“En mi trabajo, el primer error es el último” | El Nuevo Siglo
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Domingo, 8 de Septiembre de 2019
Eduardo Carrillo

La teniente Jessica Molina, quien adelanta labores de desminado entre 400 hombres, también dijo que a pesar de ello, “no es una profesión de peligro”

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En la búsqueda de convertirse en un país libre de minas antipersona Colombia ha venido desarrollando una acuciosa labor, en la que cuenta con personal altamente calificado, entre ellos la teniente Jessica Alejandra Molina Figueroa.

Nacida en Bogotá, ingeniera civil egresada de la Universidad Nueva Granada, ingresó en 2010 a la Escuela Militar José María Córdova.

Tras obtener el grado de subteniente, adelantó en el municipio de Nilo, Cundinamarca, el curso de Líderes de Desminado Humanitario dictado por la Jefatura de Ingenieros Militares y certificado y monitoreado por la Organización de Estados Americanos, OEA.

La oficial habla con amor, con pasión y con mucha energía de su trabajo y del hecho de ser la única mujer en una unidad militar donde se encuentran 400 hombres que todos los días arriesgan sus vidas, como ella, en la limpieza de artefactos explosivos en el Cañón de Las Hermosas, en el sur del Tolima.

“Lógicamente la feminidad siempre prevalece, pero lo que vale de uno como mujer es el trabajo. Siempre estoy dispuesta para laborar y para absolver cualquier inquietud o pregunta que tengan mis subalternos cuando nos encontramos en las áreas donde se han detectado minas antipersona”, señaló.

Molina afirma que “este trabajo creo que es uno de los más hermosos que tiene el Ejército Nacional, pues se está en permanente contacto con la comunidad. Es decir, con nuestro trabajo todos los días salvamos vidas no solo de nuestros militares y policías sino de los niños, niñas, hombres y mujeres del campo”.

 “Fue un entrenamiento bastante fuerte con una parte teórica y una práctica en la que conocemos toda clase de explosivos, cómo se manejan, cómo se emplean para hacer daño y, por supuesto, también cómo debe ser el trato con los campesinos que en últimas sufren las consecuencias de estos artefactos como también militares y policías”.

Reveló que más de cinco mil hombres y escasas 10 mujeres recibieron el entrenamiento completo e integral para hacer parte de la Brigada de Desminado Humanitario.

“En el desminado humanitario sabemos que el primer error es el último. Si cometemos un error sabemos que podría costarnos nuestra propia vida. Por esta razón es muy importante seguir paso a paso cada uno de los procedimientos para evitar errores fatales. Además siempre debemos estar preparados por los factores de sorpresa en el momento en que se está haciendo la desactivación del artefacto explosivo improvisado”, precisó.

Adentrándose en el modo de actuar de quienes están detrás de la colocación de estos artefactos, narra que “con estas minas antipersona los grupos armados al margen de la ley buscan proteger sus campamentos transitorios y retrasar el avance de las tropas que los persiguen para capturarlos y ponerlos a disposición de las autoridades competentes. No es nada fácil y prueba de ello son las decenas de militares, policías y hombres, mujeres y niños del campo víctimas de estos artefactos”.

Narró que “nosotros empleamos para nuestra labor las herramientas de jardinería, es decir,  pequeñas palas, con espátulas y con sierras manuales, entre otras, porque debemos escudriñar centímetro a centímetro. Claro que además contamos con los perros detectores de minas, con los detectores de metales y barreminas”.

Agregó que “se podría decir que es un trabajo muy seguro, pero como lo dije anteriormente un error puede ser el último y el miedo siempre está ahí presente. Pero, nosotros seguimos meticulosamente todos los procedimientos, precisamente, para evitar errores que nos conduzcan a la muerte o a sufrir graves lesiones de por vida”.

Uno de los problemas que enfrentan los encargados del desminado humanitario es que los grupos armados al margen de la ley emplean minas antipersona y artefactos explosivos improvisados, catalogados como una de las infracciones al Derecho Internacional Humanitario, debido a que esta práctica, no solo atenta contra este marco normativo, sino también contra algunos derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la integridad personal y a la dignidad humana.

La teniente Molina Figueroa dijo que durante la instrucción que recibió en la Escuela de Ingenieros aprendió a conocer la variedad de tipo de minas antipersonal, desde el artefacto más rudimentario hasta el modelo más sofisticado con dispositivos electrónicos y sus categorías de clasificación: minas antipersonal que producen onda de choque y puede activarse por presión, mediante tracción con alambres trampa o de otro tipo; minas antipersonal de fragmentación, estáticas o saltadoras; minas antipersonal direccionales de fragmentación.

También existen las minas conocidas como ‘abanico’, ‘sombrero’; las trampas ‘cazabobos’ como balones, teléfonos celulares con todos sus dispositivos, y las minas ‘quiebrapatas’ que se activan por presión, es decir,  al pisarlas; por alivio de presión, al levantar el pie del artefacto o tensión, sobre cables. También se pueden hacer explotar por temporización, con relojes digitales o análogos, entre otros.

Acotó que desde el 2004 solamente se ha registrado un accidente fatal debido a una mala información, pero no se registró por la manipulación de uno de esos artefactos.

“Ya llevamos más de 10 años haciendo desminado humanitario y hemos destruido miles de minas antipersona y otra clase de artefactos explosivos improvisados, pero reitero no hemos vuelto a tener accidentes, gracias a nuestro exigente entrenamiento y porque cumplimos estrictamente todos los protocolos de seguridad”, indicó.

 

Las Cifras

Según “Descontamina Colombia”, dependencia del Alto Comisionado para la Paz, desde el 1 de enero de 1985 a la fecha se han registrado 11.769 víctimas por minas antipersona y munición sin explosionar. Consigna que en lo corrido de 2019, se han presentado 72 víctimas.

Las cifras registran que en ese lapso han perdido la vida 2.296 personas, entre militares, policías, campesinos, niños y niñas, mientras que 9.473 han resultado heridas. Señala que la mayor cantidad de víctimas corresponde a la fuerza pública.

Dijo la teniente Molina Figueroa que de acuerdo con las cifras oficiales de la Jefatura de Ingenieros y de la Brigada de Desminado Humanitario, hasta la fecha han sido liberados 8.681.925 metros cuadrados de la amenaza de minas antipersonal u artefactos explosivos improvisados, mientras que se registra un total de 6.507.497 metros cuadrados de área despejada de amenaza.

“De acuerdo con los registros oficiales hemos destruidos más de 3.996 minas antipesona; hemos encontrado 798 artefactos y municiones sin explotar y destruido 1.453 artefactos explosivos improvisados”, señaló.

Actualmente 167 municipios se encuentran libres de sospecha de contaminación con minas antipersona, entre ellos 36 de Cundinamarca; 18 en Antioquia;18 en el Huila; 18 en Santander; 14 en el Tolima; ocho en Boyacá; siete en Magdalena; siete en el Meta; siete en el Valle del Cauca; cinco en Risaralda; cinco en Caldas; cinco en el Cauca; cuatro en Bolívar; cuatro en Nariño; cuatro en el Quindio; tres en el Casanare; tres en el Cesar; dos en Córdoba; dos en el Atlántico; dos en La Guajira; dos en el Putumayo; uno en el Amazonas; uno en el Caquetá y uno en Guainía.