La arquitectura constitucional colombiana lleva a que Senado y Cámara no tengan capacidad de emitir una legislación de emergencia

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Los parlamentos a lo largo del continente americano han tenido problemas para sesionar debido a las medidas de distanciamiento social por el coronavirus, algunos se han visto obligados a hacerlo de manera virtual.

Sin embargo, llama la atención que varios han expedido leyes para aliviar los impactos de esta pandemia, caso distinto del Congreso colombiano. Ello se explicaría porque hay algunas diferencias en los sistemas de gobierno y la forma como operan estas corporaciones.

Por ejemplo, el Congreso de los Diputados de Brasil aprobó el 14 de abril un auxilio de 89,6 billones de reales (cerca de US$17.000 millones) para ayudar durante los próximos seis meses a los estados y municipios por la crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19.

Con esta ayuda, el Legislativo brasileño espera compensar de alguna forma el bajonazo que, se espera, tendrán los estados en la recaudación de impuestos de bienes y servicios.

El gobierno de Jair Bolsonaro no compartió la aprobación de esta Ley con el argumento que será también un “cheque en blanco” para los estados más ricos y un incentivo para el descuido de las recaudaciones, según el ministro de Economía, Paulo Guedes.

En tanto que, el 31 de marzo, también el Congreso de los Diputados de Brasil aprobó un proyecto que autoriza el pago de un subsidio de 600 reales (unos US$115) a trabajadores informales y autónomos, especialmente, afectados porque no han podido trabajar durante las cuarentenas que decretaron algunos estados del gigante suramericano.

Vale señalar que el periodo ordinario de sesiones del Congreso brasileño va desde el 15 de febrero hasta el 30 de junio y desde el 1 de agosto al 15 de diciembre.

En este punto, se puede ver una importante diferencia a favor del Congreso de los Diputados de Brasil en cuanto al tiempo que tuvo para reaccionar con medidas legislativas ante la crisis del nuevo coronavirus, en comparación con el Parlamento colombiano, que por Ley debía reiniciar sus actividades el 16 de marzo.

El Gobierno brasileño declaró la emergencia de salud pública por el coronavirus el 3 de febrero, mientras que el Congreso de los Diputados comenzó a sesionar, presencialmente, el día 16 de ese mes.

Si bien, no fue mucha la diferencia con Brasil en cuanto al tiempo que transcurrió entre la declaratoria de emergencia sanitaria por el Covid-19 y el tiempo de reacción que se debía dar por parte del Legislativo, pues el presidente Duque la anunció el 12 de marzo, jugó en contra del Congreso colombiano que si bien, tenía que reiniciar sesiones el 16 de marzo, no lo pudo hacer porque inicialmente para evitar la propagación del virus se prohibieron las reuniones con más de 500 personas y poco después de 50 personas.

Como consecuencia, surgió la posibilidad que el Congreso sesionara de forma virtual, sin embargo, no hubo unanimidad sobre si ello era legal, provocando un gran debate.

Mientras que se habilitaron las plataformas para sesionar virtualmente se perdió un tiempo valioso. Finalmente, se iniciaron las deliberaciones por la red enfocadas en control político.

Otras latitudes

Hace unos días, el Congreso de Estados Unidos aprobó un plan de rescate de cerca de US$500 millones para ayudar a los hospitales y pequeñas empresas en medio de la crisis por Covid-19.

En tanto que, el pasado 25 de marzo, la Cámara de Diputados de Paraguay aprobó un proyecto de ley que radicó el gobierno de Mario Abdo Benítez para obtener préstamos hasta por US$130 millones con el fin de “alivianar los problemas generados por el coronavirus a los más vulnerables”.

Sistema de gobierno

¿Por qué se dan estas diferencias? En el caso de Brasil es una República federativa presidencialista y también, están los poderes Legislativo y Judicial. Tiene su inspiración, en cuanto a forma de Estado, en el modelo estadounidense.

Colombia es una República con separación de poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Además, es un Estado unitario.

A pesar de la similitud de estas dos naciones en favorecer el presidencialismo y tener la separación de poderes, en el caso del país de la samba hay ciertos decretos expedidos por el Jefe de Estado que deben ser aprobados por el Congreso de los Diputados.

Como fue el caso del decreto que expidió el presidente Bolsonaro, declarando la Emergencia Nacional por la pandemia de coronavirus, lo que permitió al Gobierno liberar recursos presupuestarios para combatir el virus.

Ello no sucede en Colombia porque los decretos presidenciales no deben ser aprobados por el Legislativo.

En esas circunstancias, la rapidez que permite el Estado de Emergencia para tomar medidas ante urgencias como la que hoy vive el país por culpa del Covid-19, en cierta forma, limita al Congreso pues así tenga iniciativas hay que tener en cuenta que el proceso de una ley, desde la discusión del proyecto hasta su sanción, puede tomar al menos mes y medio, y eso, contando con que tenga mensaje de urgencia.

Por ello, el ordenamiento jurídico del país hace que el Congreso en este momento cumpla un papel primordialmente de control político a las medidas que ha tomado el Gobierno para enfrentar el coronavirus, y en este sentido explicaría por qué la diferencia con algunos parlamentos de América que sí han aprobado leyes contra este flagelo.