Líder birmana debe devolver premio de DH | El Nuevo Siglo
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Jueves, 8 de Marzo de 2018
Agencia Anadolu

 

El Museo del Holocausto en Washington anunció que revocó el premio Elie Wiesel otorgado en 2012 a la consejera de Estado y líder de facto de Birmania, Aung San Suu Kyi, por no pronunciarse en contra de la persecución de su país contra los musulmanes Rohinyá.

La misión del Museo del Holocausto es "enfrentar el odio, prevenir el genocidio y promover la dignidad humana", menciona en una carta publicada en su sitio web. Por tal motivo retira su premio a Suu Kyi, después de que destacara en ese entonces su labor de resistencia a la dictadura y defensa de la libertad y los derechos humanos en Birmania.

En la versión digital de la carta se lee: "A medida que los ataques militares contra los rohinyá se desarrollaron en 2016 y 2017, esperábamos que usted -como alguien que nosotros y muchos otros han celebrado por su compromiso con la dignidad humana y los derechos humanos universales- hubiera hecho algo para condenar y detener la brutal campaña y para expresar solidaridad con la población rohinyá".

"La Liga Nacional por la Democracia, bajo su liderazgo, se ha rehusado a cooperar con los investigadores de las Naciones Unidas, ha promulgado una odiosa retórica contra la comunidad rohinyá y ha negado el acceso a los periodistas que tratan de descubrir el alcance de los crímenes en el estado de Rakáin".

El museo también instó a Suu Kyi a usar su posición única y oficial como Consejera de Estado y Ministra de Relaciones Exteriores para cooperar con los esfuerzos internacionales para establecer la verdad sobre las atrocidades cometidas en el estado de Rakáin y asegurar la responsabilidad de los perpetradores.

También en noviembre del 2017, el Consejo de la Ciudad de Oxford, en Inglaterra, eliminó un premio honorario presentado a Suu Kyi.

En el mismo mes, el músico irlandés y fundador de Live Aid, Bob Geldof, devolvió su premio a la Libertad de la Ciudad de Dublín en protesta contra el honor cívico que también recibió la consejera de estado de Birmania.

Los rohinyás, descritos por la ONU como la población más perseguida del mundo, enfrentan constantes temores de ataques desde que decenas de personas murieron en una ola de violencia en 2012.

Desde el 25 de agosto de 2017, más de 750.000 refugiados, en su mayoría niños y mujeres, han huido de Birmania y han cruzado a Bangladés después de que las fuerzas de su país lanzaran una ofensiva contra la comunidad musulmana minoritaria, según Amnistía Internacional.

En dicha operación militar, las fuerzas de seguridad y grupos budistas asesinaron a familias enteras, saquearon casas y quemaron aldeas de ese grupo minoritario.

De acuerdo con la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) en un informe publicado en diciembre de 2017, al menos 9.000 rohinyás fueron masacrados en el estado de Rakáin desde el 25 de agosto hasta el 24 de septiembre del año pasado. Estas cifras incluyen cerca de 730 niños menores de cinco años.

La ONU documentó violaciones masivas, asesinatos, incluso de niños pequeños, brutales palizas y desapariciones cometidas por personal de seguridad. Los investigadores de las Naciones Unidas dijeron que tales violaciones podrían haber constituido crímenes de lesa humanidad.