‘Bongbong’, el retorno al poder filipino de la familia Marcos | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 7 de Mayo de 2022
Redacción internacional con AFP

"EL poder engendra poder. Cuanto más están en el poder, más poder acumulan y más poderosos se vuelven". Ese generalizado concepto global lo retoma Julio Teehankee, profesor en la Universidad de La Salle en Manila, para explicar por qué se da por descontado que Ferdinand “Bongbong” Marcos, el único hijo varón del homónimo fallecido dictador de Filipinas se convierta mañana en presidente.

Seis años después de que perdiera en ajustada votación la elección como vicepresidente con la abogada opositora Leni Robredo, el hijo del fallecido expresidente es el favorito para ganar en las urnas, este lunes, la jefatura del Estado, en competencia con nueve aspirantes entre ellos su otrora rival.

La Constitución de Filipinas establece que la elección tanto de presidente como de vicepresidente son independientes, es decir no van en fórmula, y que el primero solo podrá ejercer un mandato, mientras que el otro podrá reelegirse. También que el candidato con el mayor número de votos, tenga o no la mayoría, gana la presidencia.  En caso de empate será el Congreso quien defina el que fungirá como presidente y vicepresidente, según sea el caso. Ambos ganadores cumplirán mandatos de seis años a partir del 30 de junio.

La encuesta más reciente, divulgada hace más de un mes, registraba un 56% de apoyo para Marcos Jr, una ventaja de más del doble sobre Robredo (24%). El resto de candidatos nos superaban el 10%, entre ellos Isko Moreno y el exboxeador Manny Pacquiao.

Así las cosas y después de varias décadas dedicadas a limpiar la imagen de su familia, Ferdinand “Bongbong Marcos está a las puertas del palacio presidencial, recuperando para su familia, una de las dinastías políticas del archipiélago, el poder después de 36 años, cuando un levantamiento popular puso fin a la era del dictador, forzándolo al exilio junto a su esposa, Imelda Marcos e hijos.

Prometiendo unir al país, el hijo del fallecido dictador, de 64 años, quiere luchar contra el desempleo y la inflación provocados por la pandemia en este archipiélago muy dependiente del turismo.

"La unidad es mi causa porque tengo la firme convicción de que es la primera etapa hacia una salida de la crisis", dijo Marcos Jr al lanzar su campaña el pasado febrero.

 

Aliado con los Duterte

Aunque de niño soñaba con ser astronauta, "Bongbong" terminó siguiendo los pasos de su progenitor y entró en política.

El entonces adolescente se encontraba estudiando en Inglaterra cuando su padre declaró la ley marcial en 1972 en Filipinas para afianzarse su poder.

En un país que parece haber olvidado los episodios más oscuros de ese régimen, Marcos Jr defiende el "genio político" de su padre, alabando el crecimiento económico y la inversión pública en su mandato a la vez que olvida la corrupción y la mala gestión que terminaron empobreciendo el país.

Tras la muerte del dictador en Hawái en 1989, los Marcos regresaron al país y empezaron su notable resurrección, aprovechando sus conexiones locales para conseguir ser elegidos en una serie de puestos públicos elevados.

Marcos Jr fue vicegobernador en dos ocasiones en la provincia de Ilocos Norte, la cuna de la familia, y también resultó elegido en la Cámara de Representantes y en el Senado.

El legado de su padre, autor de una represión sangrienta durante los años de la ley marcial, hacen de "Bongbong" uno de los políticos más divisivos del país.

Pero su equipo supo sacar provecho de las redes sociales para lanzar una amplia campaña de desinformación hacia los jóvenes, que no conocieron la mano dura ni la corrupción a gran escala de los 20 años de dictadura.

Su rehabilitación tampoco puede desligarse de las acusaciones de corrupción que han seguido suscitando los gobiernos posteriores a la dictadura y a la desigual repartición de la riqueza que se ha perpetuado.

Queriendo evitar los errores de la campaña de 2016, en el que se vio avasallado por preguntas sobre su familia, el actual candidato presidencial desdeñó debates y concedió muy pocas entrevistas.

Sus opositores intentaron descalificarlo de la carrera presidencial, invocando una condena anterior por no declarar sus ingresos, acusándolo de mentir sobre sus diplomas y de no haber pagado casi USD 4.000 millones por derechos de sucesión.

Pero desde el principio, Marcos Jr se destacó como el caballo ganador, consiguiendo incluso el apoyo del presidente saliente Rodrigo Duterte, que lo había calificado de "débil", y de su hija Sara quién aspira, con amplio favoritismo, a la vicepresidencia.

Algunos ven este apoyo como un intento de Duterte, objeto de una investigación internacional por su mortífera guerra contra las drogas, de evitar ser perseguido cuando termine su mandato.



¿Y la búsqueda del botìn?

Tanto sus rivales presidenciales como políticos opositores han alertado que la llegada de Marcos Jr. a la presidencia frenará la búsqueda iniciada cuatro décadas atrás de los miles de millones de dólares saqueados durante la dictadura de su padre, una fortuna que en su mayor parte sigue escondida.

Se estima que el dictador derrocado en 1986, su ostentosa esposa Imelda y sus allegados habrían robado hasta 10.000 millones de dólares de las arcas del Estado durante sus 20 años de poder. El dinero se guardó en bancos extranjeros o se gastó en obras de arte, joyería propia de la realeza, miles de zapatos y propiedades inmobiliarias desde Manila a Nueva York.

La tarea de rastrear esta fortuna se encomendó a la Comisión Presidencial del Buen Gobierno (PCGG), creada tras la caída y el exilio de la familia. Desde entonces, la agencia ha recuperado 266.000 millones de pesos (5.000 millones de dólares) malversados por los Marcos, que se han destinado principalmente a la reforma urbanística y a la compensación de las víctimas de los abusos de la dictadura.

Pero con una presidencia de Macos Jr. se teme que esta búsqueda termine.

Ferdinand Marcos Jr "se asegurará de poner fin a la investigación contra su riqueza ilícita y cerrar todos los casos contra él y su madre", afirma Judy Taguiwalo, del grupo opositor Carmma.

La familia compró más de 300 obras de arte, de maestros como Picasso, Monet o Miguel Ángel, de las que 160 siguen desaparecidas, afirma Andrés Bautista, que presidió la PCGG entre 2010 y 2015.

"Imagina cuánto vale una de esas pinturas ahora. Eso puede financiar toda una campaña presidencial", asegura.

La Corte Suprema de Filipinas concluyó que Marcos y su familia cometieron un fraude a gran escala y les ordenó reembolsar millones de dólares que habrían obtenido de saqueos, incautaciones o comisiones ilegales.

Según el tribunal, la pareja ganó legalmente 304.372,43 dólares durante sus 20 años de poder, pero sus bienes y propiedades eran "evidentemente desproporcionados" a sus salarios oficiales.

Pero estas acusaciones de corrupción que dejaron al país endeudado y empobrecido han quedado olvidados en la memoria pública, en parte gracias a la campaña del presidenciable por limpiar la imagen del mandato de su padre.

A pesar de que se han presentado numerosas denuncias contra la familia, que volvió a su país y reanudó su actividad política tras la muerte del patriarca en Hawái en 1989, ninguno de sus miembros ha terminado en la cárcel.

En un raro revés judicial, Imelda fue condenada a una larga pena de prisión en 2018 por malversar a través de fundaciones suizas USD200 millones, pero la mujer de 92 años sigue en libertad a la espera de la resolución de un recurso.

"Dejad a los tribunales hacer su trabajo", dijo recientemente Marcos Jr a CNN Filipinas, eludiendo también acusaciones de que la familia debe casi 4.000 millones de dólares de impuestos.