La tormenta tropical Isaías bordeaba la costa este de Florida aunque ya sin amenazar con convertirse en huracán, una posibilidad que forzó al estado de Estados Unidos a ensayar su capacidad de respuesta en medio de la pandemia.
Isaías, que llegó a la costa de Florida degradado a tormenta tropical luego de haber azotado Bahamas como huracán de categoría 1, soplaba con vientos máximos sostenidos de 100 kilómetros por hora y avanzaba lentamente hacia el norte.
"No se esperan muchos cambios en su intensidad en los próximos días", indicó el Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami.
Hasta el fin de semana existía la posibilidad de que llegara con fuerza de huracán. En cambio, aunque soplan fuertes vientos, llueve abundantemente y se esperan cortes de luz en la costa este, no hay expectativa de desastre mayor.
"Parece que estamos bien, aunque no declararemos 'misión cumplida' hasta que esta cosa se aleje", dijo el director de la oficina estatal de manejo de emergencias, Jared Moskowitz.
El episodio sirvió como un simulacro de cómo atender un desastre meteorológico mientras el estado intenta contener la pandemia.
"Esto fue realmente un buen ensayo de los protocolos y procedimientos que hemos implementado en el estado de Florida para enfrentar la temporada de huracanes con el Covid-19", dijo Moskowitz.
En caso de huracán, los pobladores costeros son llamados a desalojar. Los que no tienen adónde ir van a los refugios instalados en las canchas deportivas de las escuelas. Allí, decenas y a veces cientos de personas duermen en colchonetas sobre el piso hasta que pase la tormenta.
Este es un escenario de pesadilla en el nuevo mundo que ha impuesto el coronavirus.
Moskowitz explicó que, por ejemplo, se pusieron a disposición hoteles, prácticamente vacíos por la pandemia, para alojar a los evacuados que tienen el virus o podrían tenerlo.
Aunque la mayoría de los refugios permanecieron cerrados, también se ensayaron las medidas sanitarias y de distanciamiento social. Se limitó su capacidad a 50 personas y se dispusieron los salones de clase, que antes eran zona prohibida, para aislar a los positivos del virus.
"Si viene un huracán de verdad, tenemos capacidad para 100.000 personas en nuestros refugios, con más espacio, y también ciertos lugares para personas que son positivas de Covid-19", dijo el alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez.
El presidente, Donald Trump, había declarado emergencia para Florida y algunos residentes tapiaron puertas y ventanas.
"Siempre hay que prepararse, por las dudas, porque nunca se sabe", dijo Jason Woodall, de 44 años, mientras tapiaba la entrada de un comercio en Miami, donde apenas llovió.
Isaías atravesó como huracán de categoría 1 el archipiélago caribeño de Bahamas, donde dejó calles inundadas y algunos árboles y postes eléctricos caídos.
La oficina bahameña de manejo de emergencias dio el "fin de la alerta" para todo el país.
Orson Nixon, del departamento de meteorología de Bahamas, dijo que había "algunas inundaciones en zonas bajas, pero nada grave en términos de marejadas".
Isaías golpeó el jueves Puerto Rico como tormenta tropical, dejando un reguero de árboles caídos y calles inundadas.