Armas de las Farc no solo deben entregarse sino destruirse: Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Noviembre de 2014

*Exvicecanciller dijo que solo los estados deben tener monopolio de las armas    

Es indispensable que los acuerdos de paz de La Habana prevean el desarme y ojalá la destrucción de estos elementos de guerra, dijo el exvicecanciller colombiano Camilo Reyes Rodríguez, quien fue diplomático de carrera por 35 años, especializado en la negociación internacional de temas como el desarme y los derechos humanos. Después de lo cual fue el creador del Observatorio de Drogas Ilícitas y Armas de la Universidad del Rosario.

EL NUEVO SIGLO: ¿Hay un cálculo de cuántas armas sin salvoconducto hay en las calles de Colombia?

Camilo Reyes Rodríguez: Precisamente por lo que son ilegales el cálculo es muy difícil de hacer. Hay dos razones en Colombia que hacen muy arriesgado hablar de cifras: primero el hecho de que tenemos un conflicto armado y que hay grupos ilegales que han traficado con armas desde hace muchos años, y que hay grupos armados que inclusive han llegado a producir armas. Entonces es muy difícil saber cuál es el porcentaje y dar una cifra sobre la que haya alguna referencia.

El otro tema muy complicado que tiene Colombia es que independientemente de las armas que están en manos de los grupos ilegales ha habido una cultura de violencia y de violencia armada. Entonces hay muchos ciudadanos colombianos que tienen armas en sus hogares o que portan armas y en muchas ocasiones sin los debidos salvoconductos.  

ENS: ¿Qué opinión tiene de las medidas que han tomado algunos alcaldes como el de Bogotá y Medellín para el desarme ciudadano?

CRR: Creo que es una medida muy urgente, muy pertinente, y lo que es más importante es que está probado que cuando se le quitan las armas a la sociedad se reducen los índices de violencia, se reducen los homicidios, se reducen los suicidios, se reducen por ejemplo los delitos sexuales, que están desafortunadamente bastante relacionados con la existencia de un arma amenazante.

Es que una de las características graves que tienen las armas es que no es necesario usarlas para que tengan un efecto destructivo. Hay muchos atracos que se llevan a cabo sin disparar el arma, simplemente esgrimiéndola, simplemente mostrando el arma generan suficiente miedo, suficiente terror como para que sea posible entonces llevar a cabo un delito sin que realmente se haya utilizado el arma.

Las estadísticas internacionales que están en manos del sistema de las Naciones Unidas, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, prueban ampliamente cómo los países en desarrollo tienen el problema de la existencia de armas y se agrava el problema tanto de la violencia como de las dificultades para alcanzar el desarrollo en la medida en que hay armas en manos de la sociedad. 

ENS: Las Farc han dicho en La Habana, previo a la discusión sobre el punto del fin del conflicto, que están dispuestas a un desarme pero no a la entrega de armas, ¿cuál es su opinión sobre esto?

CRR:  Hay una etapa, que es la inmediatamente previa al final del conflicto, sin la cual realmente no se sella el objetivo final de la paz, que es el DDR: la desmovilización, el desarme y el reintegro, y en ese proceso el desarme es definitivo, y no es solo el desarmarse, es dar cuenta de las armas, es entregarlas, es ojalá destruirlas en eventos públicos de tal manera que la sociedad civil, tanto las víctimas como los victimarios sepan que esos instrumentos de miedo, que esos instrumentos de muerte han desparecido.

Eso no solo tiene un sentido profundo en relación con las estadísticas de la generación de la violencia y del número de homicidios, sino que tiene un gran sentido simbólico. Entonces creo que es indispensable que los acuerdos de paz obviamente prevean el desarme, pero el desarme dando cuenta de las armas. Es entregando las armas y ojalá destruyéndolas y haciendo todo el ritual que le implica a una sociedad que se desarme esa sociedad y que esas armas que han sido utilizadas en muchas ocasiones contra civiles o contra otros ciudadanos o contra otros combatientes se destruyan.

En una sociedad, en una democracia, las únicas armas deben de estar en manos del Estado y deben de utilizarse con los fines que establece la ley, y realmente los países menos violentos y con índices altos de desarrollo y de bienestar para su sociedad son países que han logrado eso, es decir, que no haya una gran cantidad de armas en manos de los civiles, y que de todas maneras las armas que estén en manos del Estado se usen exclusivamente de acuerdo con la ley.

 

*Seguridad ciudadana

Reyes Rodríguez dijo que “si queremos avanzar en la consecución de una seguridad ciudadana, hay que reducir la cantidad de armas que están en manos de la sociedad civil”, aunque anotó que “hay todavía una industria armamentista muy preocupante y hay muchos países en los cuales hay una gran cantidad de armas”.