DESDE hace un poco más de dos años y, como nunca antes, los residentes en Estados Unidos han visto llegar y atiborrarse en la frontera sur a tantos migrantes. La razón: en cumplimiento de sus promesas de campaña, el demócrata Joe Biden flexibilizó las medidas adoptadas por su antecesor para ingresar al país para reunificar familias y acoger a los niños que fueron enviados solos a cumplir el ‘sueño americano’.
De la retórica inicial de su mandato en el sentido de que “mientras Estados Unidos sea la tierra de la libertad y las oportunidades, la gente intentará venir aquí y eso lo hicieron muchos de nuestros antepasados”, lo que disparó la migración irregular, Biden pasó este año a un llamado claro y hasta angustioso: "No vengan a la frontera sin iniciar antes un procedimiento legal”.
Más allá del cuestionamiento de la oposición republicana por una crisis que comenzó a desbordarse con su llegada al poder y desde este viernes amenaza con volverse `caótica’ tal cual lo admitió el presidente Biden, está la difícil situación humanitaria que enfrentan los miles de miles de personas que, tras meses de penurias, inclusive arriesgando sus vidas, anhelan un futuro mejor en territorio norteamericano.
El drama se vive a lado y lado de vasta frontera entre México y Estados Unidos. De un lado, está hacinada la multitud de hombres, mujeres, ancianos y niños que esperan respuesta a sus solicitudes de refugio o asilo, mientras en el otro, en los centros de detención permanecen, también en condiciones difíciles, cientos de los que su sueño se frustró tan pronto pusieron pie en el coloso del norte.
Para tener una idea de este fenómeno de alto impacto social, baste con citar este dato: las aprehensiones en la frontera entre México y Estados Unidos en 2019 (mandato Trump) si bien aumentaron respecto a los años inmediatamente anteriores, fueron cerca de 860 mil. Por obvias razones, durante la pandemia cayeron a un poco más de 405 mil (2020) y, en el primer año de la administración de Biden, se triplicaron, llegando a 1.660.000 los detenidos intentando cruzar la frontera, muchos de ellos en varias ocasiones. El año pasado ese guarismo se situó en 2.15 millones, un alto porcentaje de ‘reincidentes’ al igual que de menores de edad sin compañía de padres o familiares.
En la antesala de que esta grave situación se torne en caos, ante el levantamiento en la medianoche de este jueves del llamado Título 42, activado por Trump durante la pandemia y que permitía expulsar a casi todos los que llegaban a Estados Unidos sin visa o la documentación requerida, el presidente Biden reitera su llamado para que las solicitudes de asilo se tramiten desde los países de origen, la app que habilitó pero que según los migrantes que hay en los pueblos de frontera mexicana no funciona y los centros que para tal fin abrirá en Colombia y Guatemala, los primeros del centenar proyectado.
Blanco ya no sólo de la presión de los conservadores, sino de las autoridades de ciudades fronterizas como las tejanas El Paso Brownsville y Laredo que se vieron forzados a declarar la emergencia ante el elevado número de migrantes que duermen en las calles y piden limosna, Biden intenta con un recurrente discurso y algunas medidas ‘paliar’ esta crisis, que sin duda tendrá un alto impacto en su campaña por la reelección presidencial.
Consciente de que es altamente probable un alud de migrantes en la frontera sur una vez expire el título 42 y que un cálculo republicano estima llegará al millón en los próximos tres meses, lo que calificó de “desafío único”, el presidente Biden dijo que se desplegaron más de 24.000 agentes del orden y están listos 1.100 nuevos coordinadores de la patrulla fronteriza, cientos de policías de otras agencias del Departamento de Seguridad Nacional, 400 voluntarios y un millar de personas encargadas de las entrevistas de miedo creíble, que evalúan si existe una posibilidad de que la persona sea perseguida o torturada si regresa a su país.
Condiciones para el asilo
El candidato presidente insistió a los migrantes ‘sin papeles’ que de ahora en adelante deben tomar las "vías legales" para entrar al país y les recordó que pidan cita a través de la aplicación móvil CBP One para solicitar asilo en un puerto de entrada, recurrir a un permiso de reunificación familiar o acogerse a un programa que autoriza entrar a 30.000 personas por mes de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití por motivos humanitarios.
Además, deben contar con un patrocinador en Estados Unidos y llegar por avión.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que desde la medianoche de mañana cambiarán las condiciones para otorgar asilo y que volverá a operar el Título 8, la disposición migratoria que se aplica desde hace décadas, que básicamente ordena la expulsión acelerada de migrantes si no pueden demostrar que es un perseguido político o que su vida está en riesgo en su país de origen y establece sanciones si reincide en su intento de ingreso ilegalmente (veto por cinco años y posibles procesos penales)
Aquí vale recordar que si el migrante convence al funcionario de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos del peligro que corre su vida si retorna a su país, se inicia un proceso migratorio y debe comparecer ante un juez. En el entretanto puede permanecer en los centros norteamericanos de detención o ser enviado a México para que espere allí la mencionada cita judicial.
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Mayorkas explicó que “aquellos que no usan vías legales para entrar en Estados Unidos no son elegibles para el asilo", aunque también manifestó que habrà excepciones a las restricciones de asilo: si no han podido acceder o usar la aplicación móvil debido a una barrera del idioma, analfabetismo o fallo técnico, si lo solicitaron y se les denegó en otro país o en circunstancias excepcionales, entre otros.
Recordó que a partir de este viernes se podrá solicitar "el acceso" a la aplicación móvil, con hasta mil citas diarias durante 23 horas cada día. Después disponen de otras 23 horas para confirmar la cita. Se ofrecerán para ocho puertos de entrada: Brownsville, Paso Del Norte en El Paso; Eagle Pass, Hidalgo y Laredo en Texas; Calexico y San Ysidro en California y Nogales en Arizona.
El funcionario fue enfático en la política adoptada: "Estamos dejando muy claro que nuestra frontera no está abierta, que cruzar irregularmente es ilegal".
Pese a ello es previsible que se multiplique el número de personas que se aventuren a cruzar el peligroso río Bravo. En otros lados de la vasta frontera (3.100 km), hay muro, alambrados de púas, patrullas fronterizas, militares y policías que evitarán el ingreso ilegal al país.
Tanto si la situación migratoria en la frontera sur se torna en caos y se prolonga en el tiempo, evidenciando como lo denuncian los republicanos que el gobierno perdió “el control operativo” en la zona, Biden verá impactado el apoyo ciudadano a su aspiración reeleccionista, algo que de suyo ya empieza a evidenciarse con las encuestas realizadas este mes, donde dos de las tres realizadas en un eventual duelo contra Trump, el mandatario republicano se impone, a saber: ABC News, con 45% en la intención de voto contra 39% de Biden y la de la Y. de Vanderbilt, donde el resultado es de 42% contra 26%. Entre tanto, la que realizó Economista-YouGov los muestra empatados con 46%.
Biden asegura que no tiene otra manera de lidiar con la reciente migración porque el Congreso no se pone de acuerdo sobre una reforma integral. Su promesa de regularizar 11 millones de personas que residen en Estados Unidos desde hace décadas, entre ellos miles de miles de los llamados “dreamers” (soñadores), niños y adolescentes nacidos en suelo americano, pero con padres sin ‘papeles’, quedó en el olvido.
Ahora la vaticinada ‘caótica’ y prolongada crisis migratoria, así como su falta de acuerdo para evitar que el país entre en default económico amenazan el arranque de su campaña por el 2024.