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En este 2025, que recién empieza, se sabe más de la cifra récord de homicidios en Ecuador que de las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo. La crisis de seguridad abarca casi toda la agenda nacional. Pero, este fin de semana hay un respiro, al menos electoral.
Luego de 14 meses, Daniel Noboa, quien se convirtió en presidente en unas elecciones anticipadas tras la renuncia de Guillermo Lasso en noviembre de 2023, busca la reelección, y todo parece indicar que lo va a lograr, no sin antes pasar por una reñida primera vuelta que obligará al primero y al segundo a medirse otra vez en segunda en abril.
El presidente candidato, como suele pasar, ha marcado la agenda electoral y el ritmo de la campaña. A pesar de que hay 16 aspirantes presidenciales, y que los resultados de su gestión no han sido los mejores, Noboa es el claro favorito para continuar en el Palacio de Corondolet, por su política de mano dura contra el crimen organizado.
En cuatro de los cinco sondeos publicados antes de la veda electoral (12 días antes), el candidato de Acción Democrática Nacional (ADN), Noboa, aparece de primero, y la aspirante del Movimiento Revolución Ciudadana, Luisa González, le gana al presidente en uno solo.
Casi todos los analistas pronostican que habrá segunda vuelta dado que ningún candidato lograría más del 40% en la primera vuelta y 10 puntos por encima del segundo.
La misma candidata del correísmo en las pasadas elecciones de 2023, González, ha sido una aliada del exiliado y prófugo de la justicia, Rafael Correa, quien tiene una circular de la Interpol, y que, desde Bruselas, donde reside, se ha opuesto al Gobierno criticándolo por su improvisación y desconocimiento del Ecuador.
Para el analista Andrés Chriboga, consultado por la BBC Mundo, “la oposición tampoco ha logrado ofrecer una alternativa lo suficientemente atractiva y la gente no percibe que otro candidato pueda arreglar las cosas”.
Con esta apreciación, coincide el analista político ecuatoriano, Pedro Donoso, quien ve al correísmo como una fuerza que ha sido incapaz de construir un discurso que se desmarque del expresidente y que logre identificar los problemas actuales del país, quedándose en las viejas diferencias políticas entre Correa y sus enemigos, como Lasso o Lenin Moreno, entre muchos otros.
Incapaz de retirarse de la política, Correa, sin embargo, sigue teniendo una sólida base del 30%, endosable a González, quien pasaría, según los sondeos, a la segunda vuelta con Noboa.
Además de González y Noboa, hay otros 14 aspirantes a la presidencia. Nombres como el de Andrea González, de Sociedad Patriótica (un partido de derecha), y el de Leónidas Iza, del movimiento indigenista Pachakutik, han sonado las últimas semanas por su peso en la conformación de posibles alianzas en segunda vuelta.
En el camino de lograr estas alianzas, el Congreso, que también se elige este domingo, juega un rol fundamental. Sin mayorías en las dos cámaras, Noboa busca recuperar la línea oficialista conformada por múltiples partidos para lograr la mayor cantidad de apoyos en segunda y evitar que el Legislativo le abra, más adelante, un juicio político, como le pasó a Lasso.
Un Gobierno que se raja
El favoritismo de Noboa, empero, no se debe a una gestión calificada con buenos números. En la mayoría de temas, como seguridad, economía y manejo energético, Noboa se ‘raja’, aunque ha estado solo un año en la presidencia y ese corto tiempo no parece suficiente para hacer un juicio justo y ponderado sobre su gestión.
La atipicidad de su primer año, en todo caso, desde cómo llegó hasta lo que ha tenido que enfrentar, hace que estos 12 meses hayan sido todo un gobierno. Comenzando por el tema de seguridad, en el que ha tenido resultados agridulces.
Recién llegado al poder en enero de 2024, un grupo de delincuentes armados se tomó un canal de televisión de Guayaquil, Ecuador, mostrando al mundo el poder que el crimen organizado ha alcanzado en el país.
A partir de entonces, Noboa empezó el camino de la “mano dura” para recuperar la seguridad y convocó un referendo que ganó, logrando aplicar un estado de excepción para movilizar a las Fuerzas Armadas en todo el país, cobrar un impuesto de guerra (con la subida del IVA) y aplicar el “Plan Fénix”, la base de toda su estrategia de seguridad.
“A diferencia de Guillermo Lasso, logró controlar las cárceles y eso fue un impacto muy positivo”, indica a BBC Mundo Caroline Ávila, experta en Comunicación Política.
A pesar de contar con el apoyo de la mayoría de los ecuatorianos y de Estados Unidos, que ha financiado el “Plan Fénix” y el “Plan Malta”, los indicadores no son buenos.
El homicidio, una medida que usualmente se usa para medir una política de seguridad, bajó de 22 homicidios diarios en 2023 a 19, una cifra que para muchos es insuficiente dado el despliegue militar y la cantidad de recursos empleados en la “guerra contra el narco”.
Apagón
Mientras su gobierno se dedicaba casi que exclusivamente a combatir los grupos criminales, recientemente calificados como “terroristas”, luego de la circular de Trump, un socio del actual presidente, Noboa ha enfrentado una crisis energética no vista desde hace décadas.
Desde septiembre, Ecuador ha sufrido apagones diarios que en algunos casos han durado 12 horas. Atribuidos a la sequía causada por el Fenómeno del Niño de 2023, que redujo la generación hidroeléctrica, el país se ha mantenido a media marcha.
Según cálculos de la analista Ávila, se perdieron cerca de 200.000 puestos de trabajo como consecuencia de los apagones. Asimismo, el producto interno bruto (PIB) cayó un 1,5% interanual, uno de los peores datos desde la pandemia, mientras que la pobreza aumentó.
A pesar de los malos números, Noboa ha habido en posicionarse como un presidente de “mano dura” en todos los frentes. Esto, en tanto que no solo ha apretado al crimen organizado facultando a las fuerzas de seguridad con poderes extraordinarios, sino rompiendo algunas garantías jurídicas y diplomáticas.
En un caso muy sonado, el presidente ecuatoriano autorizó que un grupo de policías ingresara a la Embajada de México donde se asilada Jorge Glass, el exvicepresidente de Correa, y sentenciado por corrupción.
El anterior y otros casos lo han puesto en el ojo de muchos críticos a nivel local e internacional. Sin embargo, para muchos ecuatorianos se ha tratado de una posición que refleja soberanía y patriotismo, en momentos en que el país pasa por una de sus peores crisis.
Con Noboa como favorito, los ecuatorianos votan este domingo para elegir entre la continuidad de la mano dura, la alineación con Estados Unidos y la inexperiencia de un presidente que todavía está aprendiendo; o, por la vuelta atrás, que es el correísmo.
Sea por el uno o por el otro, todo indica que habrá segunda vuelta en abril.
*Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.