¿Son las elecciones o la colusión Trump - Rusia? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Miércoles, 22 de Agosto de 2018
Pablo Uribe Ruan
Manafort y Cohen fueron condenados y acusados, respectivamente. Algunos creen que el Mandatario está cercado tras este episodio, pero otros simplemente hablan de que es parte de la campaña

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En un mismo día, y casi a la misma hora, Donald Trump recibió dos golpes. Paul Manafort, su exdirector de campaña, fue condenado por numerosos delitos y su exabogado, Michael Cohen, fue culpado por conductas criminales que ponen en tela de juicio al Presidente.

No es claro cuál de los dos casos perjudica más al Jefe de Estado norteamericano. Para la mayoría de analistas entrevistados por medios de ese país, el alegato de Cohen es el más grave y riesgoso, pues, de acuerdo a lo que ha dicho el abogado, sí hubo un pago a dos mujeres -una modelo de Playboy y otra estrella pornográfica-, con las que Trump tuvo relaciones sexuales, para que se mantuvieran calladas y no afectaran la campaña presidencial de 2016.

Cohen, ¿el aprendiz?

Cohen ahora se convierte en una ficha principal en la causa contra el Mandatario, que lidera el fiscal especial Robert Mueller. ‘Espadachín’ del Presidente desde hace una década, siempre estuvo a su lado no solo por su afinidad política, sino que estaba convencido que “recibiría” una plaza en el gabinete de la Casa Blanca, como se lo dijo a Fox News.

Además de haberse declarado “culpable” por fraude bancario y fiscal en su negocio personal, Cohen aceptó ayer que había efectuado pagos ocultos para beneficiar a Trump. Se trata de cuantiosas transacciones a Stormy Daniels y Karen McDougal para que no hablaran de sus supuestas relaciones con Trump.

Según la revista TIME, Cohen le reembolsó a Daniels cuotas mensuales de 35.000 dólares. El dinero salió de la Organización Trump, por lo que este indicio pone en fuertes aprietos al Presidente. Aparte de que, de acuerdo con los fiscales, estos pagos violaban la prohibición de que las corporaciones podían donar a campañas políticas, como inicialmente se presentaron estas transferencias.

El abogado de Trump, tras reconocer su culpabilidad, eventualmente sería condenado a ocho años de prisión, por ocho causas. Los fiscales del caso estudian en este momento la posible autoría de Trump en la determinación de los delitos. Es decir, si como dice Cohen “no solo conocía sino que dirigía su conducta”, la de pagar por el silencio de las dos mujeres, cometiendo un posible delito federal.

Manafort, ¿amigo?

La tensión en la Casa Blanca subió tras el anuncio de Paul Manafort, un hombre cercano al Kremlin desde hace décadas y asesor de la campaña presidencial de Trump. Un juez condenó al exasesor por ocho delitos, entre los que se incluyen evasión fiscal, fraude bancario y omisión a declarar cuentas en el exterior, estas últimas son el centro de las acusaciones que demostrarían la eventual colusión con Rusia.

Medios como The Washington Post dicen que la acusación se centró en los contratos de Manafort con la campaña de 2016 y “no directamente relacionados con Rusia”. Por los cargos de fraude bancario e impositivo podría pasar décadas en la cárcel sin que aún se sepa la verdad de sus presuntos vínculos con el Kremlin para afectar la campaña de la excandidata demócrata Hillary Clinton.

Aparte de los ocho cargos, Manafort también es acusado de otros diez delitos. La prensa norteamericana justifica la no condena del resto de cargos como una estrategia del fiscal Mueller para que el exasesor de Trump hable y, eventualmente, reciba beneficios penales.

Son cinco los asesores del Presidente que en este momento han sido condenados por diferentes delitos que, en el fondo, tienen un núcleo común: Rusia. Cuatro de ellos se han declarado culpables. El único que no lo ha hecho es Manafort, que hasta el momento no ha querido ser objeto de ningún tipo de beneficio penal.

Los mensajes del Presidente han variado frente a uno y otro caso. Trump dijo que Cohen “inventa historias” y advirtió que “si alguien está buscando un buen abogado, le sugiero encarecidamente que no contrate los servicios de Michael Cohen”, distanciándose de su viejo aliado.

Pero salió en defensa de Manafort, diciendo: “Me siento muy mal por Paul Manafort y su maravillosa familia. La 'Justicia' tomó un caso tributario de 12 años, entre otras cosas, aplicó una presión tremenda sobre él y, a diferencia de Michael Cohen, se negó a 'ceder': inventar historias para obtener un 'trato'. ¡Mucho respeto por un hombre valiente!”.

Campaña

Para algunos analistas la “cacería de brujas” -como llama Trump la arremetida judicial en su contra- tiene como trasfondo las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre, cuando los estadounidenses voten para renovar un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes.

Los republicanos en este momento dominan ambas cámaras, pero han tenido dificultades para aprobar parte importante de su agenda, como la contrarreforma sanitaria o eliminar el Obamacare, al igual que los bloqueos para legislar en contra de los Dreamers, hijos de migrantes ilegales a los que se les concedió, en su mayoría, la nacionalidad.

Sin mayorías en el Congreso, Trump se vería forzado a hacer una serie de acuerdos con los demócratas buscando algún grado de gobernabilidad. Ese escenario sería complejo si se tiene en cuenta que muchos de los miembros de esa bancada han insinuado -no dicho- que impulsarían un eventual proceso de destitución del Presidente. Sólo tres mandatarios han sido objeto de este proceso en Estados Unidos: Andrew Johnson, Bill Clinton y Richard Nixon; este último fue el único que, antes de ser acusado, se apartó del cargo.

Aprovechando el difícil momento por el que pasa Trump, los demócratas puntean en las encuestas de cara a las elecciones de noviembre, mientras la mayoría de republicanos, por su parte, insisten en que no es clara la colusión con Rusia. Todo, al final, parece un juego electoral.