El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió el lunes por la noche tomar una decisión inminente para hacer "pagar" a Bashar al Asad y sus aliados por el presunto último ataque químico en Siria.
El mandatario también puso en la mira de sus amenazas a Rusia, algo fuera de lo habitual, que advirtió de "consecuencias graves" en caso de ataques armados de las potencias occidentales.
La decisión de Washington sobre una eventual respuesta militar contra el régimen sirio podría tomarse después de una votación, probablemente el martes, en el Consejo de Seguridad de la ONU, sobre un proyecto de resolución estadounidense para crear un cuerpo de investigación internacional sobre el uso de armas químicas en Siria. Rusia ya ha advertido que el texto contiene "elementos inaceptables".
"Fue atroz", "horrible", dijo Trump en la Casa Blanca sobre el presunto ataque del sábado con "gas venenoso" contra Duma, el último bastión rebelde a las afueras de Damasco.
"Responderemos con fuerza", adelantó luego el mandatario, que prometió tomar una decisión el lunes por la noche "o muy pronto".
El secretario de Defensa, Jim Mattis, no descartó ataques contra el régimen sirio.
Por segunda vez en dos días, Trump habló por teléfono con su homólogo francés, Emmanuel Macron. Los mandatarios desean una "reacción contundente" de la comunidad internacional y "permanecerán en estrecho contacto", informó el Elíseo.
En este contexto, la reunión de urgencia de este lunes del Consejo de Seguridad de la ONU mostró de nuevo el cara a cara entre Estados Unidos, Francia y Reino Unido, y Rusia.
El trío occidental culpó claramente el régimen de Asad del ataque del sábado, que dejó, de acuerdo con los Cascos Blancos y la ONG Sociedad Médica Americana Siria, más de 40 muertos en Guta Oriental, región que Damasco está a punto de recuperar íntegramente.
"Solo un monstruo puede hacer esto", dijo la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley. "Ha llegado el momento en el que el mundo debe ver que se ha hecho justicia", continuó.
Ninguna duda
"No hay dudas sobre los autores de este nuevo ataque", agregó el embajador francés, François Delattre.
Además de a Siria, las potencias occidentales culparon del ataque a Rusia: "Cuando el régimen militar sirio golpea a civiles, lo hace con la ayuda de Rusia", insistió Haley.
La Casa Blanca había sugerido en un primer momento la "responsabilidad" de Rusia e Irán, al asegurar que el gobierno sirio no podía llevar a cabo un ataque químico "sin su ayuda material".
Trump advirtió a Damasco, Moscú y Teherán de que podían "pagar un alto precio". Una amenaza que incluía, por una vez, a su homólogo ruso, Vladimir Putin.
"Pedimos a los occidentales a que abandonen la retórica de guerra", exigió en tanto el embajador ruso en la ONU, Vassily Nebenzia, que advirtió de las "graves consecuencias" en caso de acciones armadas de occidente.
"No hubo ataque químico en Duma", agregó, y aseguró que todo es un "montaje".
Putin condenó el carácter "inadmisible" de la "especulación" sobre este presunto ataque químico.
El fantasma de una respuesta militar revivió el lunes tras el lanzamiento de misiles contra la base militar T-4 que posee el régimen sirio en el centro del país. Pero en este caso el apuntado como responsable por Damasco y sus aliados, Rusia e Irán, fue Israel.
"En este momento, Estados Unidos no realiza ataques aéreos en Siria", afirmó la Casa Blanca el lunes por la tarde.
Trump bombardeó en abril de 2017 una base militar siria en respuesta a un ataque de gas sarín del que acusaron al régimen en el que murieron 80 civiles en Jan Sheijun, en el noroeste de Siria.
El régimen sirio, por su parte, rechazó las acusaciones de usar gases tóxicos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que depende de una vasta red de fuentes, no pudo confirmar un ataque químico el sábado.
En un video difundido por los Cascos Blancos se ven varios cuerpos sin vida, incluidos los de niños y mujeres, tendidos en el suelo, a los que les sale espuma blanca de la boca.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) anunció la apertura de una investigación.
El régimen de Asad siempre ha negado su responsabilidad por los ataques químicos que se le han atribuido durante la guerra que devasta el país desde 2011.
Gracias al apoyo militar crucial de Moscú, el gobierno de Bashar al Asad recuperó más de la mitad del territorio sirio, a costa de una guerra devastadora que se ha cobrado más de 350.000 vidas.
Con este apoyo, el régimen finalmente se centró en el último enclave rebelde en Duma, forzándoles a evacuar la ciudad.
Durante varias semanas de febrero y marzo, el enclave rebelde fue blanco de intensos bombardeos que mataron a más de 1.700 civiles, según la OSDH.