Creyelman y Rocha: del espionaje chino en Bélgica al agente de Cuba en EE. UU. | El Nuevo Siglo
Frank Cleyerman y Manuel Rocha, acusados de espionaje./Foto Montaje El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Diciembre de 2023
Pablo Uribe Ruan*

“Nuestro propósito es dividir la relación entre Estados Unidos y Europa”, le escribía Daniel Woo, por chat, al exsenador flamenco de extrema derecha, Frank Creyelman, quien probablemente respondía el mensaje desde Bruselas o alguna ciudad flamenca como Antwerp, Ghent o su pequeña localidad, que representó en política, Dendermonde.

La relación entre Woo y Creyelman, revelada esta semana en una investigación conjunta entre Le Monde, Der Spiegel y The Financial Times, muestra un nuevo caso de espionaje en el corazón de Europa, Bélgica, donde están las sedes de algunas de las principales organizaciones multilaterales occidentales, como la Unión Europea, la OTAN y otras.

Funcionario de la agencia de espionaje del Ministerio de Seguridad del Estado chino, Woo logró que Creyelman sirviera como agente de Pekín para intervenir en la política europea y norteamericana buscando que el exsenador belga interviniera a favor de China sobre diferentes frentes, desde la represión de la democracia en Hong Kong hasta la persecución de los Uigures en Xinjiang.

La situación de los Uigures, un tema sensible para China, por las evidentes violaciones a los derechos humanos de esta minoría étnica asentada desde hace siglos en la región china de Xinjiang, y hoy perseguida por el gobierno de Xi Jinping, ha representado uno de los puntos centrales de la alianza entre los organismos de seguridad de Pekín y el exsenador belga.

Según la investigación, Woo le delegó a Creyelman, entre muchas tareas, “atacar” a Adrian Zenz, uno de los investigadores internacionales que ha dado a conocer mundialmente el sistema de represión que Pekín ha usado contra este grupo étnico originario de Eurasia y Turquía.

“Estoy intentando desenterrar todos sus escándalos y utilizar nuestros medios para atacar su reputación”, le dice Woo, sobre Zenz, a Creyelman. “Si tienes alguna idea y recursos que puedan ayudar, mejor”.

Con la intención de ser claros desde un principio, el funcionario chino le insiste al belga cuál es el propósito de la alianza. “Hay dos tipos de objetivos. 1) Buena posición, pero no en nuestras mentes; 2) Posición no tan buena, pero escucharnos”, escribe igualmente en otro mensaje.

 

Las pruebas, conocidas por esta alianza de medios europeos, también muestran que, en 2022, cuando se acercaba la visita del canciller alemán Olaf Scholz a China, Creyelman recibió un mensaje de Woo, en el que le pedía que convenciera a dos diputados de derecha en el Parlamento Europeo para que anunciaran en público que Estados Unidos y Reino Unido afectaban la seguridad energética europea.

 

¿Espionaje?

El perfil de Creyelman era ideal para posicionar los intereses chinos en las diferentes instancias europeas sin generar sospechas de ser un agente al servicio de Pekín. Se trata de un nacionalista flamenco antinmigración, protestante y exsenador de un partido, Vlaams Belang, que defendía los valores tradicionales de la Europa occidental y parecía, por ende, lejano a cualquier interés de una potencia asiática.

No solo la experiencia de Creyelman resultaba atractiva. También, dice un exagente de la CIA al Financial Times, la posibilidad de operar en Europa era una ventaja dado que la región tiene leyes más flexibles que Estados Unidos en caso de ser descubierto.

“Bélgica se ha convertido en un centro importante para las operaciones de inteligencia de diversos Estados hostiles debido a la facilidad para operar allí”, afirmó un exCIA, que también ha dicho que este país cuenta con poca capacidad para monitorear este tipo de actividades de inteligencia.

Revelados los vínculos entre el funcionario chino y el agente belga, en Europa se ha generado un debate sobre el tipo de sanción que debe recibir el exsenador. A pesar de las pruebas, no es claro si el tipo de acciones que realizaba Creyelman pueden ser categorizadas como espionaje o más bien se trata de una especie de lobby para beneficiar los intereses de Pekín.

“Algunas personas están saboteando nuestra prosperidad, nuestra seguridad, nuestra democracia desde dentro, desde un partido que se sienta en el parlamento de nuestro país, en el senado”, ha dicho el primer ministro belga, Alexander De Croo, sin referirse aún a las investigaciones en contra de Creyelman.

Sin embargo, queda claro que las grandes potencias, como Rusia, realizan estas acciones estratégicas y en el caso chino hay una serie de elementos en común que demuestran un modus operandi, en el que Pekín busca moldear el debate, así como interferir en asuntos de política pública.

“Lleva décadas intentando moldear la política y el discurso global sobre China. Reclutar y manipular a académicos, responsables políticos, líderes empresariales y, como demuestra este caso, incluso a políticos forma parte de ello”, dice Alex Joske, y autor de “Spies and Lies” (Espías y Mentiras), un libro sobre el MSS, al FT.

La académica y periodista, Anne Applebaum, coincide con esta lectura, y agrega que, “los espías chinos reclutaron a un político belga de extrema derecha para que les ayudara a difundir su propaganda. ¡Han aprendido de los rusos! ¿Estoy en lo cierto al afirmar que se trata del primer caso de este tipo?”.

 

Rocha, para Cuba

Un mes antes, el mundo había conocido el caso de Manuel Rocha, que, siendo parte de los servicios diplomáticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos, espió durante más de 40 años para La Habana. No solo las grandes potencias espían, Cuba, como es costumbre, también lo hace.

Rocha fue descubierto después de una última reunión con un contacto en la que, presionado por el aparente funcionario, se le preguntó si seguía siendo fiel a La Habana, a lo que respondió: “¡Compañero, eso es como cuestionar mi virilidad!”.

Jubilado y con 73 años, Rocha fue condenado por un juez de los Estados Unidos por trabajar para Cuba. “Esta acción expone una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas del Gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”, remarcó Merrick B. Garland, fiscal general de Estados Unidos, en una comparecencia ante la prensa.

El espionaje, en sus diferentes formas, ha dado de qué hablar las últimas semanas tras las revelaciones sobre Creyelman y la captura de Rocha. Ambos casos revelan que los estados siguen espiando, pero ahora lo hacen con nuevas técnicas que buscan cambiar el sentido de las decisiones políticas o dañar la imagen de personas, con todas las técnicas de la posverdad.