La Unión Europea ha sido contradictoria en sus políticas para el control de la pandemia de covid -19: primero fue ejemplo es hacer esfuerzos para mantener la presencialidad en las escuelas y universidades y convertir la educación en uno de los sectores prioritarios, pero a la vez las medidas sanitarias han sido erráticas, cierres abruptos y confinamientos que no han demostrado eficacia, cambio permanente de las normas sobre uso de tapabocas en espacios abiertos y cerrados, modificaciones semanales de las normativas para el control de la pandemia, medidas tan abruptas que no puede medirse ni evaluar la eficacia de las medidas tomadas.

Se han decidido acciones discriminatorias como cerrar el acceso a ciudadanos de países pobres, con el argumento de responsabilizarlos sobre las nuevas cepas y los contagios, y toda esa política descoordinada e inestable, se ha visto reflejada en que es la región con más contagios y muertos en el mundo.

Esa situación ha llevado a la polarización de la población local, quienes también se ven afectados por los cambios permanentes en las normas, y ya explotó en el gremio docente francés, sindicatos y profesores acordaron una huelga general que tiene paralizadas las escuelas de todo el país.

El paro docente comenzó el pasado jueves cuando miles de profesores de primaria y secundaria cuestionaron los permanentes cambios en los protocolos sanitarios para asistir a las escuelas, casi siempre sorpresivas y decretadas en corto tiempo según el gremio de educadores.

Según cifras del Ministerio de Educación Francés, el 40% de los profesores de primaria y el 25% de los de secundaria iniciaron las protestas, que recibió el apoyo de padres y estudiantes que también muestran señales de agotamiento.

Las protestas han afectado el regreso de los estudiantes previsto desde el tres de enero, y ahora, además del apoyo de 10 sindicatos docentes, cuenta con el respaldo de varios candidatos presidenciales, en un pulso que toca las fibras de la alta política francesa ante el interés de reelección del actual presidente Emanuel Macron.

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Parte de las molestias surgen, por ejemplo, de los cambios permanentes en el tipo de cubrebocas que se deben utilizar; ahora se exigen unas denominadas FFP2 de las cuales el gobierno ya ha distribuido cinco millones de unidades. Otra demanda viene de la falta de profesores, la variante ómicron que se ha identificado como menos grave pero muy contagiosa, tiene a miles de maestros con incapacidad médica por los contagios. Francia vive este mes la mayor ola de contagios desde el origen de la pandemia, llegando a registrar 300 mil casos diarios. Para poder contar con gran parte de los profesores, se ha reducido la cuarentena a seis días frente a los 14 exigidos al inicio de la pandemia, ello genera el riesgo de mayor contagio y un malestar de los educadores frente a los cambios para poder cubrir las plazas que están con incapacidad.

Otra de las medidas que en este caso molestó a los padres es que frente a un contagio en la escuela, los padres deben ir a recoger a sus hijos que hayan tenido contagio con el infectado y realizar test diarios por cuatro días, lo que colapsó las droguerías y los lugares de pruebas, además de los tiempos que deben asumir los padres.

En las protestas varios profesores expresaron que es casi imposible someter a todos los estudiantes a pruebas todos los días frente a la nueva ola, que se cierren las escuelas mientras para la ola más fuerte o que se abran con normalidad y se asuman los riesgos de un contagio que es masivo pero menos letal. Coinciden en que medidas intermedias y cambios de protocolos, formatos y procedimientos para los profesores y estudiantes hacen que la enseñanza y el aprendizaje pasen a un segundo plano.

Lo que puede pasar el Colombia

Después de dos años de clases remotas en la mayoría de instituciones educativas públicas de educación básica, media y superior, el Ministerio de Educación ha decidido por fin asumir una posición fuerte frente al retorno, el cual considera que es prioritario y hasta la fecha no habrá excepciones para el mismo.

Sin embargo, Colombia se enfrenta a la cuarta ola con los mayores registros diarios de contagios, y aunque el número de muertes es menor frente a las olas anteriores, empieza a crecer de forma exponencial: el pasado jueves rozaron los cien, cuando llevábamos meses con cifras inferiores a los 50 diarios.

Esa situación de incertidumbre puede ser un nuevo polvorín alentado por los sindicatos, los gremios docentes e inclusive por los políticos en una época de contienda electoral. Por eso, es necesario estar atento frente a lo que ocurre en otras altitudes para garantizar un regreso seguro, pero donde la educación sea lo central y exista un relativo consenso sobre las medidas y las acciones que se deben implementar para el retorno escolar.

*Especialista en educación