Posteriormente, Annegret Kramp-Karrenbauer asumió el liderazgo de la CDU, una medida considerada como un respaldo al legado de Merkel, pero tras la sorpresiva renuncia de Kramp-Karrenbauer en febrero de 2020, el panorama del partido se ha empañado un poco tras la salida de la líder.
La carrera por reemplazar a Merkel tiene al abogado Friedrich Merz como aspirante destacado, según un nuevo sondeo que sitúa al alza al diputado Norbert Roettgen.
Merz, confeso enemigo de Merkel y con propuestas más conservadoras a las de la actual canciller, figura con una popularidad del 27% en una encuesta.
Aspira a volver a la primera línea política por la puerta grande después de una etapa a principios de siglo en la que lideró la CDU en la Cámara Baja del Parlamento. Ya lo intentó en 2019, aunque entonces se vio superado por Kramp-Karrenbauer.
Enfrente tendrá por ahora a dos rivales, entre los que figura Roettgen, un antiguo ministro experto en política exterior que ha escalado hasta la segunda plaza en el sondeo publicado el viernes, con una intención de voto del 16%. Un punto por detrás se sitúa Armin Laschet, jefe del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia.
Sin embargo, un 21% de los entrevistados reconocen que no quiere a ninguno de los tres candidatos. La decisión la tomarán 1.001 delegados de la CDU, en un congreso previsto para el 16 de enero y que ha sido aplazado en dos ocasiones por la pandemia de coronavirus.
Carrera política
En 1989, Merkel se unió al recién fundado Despertar Democrático y en febrero de 1990 se convirtió en portavoz de prensa del partido. Ese mes, el partido se unió a la Alianza por Alemania, una coalición con la Unión Social Alemana (DSU) y la CDU. Tras la victoria del grupo del que su movimiento hacía parte, Merkel se convirtió en portavoz adjunta del gobierno de Lothar de Maizière y e incorporó a la CDU en agosto de 1990.
En la primera elección posterior a la unificación, en diciembre de 1990, Merkel ganó un escaño en el Bundestag (cámara baja del parlamento). En ese momento, su buen desempeño en el gabinete le valió el sobrenombre “La niña de Kohl” y al poco tiempo fue elegida vicepresidenta del partido.
A fines de 1999, un escándalo financiero golpeó a la CDU y Kohl estuvo implicado en la aceptación y el uso de contribuciones ilegales a campañas. En una carta abierta publicada el 22 de diciembre, Merkel, la ex protegida de Kohl, pidió al partido que comenzara de nuevo sin su presidente honorario. Su postura aumentó enormemente su visibilidad y popularidad entre el público alemán, aunque molestó a los leales a Kohl.
El 10 de abril de 2000, Merkel fue elegida presidenta de la CDU, convirtiéndose en la primera mujer y la primera no católica en liderar el partido. Como líder del partido, Merkel enfrentó los efectos persistentes del escándalo financiero y un partido dividido. Aunque Merkel esperaba presentarse como candidata a canciller en las elecciones de 2002, la mayoría de su partido expresó su preferencia por Edmund Stoiber de la Unión Social Cristiana (USC), el partido hermano de Baviera.
Finalmente, el 22 de noviembre de 2005, y tras una convocatoria anticipada de elecciones, Merkel asumió el cargo de canciller, convirtiéndose, a los 51 años, en la persona más joven hasta la fecha en ocupar el cargo.
- Para leer: Dos plumas famosas que se fueron
Logros
El segundo mandato de Merkel se caracterizó en gran medida por su papel personal en la respuesta a la crisis de deuda de la zona euro. Junto con el presidente francés Nicolas Sarkozy, Merkel defendió la austeridad como el camino hacia la recuperación de las economías dañadas de Europa y su éxito más visible fue la entrada en vigor en enero de 2013 de un pacto fiscal que obligaba a los gobiernos signatarios a operar dentro de parámetros específicos de presupuesto equilibrado.
La difícil economía europea siguió cobrando importancia cuando Merkel entró en su tercer mandato (la perspectiva de una salida griega de la zona euro era una preocupación recurrente), pero pronto se vio eclipsada por un par de desafíos de seguridad en las fronteras de la Unión Europea (UE).
Un movimiento de protesta prooccidental en Ucrania expulsó al primer ministro pro-ruso, Viktor Yanukovych, en febrero de 2014, y Rusia respondió anexando por la fuerza la república autónoma ucraniana de Crimea.
En ese momento Merkel se unió a otros líderes occidentales para acusar a Rusia de fomentar directamente el conflicto y encabezó los esfuerzos de la UE para promulgar sanciones contra Rusia y participó en numerosas discusiones multipartidistas en un esfuerzo por restaurar la paz en la región.
Merkel también se enfrentó a la crisis de refugiados más grave de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, cuando cientos de miles de migrantes que huían de los conflictos en Siria, Afganistán y otros lugares acudieron a la UE. Aunque sostuvo que Alemania mantendría sus fronteras abiertas ante la emergencia humanitaria, Merkel suspendió temporalmente el Acuerdo de Schengen y reintrodujo los controles fronterizos con Austria en septiembre de 2015.
Más de un millón de migrantes ingresaron a Alemania en 2015 lo que generó reacciones violentas contra ellos y protestas callejeras que han exacerbado el populismo y xenofobia.
Merkel ha sabido de esta manera superar las divisiones que han amenazado su gobierno, sin embargo, después de 15 años de negociones ha decidido retirarse, pero no cabe duda de que en los meses que le quedan en el poder logrará consolidar su importante legado.