Muerte de Soleimani, claro mensaje de EU a Irán | El Nuevo Siglo
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Jueves, 2 de Enero de 2020
Redacción internacional con AFP

EL DESPLIEGUE de 3.500 militares más en Medio Oriente para reforzar los intereses estadounidenses en la región anunció la Casa Blanca tras dar muerte ayer, en Bagdad, al poderoso y sanguinario general iraní Qasem Soleimani durante un bombardeo, en cumplimiento de una orden directa del presidente Donald Trump, quien dijo que “éste debió haber sido asesinado hace muchos años”.

Los soldados para el nuevo despliegue en la candente zona pertenecen a una fuerza de reacción rápida de la 82a división aerotransportada, que se encontraba en estado de alerta desde el ataque del martes contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad, dijo la fuente, que habló bajo condición de anonimato.

La orden de Trump de dar de baja al general Soleimani, jefe de la fuerza Al Quds, encargada de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución iraníes, tuvo como justificación que preparaba una acción "inminente" que "ponía en riesgo la vida de decenas, sino centenares" de estadounidenses.

El certero operativo fue aplaudido por los republicanos en el Contreso, quienes coincidieron en señalar que con ello no sólo se envió un fuerte mensaje a Irán sino que se eliminó una grave amenaza para los estadounidenses.

Vaya, el precio de matar e herir a estadounidenses acaba de subir drásticamente. Gran golpe para el régimen iraní que tiene sangre estadounidense en sus manos. Soleimani fue uno de los miembros más despiadados y viciosos del régimen del ayatolá”, señaló el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, mientras que su compañero de Arkansas, Tom Cotton indicó que “Qasem Soleimani planeó el reino del terror de Irán durante décadas, incluida la muerte de cientos de estadounidenses…Estados Unidos está más seguro ahora después de su muerte”.

Pero como era lógico, la oposición demócrata reaccionó diferente y tras condenar el operativo alertaron sobre una peligrosa escalada en Oriente Medio. “Trump prometió poner fin a guerras interminables, pero esta acción nos pone en el camino hacia otra", dijo el senador de Vermont y precandidato presidencial, Bernie Sanders.

La orden de matar a Soleimani partió del presidente Donald Trump después del ataque de una turba proiraní a la embajada estadounidense en Bagdad el martes, informó el Pentágono al tiempo que añadió que “aunque Irán no será nunca capaz de admitirlo claramente, Soleimani era a la vez detestado y temido en su país”.

Irán prometió venganza "en el lugar y momento apropiados" por la muerte de su jefe militar, quién cayó cerca al aeropuerto de Bagdad, en audaz ataque que disparó la tensión en Oriente Medio y en el mercado petrolero, mientras que la comunidad internacional pedía calma.

Soleimani era un "glorioso general" y el ataque estadounidense, en el que murieron otras ocho personas, será contestado "en el momento y lugar apropiado" indicó el Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní.

En el ataque con dron también falleció Mehdi al Muhandis, número dos de las Fuerzas de Movilización Popular o Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares mayoritariamente proiraníes integrados en el Estado iraquí.

El líder supremo iraní, ayatolá Ali Jamenei, que clamó una "severa venganza", al igual que el Hezbolá libanés, el Hamas palestino, o los hutíes yemeníes, nombró rápidamente a un sustituto de Soleimani al frente de Al Quds, el brigadier general Esmail Qaani.

Tanto Irak, atrapado en el pulso entre Washington y Teherán en su territorio, como los países del Golfo expresaron su temor de que en represalia se produzca una "guerra devastadora" y por ello Estados Unidos ordenó la inmediata salida de sus ciudadanos de Irán.

Las reacciones en Europa y Occidente fueron en su gran mayoría de alarma. El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que la muerte de Soleimani, que durante años encabezó la sangrienta intervención iraní contra el yihadismo sunita en Irak y Siria, podía "agravar seriamente" la situación en la región. 

China, la Unión Europea y Gran Bretaña se expresaron en parecidos términos. El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a Irán "abstenerse de cualquier provocación" y recordó que debe "volver rápidamente al pleno respeto de sus obligaciones nucleares".

El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, dijo que pese a este ataque, Estados Unidos está "comprometido con la desescalada".

Entre dos fuegos

El presidente iraquí Barham Saleh instó a "todo el mundo a la moderación" mientras que el influyente líder chiita iraquí Moqtada Sadr, anunció la reactivación de su milicia anti-EEUU, el Ejército de Mehdi.

El gran ayatolá Ali Sistani, figura tutelar de la política iraquí, consideró que el ataque estadounidense era "injustificado".  Sin embargo, las protestas populares que han sacudido a Irak desde hace meses indirectamente han tenido como objetivo también a las fuerzas chiitas proiraníes.

Poco después del ataque, la cuenta Twitter de Pompeo mostró imágenes de una marcha en las calles de Bagdad con una gran bandera iraquí, portada por manifestantes que aparentemente festejaban la muerte de Soleimani.

Vale recordar que tras el derrocamiento del régimen de Sadam Husein en 2003, y mientras Estados Unidos apuntalaba un nuevo y frágil sistema político, Teherán y los proiraníes se infiltraban rápidamente en Irak. 

Los proiraníes han acumulado un arsenal gracias a Irán, pero paradójicamente también a lo largo de años de combate junto con los estadounidenses, en particular contra el Estado Islámico.

Soleimani era considerado uno de los grandes expertos en esa lucha sin cuartel contra el yihadismo sunita.

Washington, sin embargo, había advertido repetidamente contra los numerosos ataques contra sus intereses y fuerzas en Irak en los últimos tiempos, que culminó en el intento de asalto contra su embajada en Bagdad el martes pasado.

La muerte de Soleimani es el tercer gran operativo de los militares norteamericanos en el Medio Oriente en épocas recientes. El primero de ellos fue el que llevó a la baja del jefe de al Qaeda, Osama bin Laden y el cerco que acabó con que el líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi hiciera detonar el chaleco con explosivos que llevaba, hace pocos meses