Necesitamos una distribución de propósitos sociales: Collier | El Nuevo Siglo
Diana Rubiano / El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Septiembre de 2019
Pablo Uribe Ruan

Catalogado como uno de los pensadores más influyentes, Paul Collier, profesor de economía y política pública de la Universidad de Oxford y exdirector del Grupo de Investigación sobre Desarrollo del Banco Mundial, habló con EL NUEVO SIGLO sobre el futuro del capitalismo, la crisis de la globalización, la migración y los desafíos de la criminalidad

 

EL NUEVO SIGLO: En su libro “El futuro del capitalismo” usted  introduce varios conceptos para tratar, de alguna manera, de plantear un capitalismo “más ético” ¿Puede explicarnos este tema?

PAUL COLLIER: El capitalismo es el único sistema capaz de elevar los estándares de vida, pero ciertamente no funciona y cuando se sale de sus caminos debe ser arreglado. Arreglar no solo se puede hacer con unos cuantos que apunten al alto Gobierno y que nos diga qué debemos hacer. El mundo es mucho más complejo para ser manejado solo por unas cuantas personas en las posiciones de arriba. Necesitamos una distribución de los propósitos sociales a través de los sectores claves de la sociedad: el gobierno, nacional y local, compañías (negocios) y las familias.

En los últimos 50 años, las compañías no han sido animadas para tener un propósito que no sea más que generar sus propias ganancias y esto es completamente inviable. Porque las compañías son un actor vital en lograr propósitos sociales. El propio rol de los negocios es encontrar soluciones rentables para los problemas que la gente tiene. Hasta que Milton Friendman introdujo el concepto de que el único rol de las compañías es lograr ganancias para sus partes interesadas, muchas de estas tenían naturalmente un propósito social.

Dos semanas atrás, la mesa redonda de las principales compañías en Estados Unidos, que incluye todas las grandes empresas de EE.UU, llegaron al compromiso de que todas las grandes empresas van a trabajar por un propósito social. Ellos tienen obligaciones con las comunidades, con los trabajadores, con sus proveedores y con sus clientes.

Una sociedad saludable es una red densa de obligaciones mutuas entre familias y empresas.

ENS: Usted hace una diferenciación entre paternalismo y maternalismo, para analizar el rol que debe tener el Estado en este proceso. ¿Por qué se inclina por lo segundo?

PC: Hemos sido gobernados en las últimas décadas por el paternalismo. Las figuras grandes del estado reciben órdenes de las grandes empresas y esto no funciona, porque el conocimiento que es lo realmente importante en las decisiones está ampliamente distribuido en la sociedad. El poder de las decisiones debe ser descentralizado en las personas que tienen el conocimiento. Esto no se hace con unos sabios en el top, sino debe ser distribuido ampliamente en las empresas y comunidades.

Todo el mundo en las sociedades debe ser capaz de poder manejar el peso de las obligaciones y esto significa construir un sistema de obligaciones recíprocas. Afortunadamente, los seres humanos han evolucionado para manejar esas obligaciones. Para sobrevivir, las personas necesitan cooperar.

ENS: Usted escribió hace unos años sobre la migración y sus problemas frente a la globalización. ¿No se rompe la cooperación entre comunidades ante lo que han llamado algunos la amenaza del “otro”?

PC: He escrito dos libros sobre esto: uno sobre migración y otro sobre refugiados. No estoy en contra de la migración, pero es importante que los migrantes se integren a esta red profunda de obligaciones. Deben ser incluidos, pero ellos deben entender esa red de obligaciones y participar en ella. No funciona cuando hay grupos grandes de migrantes que se aíslan y no se relacionan con el resto de la comunidad.

No se trata de obligaciones legales, son obligaciones sociales-informales.

ENS: En Europa, ante la crisis migratoria, se han visto dos enfoques, el francés y el de Reino Unido. ¿Cree que Reino Unido ha integrado bien a los migrantes?

PC: Creo que todos los países europeos han encontrado bastante difícil la integración de otros migrantes más de lo que pensaban, porque los migrantes llegan con sus propias culturas. Diferentes países han tratado diferentes aproximaciones. Es muy complicado señalar un país en Europa que haya sido exitoso. Probablemente, Noruega ha sido más exitoso que Suecia. Reino Unido ha tenido una especie de “bolsillos” en el que algunos migrantes no se han integrado al resto de la comunidad.

En este proceso, relacionado con la primera pregunta, las actitudes frente a los migrantes han generado una nueva era de división, no entre los migrantes y las comunidades, sino entre las comunidades originales. Y eso ha creado una grieta entre estos grupos polarizados, en donde es difícil lograr esas obligaciones mutuas.

ENS: ¿Es adecuado, entonces, hablar de un “choque de civilizaciones”?

PC: No creo que haya un choque entre culturas, si se prefiere. En primer lugar, muchas personas se quedan en sus propias sociedades y cada sociedad tiene derecho a tener sus propias culturas. Por supuesto que hay que tener mucho cuidado con Europa, teniendo en cuenta su pasado imperialista, a que trate de imponer un imperialismo moral: nuestros valores se van a imponer sobre los suyos. Eso no funciona.

Las culturas evolucionan y van a ser diferentes a otras sociedades. En mi opinión, esto está bien. El problema es imponer unos valores universales desde los países más poderosos.

ENS: La globalización ha sufrido por esa crisis o, más bien, por la realidad de que los valores universales no son confiables para todos….

PC: Varias cosas de la globalización no han producido valores universales. A ver, uno de los países más integrados en la globalización es China y otro es Alemania. Creo que la canciller Merkel ahora está visitando china y creo que ellos tienen un conjunto de valores muy diferente.

Entonces, la globalización del mercado no ha producido realmente una globalización de valores. Ha producido países poderosos, que tienen influencia a su alrededor, pero eso no ha traído una globalización de valores.

ENS: ¿Ese no es el gran problema del capitalismo, de la pos-guerra? Que solo ha sido concebido desde la globalización económica y eso no ha permitido construir valores que generen solidaridad….

PC: Sí, eso es cierto. También pienso que las obligaciones mutuas siempre defienden en algún sentido una identidad compartida, porque las unidades políticas nunca van ser organizadas especialmente en países o ciudades donde las comunidades tienen un sentido de obligaciones donde se privilegia lo subnacional o lo nacional. Es muy difícil lograr un nivel de obligaciones mutuas a nivel global.  Hemos tratado de hacer esto con el cambio climático y ha sido bastante difícil.

ENS: Aunque a nivel nacional muchos estados tampoco logran consolidar esas obligaciones mutuas…  Eso pasa mucho, por ejemplo, con las diferencias nacionales entre metrópolis y áreas rurales. ¿Cómo lograr que haya más equilibrio entre unos y otros?

PC: Desafortunadamente nos hemos movido en una especie de área metropolitana en donde solo se cree en los que queremos y se crea una distancia en términos de compartir identidad con la gente de su misma sociedad y se identifican más con las personas similarmente exitosas en otras sociedades. Los exitosos deben tener obligaciones con las personas que son menos exitosas.

ENS: Algunas veces, en las metrópolis y en las zonas rurales, la falta de oportunidades tiene una correlación con la criminalidad, como en Colombia. Le digo esto porque usted, sobre todo, ha hecho una diferenciación entre “guerra civil” y criminalidad…

PC: Bueno, lo que tiene Colombia es una violencia criminal organizada y esto debe ser abolido. Un Estado efectivo debe aplicar el Estado de Derecho sobre su territorio. Al mismo tiempo, tiene que traer oportunidades a cada región del país, no necesariamente en todos los lugares, pero sí cada territorio debe tener una región que sea viable en el futuro.

Las oportunidades y la productividad deben estar distribuidas fuera de Bogotá en cada una de esas regiones. Eso es viable. Muchas sociedades, por ejemplo Alemania, han logrado tener oportunidades en muchas ciudades del país.