¿Remezón opositor en Turquía alcanzará para sacar a Erdogan? | El Nuevo Siglo
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Viernes, 12 de Mayo de 2023
Redacción internacional con AFP

LA APUESTA turca de los favoritos a la presidencia, el actual mandatario Recep Tayyip Erdogan y su retador de una inédita y variopinta oposición unida liderada por Kemal Kiliçdaroglu no sólo es ser el más votado este domingo sino hacerse, de una vez, con el título presidencial.

Polarizado como nunca antes, tras dos décadas de gobierno de Erdogan, nada ni nadie se atreve a vaticinar el desenlace de este domingo, aunque con base en las encuestas se puede afirmar que el sueño de los candidatos se definirá en quince días, en la segunda vuelta del 28 de mayo, ya que ninguno alcanzaría el 50% del respaldo ciudadano.

Esa es la conclusión que se deriva de los últimos sondeos sobre intención de voto que, a diferencia de los realizados dos semanas atrás, ubican al opositor Kiliçdaroglu como el vencedor de esta primera jornada, con una ventaja de cinco puntos porcentuales, aunque si se tiene en cuenta el margen de error de los mismos, se daría un empate técnico. Además, ambos quedan por debajo del porcentaje establecido para cantar victoria definitiva este domingo.


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El cambio de tendencia en los últimos días se debe a que el candidato de la variopinta alianza opositora, ya que está conformada por seis partidos de la oposición que van desde la derecha nacionalista a la izquierda democrática, y dominada por el CHP (socialdemócrata), fundado por el padre de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Atatürk, logró concitar el apoyo –también sin precedentes- del partido prokurdo HDP, tercera fuerza política del país y el tan inesperado como forzado retiro de Muharem Ince, argumentando que lo hacía para evitar que lo culparan de la derrota de Kiliçdaroglu, pero en realidad obedeció a unas denuncias de acoso sexual.

Una de las empresas demoscópicas de mayor prestigio en ese estratégico país en el cual confluyen Europa, Medio Oriente y el Cáucaso, Konda, da al aspirante opositor un 49.3% de votos frente a 43.7% que obtendría Erdogan, mientras que en la encuesta de Yoneylmen, el resultado es de 49.5% y 44.4%, respectivamente.

Se desconoce si el 5.7% de apoyo que lograba Ince se decantará por el candidato opositor, al igual que si el cuarto en contienda, Sinan Ogan, exmiembro del partido ultranacionalista MHP, logra el proyectado 4% de apoyo o si sus seguidores, ante la reñida elección definen a última hora cambiar su voto.

Si la votación de este domingo se ajusta a los sondeos, Erdogan y Kiliçdaroglu volverán a batirse en el duelo de las unas exactamente en dos semanas. Pero si los kurdos apoyan masivamente la decisión partidaria, la oposición lograría poner fin a veinte años de poder de Erdogan quien, como se sabe, asumió su cargo como primer ministro en el año 2002 y como presidente en 2014, ya que el país cambió de sistema parlamentario a presidencial ese año, eliminando la figura del primer ministro y concentrando gran parte de los poderes ejecutivos en la figura del presidente.

Y eso es lo que precisamente promete reversar el socialdemócrata Kiliçdaroglu, al igual que restablecer las libertades que, arguyen, fueron progresivamente recortadas por el actual mandatario.

En las parlamentarias el parlamentario es muy distinto, según los sondeos. La coalición de Erdogan, del partido que preside -islamista AKP- junto a otras formaciones ultranacionalistas e islamistas, podría obtener el 44% de los votos, según los datos de Konda -aunque sin lograr la mayoría absoluta-, frente al 30.9% de la coalición opositora.

A sus 69 años, Erdogan quiere otro período de cinco años en la presidencia turca, para complementar sus ambiciones planes de modernización, basados especialmente en la construcción de viviendas, conectividad vial y otras obras de infraestructura. Pero, a diferencia de elecciones pasadas, Turquía enfrenta una compleja situación económica, resultado, entre otras cosas, de los créditos que adquirió el gobierno desde hace una década para transformar el país.

Si el opositor gana se convertiría en el decimotercer presidente de la república turca -que este año cumple 100 años-, sucediendo al largo mandato de Erdogan, el más longevo desde la caída del Imperio otomano.

Entre esas dos opciones claramente diferenciadas, ideológica y programáticamente, el islamoconservador Ergodan y el socialdemócrata Kiliçdaroglu, los 64 millones de turcos convocados a las urnas deben elegir a su presidente, igual que a sus representantes al Parlamento.

Muchos analistas consideran un acierto con rédito electoral que Kiliçdaroglu abordara rápidamente lo que parecía ser un obstáculo para su campaña en una Turquía predominantemente sunita: su pertenencia al alevismo. En un video que se volvió viral en las redes sociales reconoció públicamente su adhesión a esta rama heterodoxa del islam.

La carta opositora también promete "justicia, derecho y apaciguamiento" en todos los temas, desde la economía al poder adquisitivo (la inflación en Turquía superó el 85% en octubre), por las libertades públicas.

En un país sumido en una grave crisis económica y de confianza, donde jóvenes diplomados, ingenieros y médicos buscan irse, el omnipresente Erdogan lucha a brazo partido por salvar su legado y puede contar con un 30% de incondicionales.

El bando del "Reis" -como lo llaman sus determinantes- maneja las promesas de campaña con cifras e invectivas, acusa a sus rivales de connivencia con los "terroristas" del PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, denigra sus vínculos con Occidente y sus "conspiraciones", y los presenta como "pro-LGTB" que quieren "destruir la familia".

 

La primera vez

Poco más de 5 millones de jóvenes votarán por primera vez y éstos podrían inclinar la balanza electoral.

Estos han vivido siempre en una Turquía dirigida por Erdogan, con su deriva autocrática desde las grandes manifestaciones de 2013 y el fallido golpe de Estado de 2016 que se saldó con decenas de millas de arrestos.

"La primavera llegará gracias a ustedes", les dijo Kiliçdaroglu en un mitin.

Según una encuesta del instituto Metropoll, la mayoría de los jóvenes de entre 18 y 24 lo apoyan.

Otro interrogante de los comicios es el impacto del terremoto del 6 de febrero, que dejó más de 50.000 muertos y un número desconocido de desaparecidos en el sur del país. Los sobrevivientes, que denuncian que la ayuda llegó tarde, están hoy diseminados por todo el país o viven bajo carpas.

Esta situación se suma a la preocupación sobre la imparcialidad del proceso electoral y el "estado de la democracia" en Turquía, se detectará el Consejo de Europa, que surgirá 350 observados, además de los designados por los partidos, a los 50.000 colegios electorales.

El vicepresidente del CHP encargado de la seguridad electoral, Oguz Kaan Salici, se mostró optimista. “No vivimos en una república bananera”, declaró.

Según un diplomático que pidió el anonimato, Turquía está apegada al principio de las elecciones. "Incluso en los tiempos en que los militares dieron un golpe de Estado cada diez años, ponían su poder en juego en las urnas", dijo.

Pese a esto, Kiliçdaroglu pidió sus decisiones "quedarse en sus casas" en caso de victoria, por miedo a que estallen enfrentamientos.

Mientras tanto, Erdogan ocupa el terreno: según el Consejo Superior de Radio y Televisión (RTük), entre el 1 de abril y el 1 de mayo, la televisión estatal TRT dio 32 horas de cobertura en directo a los discursos presidenciales y 32 minutos a Kiliçdaroglu.

Sus seguidores evocan sus logros, desmienten que sea un autócrata y aseguran que, si se pretende un mejor futuro para todos, con un país en constante avance, hay que darle otros cinco años.

Ejemplo de ello es que Erdogan llenó Turquía de puentes, autopistas y aeropuertos, impulsando al país hacia el siglo XXI a gran velocidad y estimulando un crecimiento económico excepcional en su primera década en el cargo, que propició el surgimiento de una nueva clase media.

Varios proyectos ilustran la ambición megalómana del jefe de Estado --que hizo construir un palacio de más de mil habitaciones en una colina boscosa de Ankara--, como el tercer puente sobre el Bósforo y la estructura que cruza desde 2022 el estrecho de los Dardanelos (4,6 km), el puente colgante más largo del mundo.

La gigantesca mezquita de Camlica (30.000 plazas) en Estambul, con sus minaretes de 107 metros de altura, se suma al tercer aeropuerto de la ciudad, inaugurado en 2018, así como las líneas ferroviarias de alta velocidad, las centrales hidroeléctricas y térmicas y la primera central nuclear del país, inaugurada esta semana.

A diferencia, el "loco proyecto", según sus palabras, del Canal de Estambul (45 km de largo y 275 m de ancho), que quiere perforar en paralelo al Bósforo, sufre por falta de fondos. /Redacción internacional con AFP