El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, se reunirá la próxima semana con el presidente de Argentina, Javier Milei, y el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en un viaje a estos dos países que le permitirá estrechar lazos con dos líderes independientes.
Será la primera visita en años de un secretario de Estado a estos dos países, algo sorprendente si se tiene en cuenta que Brasil es la mayor economía regional y Argentina la tercera.
En el caso brasileño tiene una explicación: el país estuvo dirigido hasta el comienzo de 2023 por el ultraderechista Jair Bolsonaro, muy cercano al expresidente republicano Donald Trump.
La llegada de Lula al poder ha dado un giro a la relación bilateral, mucho más cercana en la lucha contra el cambio climático, los derechos de los trabajadores y la defensa de la democracia.
Unos temas que volverá a tratar en Rio de Janeiro, que albergará la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G20 el 21 y el 22 de febrero.
En ese encuentro, Blinken tratará de implicar a los líderes mundiales en "aumentar la paz y la estabilidad, promover la inclusión social, reducir la desigualdad, acabar con el hambre, contrarrestar la crisis climática, promover la transición hacia una energía limpia y el desarrollo sostenible, y hacer más eficaz la gobernanza mundial", informó el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, en un comunicado.
En Brasilia, Blinken se reunirá con Lula para abordar "asuntos bilaterales y globales", añadió.
En algunos temas internacionales importantes para Washington, como la guerra en Ucrania y la crisis política en Venezuela, cada uno va por su lado.
Haciendo gala de su vena independiente, Lula ha marcado distancias con el presidente demócrata Joe Biden en su intento de aislar a Rusia después de que invadiera a Ucrania hace casi dos años.
Bruna Santos, directora del Instituto Brasil del Wilson Center, un centro de reflexión, estima que el gobierno de Biden es consciente de que "pueden ser buenos amigos, aliados a veces", pero no siempre.
Lula acusa a Occidente de cargar con cierta responsabilidad en la guerra de Ucrania y no ha dudado en prometer al presidente ruso, Vladimir Putin, bajo orden de arresto de la Corte Penal Internacional, que estaría seguro si visita Rio para la cumbre del G20 en noviembre, antes de dar marcha atrás.
Según Bruna Santos, Washington lo entiende en el caso de Ucrania, pero le desconcierta el silencio de Brasil sobre Venezuela, cuyo mandatario Nicolás Maduro ha multiplicado las detenciones de activistas y se resiste a permitir que algunos opositores se presenten a las elecciones presidenciales esperadas para este año. Sobre todo María Corina Machado, que podría hacerle sombra tras arrasar en las primarias de la oposición.
Parada en Argentina
Durante el viaje, del 20 al 23 de febrero, el jefe de la diplomacia estadounidense hará un alto en Buenos Aires para tratar con Milei "temas bilaterales y globales, como el crecimiento económico sostenible (...) los derechos humanos y gobernanza democrática, los minerales críticos y la mejora del comercio y la inversión", informa el comunicado.
Aunque no llegó a reunirse con Biden, Milei obtuvo un fuerte respaldo de Washington a finales de 2023, sobre todo en el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que el país mantiene un programa crediticio por 44.000 millones de dólares.
En contraste con Lula, Blinken sintoniza con Milei en algunos temas de política exterior.
Y es que el dirigente ultraliberal se ha marcado dos metas: afianzar la relación con Washington e Israel y distanciarse de China, muy influyente en la región, y de los países con gobiernos de izquierda, incluida Venezuela.
Milei visitó Israel este mes y prometió trasladar la embajada de Argentina a Jerusalén.
Pero cuando faltan menos de nueve meses para elecciones presidenciales en Estados Unidos, las coincidencias podrían terminar ahí.
Después de reunirse con Blinken, Milei pondrá rumbo a Estados Unidos para asistir a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) cerca de Washington, confirmó este viernes en su página web esta convención ultraconservadora.
Pronunciará un discurso poco después de Donald Trump, el favorito para la nominación presidencial republicana, por quien el dirigente argentino siente predilección y con el que se le ha llegado a comparar en más de una ocasión.