Immanuel Wallerstein (1930 – 2019) | El Nuevo Siglo
Cortesía
Sábado, 7 de Septiembre de 2019
Giovanni Reyes
Sistemas mundiales, contextos sociales y relaciones de dependencia entre las economías más desarrolladas fueron develadas, hace décadas, por este hombre que marcó el desarrollo global

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LA noticia fue dada a conocer para el 30 de agosto pasado. Con la muerte de Immanuel Wallerstein (1930-2019) se tiene la desaparición física del fundador de la corriente del “sistema-mundo” o de los “sistemas mundiales” como parte de la temática de los estudios sobre desarrollo. 

Su legado intelectual nos ha permitido tener un mayor cúmulo de conocimientos a fin de promover y fortalecer procesos de mejora substancial en la calidad de vida de las sociedades; en la búsqueda de la eficiencia, la efectividad productiva, la equidad social y la sustentabilidad ecológica en el desarrollo.

Las reseñas de su obra y de su compromiso social, han destacado estos días su propia visión acerca de estas perspectivas.  Llegó a puntualizar que: “Mi biografía intelectual es una larga búsqueda para la explicación adecuada de la realidad contemporánea, para que yo y otros actuemos sobre ella.  Esta búsqueda era tanto intelectual como política, y siempre he sentido que no podía ser una sin la otra, al mismo tiempo, para mí o para cualquiera”.  Agregando que “La búsqueda de la verdad y la búsqueda del bien es una sola”.

Los planteamientos de su teoría de los sistemas mundiales ubican los estudios del desarrollo que se habían formulado con anterioridad a los años setenta del siglo pasado -modernidad y dependencia- en las nuevas condiciones mundiales.  En estas últimas, los estado-nación pierden importancia, dado -entre otras consideraciones- que la capacidad económica y el poder de empresas transnacionales o multinacionales, supera la capacidad de acción de un país en particular.  Esto es especialmente verificable en países en desarrollo con mercados y demandas internas, relativamente pequeños.

De manera que, con base en ese postulado anterior, la soberanía de los Estados se ve fuertemente limitada y empresas grandes pueden influir de forma significativa en la toma de decisiones y en el devenir del desarrollo social.  No siempre, desde luego, estas influencias son positivas.  El caso, a la mano de Odebrecht en Latinoamérica es una muestra de cómo la corrupción va erosionando y colapsando las instituciones dentro de los países. 

Lo hace de manera más acelerada, cuando esa institucionalidad, de entrada, es ya débil.  Insistiendo en el caso latinoamericano, los países más vulnerables ante esta cooptación del Estado, son los más disfuncionales del continente.  Lamentablemente entre ellos, condiciones de gran vulnerabilidad se evidencian en Haití, Nicaragua, Honduras, Guyana y Guatemala.

 En los orígenes intelectuales de Wallerstein influyó África; fue el hecho de haber compartido con Frantz Fanon (1925-1961) el escritor nacido en Martinica y que escribiera el libro “Los Condenados de la Tierra” (1961).  Como se sabe, en los cincuentas y los sesentas, uno de los temas que dominaba la situación internacional eran los procesos de descolonización y búsqueda de independencia de países africanos.

El desarrollo de estos procesos permitió ver a Wallerstein las relaciones de dependencia entre los países de economías más desarrolladas, cómo se mantenían los nexos entre aquellos que habían proveído de mano de obra y de materias primas a naciones ya consolidadas, y las economías europeas.  La constatación de estos procesos hizo ver el papel de las empresas más cosmopolitas y cómo establecieron dominio a partir de la dirigencia en los países emergentes. Argelia, entre otras naciones, parecía ser un “laboratorio social” a escalada ampliada.

Las teorías de Wallerstein, con base en los antecedentes resumidos muy apretadamente en los párrafos anteriores, cobran fuerza a partir del análisis histórico de los contextos sociales.  Son los procesos de largo aliento los que van cimentando las condiciones más estructurales, más de fondo, de las naciones tal y como las presenciamos en la actualidad.

De esa cuenta, una sociedad tiene en los recursos humanos, su recurso más valioso, y para conformarse como nación entre sus elementos esenciales está la historia que se comparte, el condicionamiento físico, las relaciones entre grupos sociales, y la aspiración compartida que se tiene hacía el futuro.

Es en esos contextos de convivencia que se construye el conocimiento social, el sistema de valores culturales y las finalidades que se comparten.  De allí que el conocimiento técnico, científico, posea entre sus atributos, rasgos de aplicabilidad práctica, fundamentación histórica y un compartir social que le proporciona cimientos, además de ser, el conocimiento, algo verificable y útil.

Pienso que muchos, con razón, sostendrán que los problemas latinoamericanos muchas veces, especialmente en lo inmediato, tienen soluciones más a la mano, más dependientes de voluntad política con implementación en el corto plazo. 

En tal virtud estarían operando los planteamientos de Wallerstein y los retos que aún se tienen para el desarrollo en Latinoamérica.  Pienso que más que sofisticados modelos de análisis -que desde luego pueden tener gran utilidad práctica- en muchos casos estamos con problemas, nos debatimos aún en lo mínimo, en lo que tendríamos que haber resuelto de manera rápida y oportuna: los problemas de la corrupción y la impunidad. 

No se trata al final de ideologías, de perspectivas de género que otra parte, nadie duda de su potencial creativo y fundacional para recomendaciones.  No, se trata de que no se roben el dinero público, muchas veces muy escaso para necesidades tan grandes y crecientes.

Una muestra de esto último, de lo que no hemos podido resolver impidiendo el mal uso, el enriquecimiento ilícito de funcionarios, se tiene en Guatemala, donde no dieron continuidad a la comisión internacional que estaba destapando procesos y mecanismos de corrupción en el Estado, la CICIG.  Todo un triunfo para los que desde siempre se han lucrado con los recursos públicos en un contexto de gran vulnerabilidad social.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario. El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna.