Merkel apuesta al sí socialdemócrata | El Nuevo Siglo
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Domingo, 7 de Enero de 2018
Redacción internacional con AFP
En doce años en el poder, la canciller gobernó dos veces con el SPD. Conservadores bávaros, también claves para ejecutivo estable reiteran condiciones. Ante avance de la extrema derecha ambas formaciones darían aval a la mandataria. Vistazo EL NUEVO SIGLO

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CONSCIENTE de que no será una tarea fácil pero con el optimismo de que los partidos políticos entienden la trascendencia de lograr un gobierno estable no sólo para seguir consolidando la hoja de ruta económica, sino el rol protagónico de Alemania en la Unión Europea, se declaró la canciller Ángela Merkel al iniciar una definitiva ronda de negociación con los socialdemócratas y el partido conservador bávaro.

Los diálogos con ambas formaciones políticas tienen como fin establecer una cuerdo programático que le permita a la llamada “dama de hierro” europea formar un nuevo Ejecutivo y sacar al país del bloqueo político que vive tras las elecciones de hace tres meses, cuando la conservadora y su formación democristiana volvieron a imponerse en el Parlamento pero sin lograr mayoría.

"Llego a unas conversaciones que se abren con optimismo, aunque sea consciente del enorme trabajo que nos espera", declaró la canciller conservadora en Berlín. 

Las elecciones legislativas de septiembre, marcadas por un auge de la extrema derecha y un retroceso de los grandes partidos, no arrojaron ninguna mayoría clara en la cámara de los diputados. 

La canciller y su bando, el demócratacristiano, trataron en un primer momento de formar gobierno con los liberales y los ecologistas, pero no alcanzaron ningún acuerdo.

Sólo le queda la opción de aliarse con el partido socialdemócrata SPD, con el que Merkel ya gobernó en la anterior legislatura (2013-2017). 

"Creo que podemos conseguirlo", dijo ayer, afirmando que quería "un gobierno estable" frente a los desafíos internacionales y europeos. 

"Debemos ponernos de acuerdo", declaró asimismo este domingo Horst Seehofer, presidente del partido conservador bávaro CSU, aliado de Merkel, a su llegada a las negociaciones. 

Con todo, las consultas se auguran difíciles, especialmente por las divergencias entre el CSU, más a la derecha que la CDU de Merkel, y el SPD en lo que respecta a la política migratoria o a Europa. 

La CSU bávara enfrenta una elección en su bastión regional en otoño y se arriesga a perder su mayoría frente al avance de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD). 

Sus dirigentes han pedido reiteradamente que se endurezca la política de acogida de solicitantes de asilo. 

En cambio, el SPD desea que se flexibilice la política para los migrantes, en particular sobre el reagrupamiento familiar.

Europa

Europa constituye otra fuente de discordia, pues el jefe del SPD, Martin Schulz -expresidente del Parlamento Europeo- defiende la creación de unos "Estados Unidos de Europa" y apoya los proyectos de reforma de la eurozona del presidente francés, Emmanuel Macron, con un presupuesto propio y un ministro de Finanzas europeo. 

Por su parte, la CDU de Merkel y la CSU se mostraron mucho más escépticos respecto a este tema.  La propia canciller había reseñado hace una semana, en su mensaje de fin de año,  que Europa será su prioridad en los próximos años.

"Veintisiete Estados en Europa deben estar más alentados que nunca a formar una comunidad solidaria. Esa será la cuestión decisiva de los próximos años", declaró el pasado 31 de diciembre en mensaje televisivo.

El futuro de Alemania está "vinculado de forma indisociable al futuro de Europa", insistió.

"Para nosotros los europeos se tratará de representar nuestros valores de manera solidaria y con seguridad, tanto en el interior como en el exterior", detalló, en un momento en que la salida de Reino Unido del bloque comunitario y las profundas divergencias entre países hicieron tambalearse a los cimientos de la Unión.

También se trata de garantizar una Europa fuerte económicamente y justa, capaz "de defender de forma consecuente sus fronteras exteriores, así como la seguridad de sus ciudadanos".

Por su parte, el negociador democratacristiano, Volker Bouffier dijo ayer que  hay "muchas cosas por hacer".

El SPD está por su parte muy dividido sobre qué hacer. Tras su derrota en las urnas, muchos de sus miembros preferirían una etapa en la oposición.

"El final sigue abierto para nosotros", señaló uno de los negociadores socialdemócratas, Michael Groschek. Lo que quiere decir que el SPD podría rechazar la oferta o solo aceptar un apoyo individual en el Bundestag, pero sin participar en un gobierno de Angela Merkel.

Las consultas iniciadas ayer  durarán cinco días, tras los cuales los participantes decidirán si tienen suficientes puntos en común o no como para negociar una coalición. 

Sin embargo, los militantes del SPD tendrán la última palabra durante un congreso extraordinario el 21 de enero. Así, aunque los dirigentes de los partidos hallen un acuerdo, nada garantiza que la base socialdemócrata vaya a validarlo. 

Esta última teme que su partido se arriesgue a desaparecer, como le ocurre a sus homólogos franceses, si participan en un gobierno con los conservadores.

Un reciente sondeo da al SPD menos de un 20% en intención de voto, mientras que a principios de la década del 2000 tenía cerca del 40%.

Si las negociaciones fallan o si los militantes del SPD no dan su conformidad, a Merkel solo le quedaría la opción de un gobierno en minoría, con una débil capacidad de supervivencia. O convocar nuevas elecciones, de las que solo se beneficiaría la extrema derecha