Trump: una locomotora política | El Nuevo Siglo
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Domingo, 8 de Marzo de 2020
Redacción internacional con AFP

‘TIERRA ARRASADA’. Ese puede ser el calificativo que mejor representa lo que ha logrado el presidente candidato Donald Trump en las primarias que han realizado los republicanos y que evidencian un partido cohesionado tras su carta reeleccionista e inclusive, según estrategas de su campaña y analistas, que está concitando el apoyo de independientes.

Con un solo competidor, el ex gobernador de Massachusetts William Weld, y por la arrolladora fuerza electoral de Trump, muchos estados no realizaron las primarias, como Minnesota, Virginia y Maine. Sin embargo, en los que ya se ha verificado este ‘concurso’ electoral, el presidente ha arrasado con porcentajes que oscilan entre el 87% y el 97%.

Ello evidencia que ha logrado unir a todo el partido, ‘cúpula’ y bases republicanas tras su deseo de seguir cuatro años más en la Casa Blanca. Y para ello esgrime no sólo ante su colectividad sino ante todo el país un palmarés económico, el mejor que ha registrado Estados Unidos en las últimas décadas.

“América primero’, su eslogan de campaña hace cuatro años se fue implementado en políticas en todos los aspectos, tanto a nivel doméstico como internacional. Y aunque es polémico, directo y hasta burlón, como se lo enrostran sus detractores, ha conseguido durante su mandato generar más y mejores empleos, el regreso tanto de capitales como de empresas, disminución de impuestos a la clase media, así como mayor cobertura en salud y educación, entre otros.

El ‘impeachment’ demócrata, con el que buscaron en vano los demócratas su destitución como el presidente No.58 de Estados Unidos, terminó convirtiéndose en un viento a favor tanto en su gestión como su campaña electoral.  Y ello se reflejó en cifras. Hace un mes, (5 de febrero) el sondeo de Gallup, reseñaba que Trump había alcanzado una sobresaliente marca personal de aprobación del 49%, la más alta de su mandato, repuntando casi diez puntos porcentuales y que el 50% de los consultados consideraba que debía ser reelegido.

La misma encuesta reveló que el índice de aprobación del Presidente entre los independientes había aumentado tres puntos, ubicándose en 42% y el apoyo ciudadano a los republicanos subió seis puntos frente a la anterior medición, llegando al 94%.

Y la fortaleza del mandatario se ha medido, más recientemente, en las primarias republicanas donde además de hacerse contar, enfrentó a un enemigo interno “Never Never’, movimiento conformado por republicanos convertidos en demócratas, que se inscribieron para votar con el único fin de dañar las perspectivas de reelección del presidente.

Si se desglosan los resultados de las jornadas republicanas ya cumplidas se puede ver que la fuerza electoral republicana es monolítica y que incluso Trump ha logrado llevarla más allá: el apoyo de algunos independientes y varios demócratas.

Una prueba de ello es Texas, donde Trump registró 1.889.006 votos de los 2.007.314 emitidos, un 94.1% a su favor, cifra que el exgobernador del Estado, George Bush no alcanzó cuando buscaba su reelección (92.5%). Y, frente al campo rival, Joe Biden ganó con algo más de 716 mil de 2.075.862 votos emitidos por los demócratas. Es decir, un 34%.

Guarismos similares se registraron en otras primarias. Donde ha tenido el mayor porcentaje de respaldo ciudadano, hasta ahora, ha sido Arkansas (97.1%), seguido de Tennessee (96.5%), Alabama (96.2%) y Carolina del Norte (93.5%).

En el primero de éstos, ganó con 237,863 de 244,932 votos republicanos mientras que Biden hizo lo propio con más de 95 mil 500 respaldos de un total 228,476 votos; mientras que en el segundo, lo hizo con casi 381 mil votos de los 393.969 depositados. Allí hubo una mayor votación demócrata, en total 515,440 papeletas, de las cuales 215 mil fueron a favor del exvicepresidente.

En Alabama, el apoyo a Trump fue de 695.469 votos de los 722 mil votos registrados, mientras que la primaria demócrata registró a Biden como ganador con más de 286 mil sufragios de los 452.278 depositados en las urnas.

En Oklahoma, Trump ganó las primarias republicanas con el 92.6% de los votos. En 2004, Bush ganó con el 90%. Trump ganó con 273,562 votos de 295,409 votos republicanos emitidos. Biden ganó con 117,552 de 303,977 votos emitidos por los demócratas.

Y, solo para citar otros casos que evidencian las buenas cifras del presidente candidato están, también por encima del 90% de apoyo, los resultados en Colorado y California. Un guarismo un poco menor, lo obtuvo en Massachussetts y Vermont, donde registró 87.7%, donde su rival Weld se hizo con el 10% se los respaldos.

Con esos contundentes triunfos, Trump avanza firme en su campaña para lograr un nuevo mandato, y sin que los demócratas definan al que será su rival prepara una gran ofensiva, de “tierra arrasada”, según algunos miembros de su equipo, que admiten que será más dura la lucha contra Biden que contra Sanders.

Y si el ‘elegido’ de la oposición es Biden, la verdadera carrera por la Casa Blanca será dura, llena de críticas y cuestionamientos, porque vale recordar que fue por la petición de investigar al exvicepresidente que hizo Trump que los demócratas le ‘montaron’ el impeachment.

Y aunque Biden se muestra como un estadista y con su mensaje tranquilizador que apunta a restaurar la calma y la "decencia" en Estados Unidos está hoy liderando frente a Sanders, el presidente candidato recuerda, cada que puede o que le dan papaya, los desaciertos verbales del exvicepresidente, amén de insistir que es ‘corrupto’ por haber utilizado sus influencias cuando ejercía dicho cargo para conseguir un empleo a su hijo Hunt en una multinacional ucraniana, que está bajo la mira de ese país por varios motivos.

La reacción de Trump ante el triunfo de Biden en las primarias del Súper martes dio una idea de lo que se viene, ya que aunque lo felicitó por su "increíble resurgimiento",  sugirió que el demócrata, a quien llama "Sleepy Joe" (Joe el dormilón) sólo se mantiene en pie porque lo ayudan. 

Y durante toda la semana ha trinado públicamente por los errores de Biden, remarcando que si él los hubiera hecho "sería el final del camino". 

Sin embargo las críticas también las ha hecho a Sanders, a quien llama “El loco Bernie” y ha advertido en sus mítines políticos los peligros de la “pesadilla socialista”.

Independientemente de cualquiera que sea su rival se da por descontado que Trump la enfilará con toda y crudamente a veces, como es su costumbre, contra éste. Es una lucha electoral abierta en un país dividido políticamente en dos. Y, el botín será para el que convenza con propuestas que sean viables y mejoren la calidad de vida de los Estados Unidos.

Sin duda, si es Biden el candidato, la corrupción volverá a estar en el centro del debate y eso lo anticipó esta semana el presidente Trump en entrevista a Fox News. “Ese será un tema importante en la campaña. Lo mencionaré todo el tiempo", dijo al periodista Sean Hannity.

Trump ha sido calificado de “loco”, “irreverente”, “inexperto”, “prepotente” y de tener “un humor cruel”. Para muchos son defectos, pero para otros son su estilo. Pero más allá de todo ello, lo que no se le puede quitar es que ha reactivado la economía norteamericana y mejorado la calidad de vida en su país.  Es por ello que al monolítico bloque republicano se han sumado algunos independientes e indecisos.

Y si el 8 de noviembre de 2016, contra todos los pronósticos, Trump se erigió como el presidente de Estados Unidos, esta vez, con experticia, sagacidad y exitosa gestión espera otro triunfo, que de lograrlo, evidenciaría que es un fenómeno político.