Hace agua compromiso ambicioso sobre uso del carbón | El Nuevo Siglo
Foto ONU
Jueves, 4 de Noviembre de 2021
Redacción internacional con Europa Press

El anhelo de Naciones Unidas y decenas de organizaciones ambientalistas de ‘relegar el carbón a su fin’ seguirá en el deseo porque si bien en la COP26 algunos países se comprometieron a acabar con el uso de este combustible fósil en el transcurso de varios años, se develó que son muchísimos más los que mantendrán sus inversiones y explotación en otros dos graves contaminantes: petróleo y gas.

El cuarto día de las negociaciones en Glasgow correspondió al “Día de la energía”, lo que generó gran expectativa, aunque se daba por descontado que serían pocos los avances. Según informó Naciones Unidas, un total de 77 países acordaron terminar con el uso del carbón, aunque en el mediano plazo. Sin embargo, 506 productores de petróleo y gas tienen previsto añadir 190.000 millones de barriles de petróleo a sus carteras de producción en los próximos siete años.

El anfitrión de esta cumbre climática, Reino Unido, informó de un acuerdo que aglutina al mencionado número de países que inicialmente prometieron reducir el uso del carbón en sus planes energéticos. Sin embargo, se marginaron del mismo los principales consumidores y usuarios del mundo: China, Estados Unidos, India y Australia, e igualmente los mayores financiadores de dicho combustible (Japón y Corea) a pesar de que en el pasado se habían comprometido a acabar con la financiación de dicho sector en el extranjero para finales de 2021.

El Gobierno británico detalló que entre los firmantes se encuentran 18 que se comprometieron a eliminar gradualmente y/o no construir o invertir en nuevas energías que utilizaran carbón como Polonia, Vietnam y Chile.

Además, otros 28 países adhirieron a una "antigua alianza del carbón", liderada por los británicos, para eliminar gradualmente el uso de este combustible fósil, el más contaminante.

Este acuerdo se produce en un momento en el que los científicos advierten de que las emisiones de carbono de los combustibles fósiles parecen recuperarse a niveles cercanos a los de la prepandemia e incluso podrían aumentar aún más en 2022.

El acuerdo incluye una declaración de transición del carbón a la energía limpia liderada por Reino Unido que compromete a los países a poner fin a todas las inversiones que contemplen la apertura de nuevas plantas de generación de energía con el uso del carbón y apostar por el impulso de las denominadas 'energías limpias'.

El documento también contempla eliminar gradualmente la energía del carbón en la década de 2030 en las principales economías y en la década de 2040 para el resto del mundo y garantizar que el cambio de la energía del carbón sea justo y beneficie a los trabajadores y a las comunidades.

Desde la oposición británica, Ed Miliband alertó de las "brechas" existentes en este acuerdo pues no existe "ningún compromiso por parte de los grandes emisores como China para dejar de aumentar el carbón ni tampoco sobre la eliminación gradual de otros combustibles fósiles".

En la misma línea, preguntado sobre la ausencia de China y Estados Unidos de los nuevos compromisos sobre el carbón, el secretario de Negocios británico, Kwasi Kwarteng, sostuvo que se "estaban logrando avances" ya que los países que no han suscrito el acuerdo "también están participando en negociaciones".


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En el caso de China, ha precisado que se ha comprometido a no invertir en la minería de carbón en el extranjero y que también está buscando eliminar el carbón en su propia producción de electricidad, entre otros acuerdos. "Es una pena que no hayan firmado el compromiso, pero eso es algo en lo que estamos trabajando para lograr un acuerdo", dijo.

Los esfuerzos para terminar rápidamente con el uso de carbón, el mayor contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, se considera clave para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales, según los científicos.

Desde que se aprobó en 2015 el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1,5-2 grados, ha habido un recorte del 76 por ciento en el número de nuevas plantas de carbón planificadas y una cancelación de 1,000 gigavatios de nuevas plantas de carbón, lo que equivale a 10 veces la capacidad total de generación de electricidad de Gran Bretaña, según cálculos de los funcionarios británicos.

El pasado mayo, la Agencia Internacional de Energía (AIE) advirtió de que la inversión en nuevas plantas y minas de carbón, así como en nuevos proyectos de petróleo y gas, debía detenerse a partir de 2021 para abordar de manera efectiva el cambio climático ya que, para que el planeta alcance cero emisiones netas para 2050, es necesario cumplir con el objetivo de 1,5 grados acordado internacionalmente y la producción de electricidad global debe alcanzar ese objetivo una década antes, según la AIE.

Moderado optimismo

El jefe de la delegación de Greenpeace en la COP26, Juan Pablo Osornio, ha lamentado que la declaración no haya cumplido con "la ambición necesaria" sobre los combustibles fósiles en "esta década crítica" para reducir las emisiones.

A su juicio, se necesita un plan para acabar con el carbón para 2030 a más tardar en países como Polonia y Alemania, además de "un compromiso sólido" de todos los gobiernos para poner fin a los nuevos proyectos de carbón, petróleo y gas de inmediato para tener la posibilidad de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.

"Los últimos días en Glasgow han demostrado que el impulso alejado del carbón se está acelerando, con nuevas asociaciones, herramientas y dinero que se unen para consignar el carbón a la historia" ha indicado por su parte Leo Roberts, del grupo de expertos climáticos E3G.

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En su opinión, la amplitud y profundidad de los anuncios e iniciativas anunciadas reflejan la rapidez con la que se está acelerando el alejamiento del carbón por lo que "estos anuncios demuestran colectivamente que la era del carbón está llegando a su fin".

Los anuncios se producen tras conocerse el análisis del Global Carbon Project que refleja que las emisiones de carbón y gas se elevarán por encima de los niveles de 2019 en 2021 en todo el mundo, aunque la contaminación por petróleo permanece por debajo de los niveles prepandémicos. Tampoco se puede descartar un nuevo aumento de las emisiones en 2022 a nuevos máximos si el transporte por carretera y la aviación regresan a los niveles previos a la pandemia.

Por su parte, el presidente de la Conferencia, Alok Sharma, sostuvo que "Todo esto contribuye a potenciar un mundo de cero emisiones. Sabemos que hay más por hacer, nos corresponde a todos, gobiernos, empresas, instituciones financieras y sociedad civil, y debemos seguir posibilitando el momento a través de alianzas y coaliciones. Creo que se vislumbra la desaparición del carbón. Creo que estamos llegando a un punto en el que la energía del carbón pasará a la historia", dijo.

No es suficiente

Si bien los compromisos fueron algo alentadores, las organizaciones de la sociedad civil "no lo tienen claro".

En otras de las conferencias de prensa programadas en este encuentro blogal, la ONG alemana Urgewald y la Red de Acción por el Clima expresaron su desesperación ante la actual crisis energética.

"En los dos últimos años hemos asistido a un aumento de las políticas sobre el carbón, pero no hemos visto nada sustancial sobre el petróleo y el gas. La razón es que las instituciones financieras que quieren alejarse de los combustibles fósiles se enfrentan a un gran problema que es la falta de información", dijo el responsable de la campaña de finanzas de Urgewald.

La organización de defensa de los derechos humanos y del medio ambiente publicó su última “Lista de salida mundial del petróleo y el gas”, en la que se afirma que 506 productores de petróleo y gas tienen previsto añadir 190.000 millones de barriles equivalentes de petróleo a sus carteras de producción en los próximos siete años.

"Al menos el 96% de los productores de gas y petróleo quieran ampliar sus activos", añadió el representante de Urgewald. "La industria está en un curso de expansión imprudente, con formas de producción más sucias que representan el 50% de los nuevos proyectos”.