En promedio cada hora es arrestado un adolescente | El Nuevo Siglo
Andrés Nieto Ramírez, docente de las universidades Central y Nacional, consultor en Seguridad y magíster en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital.
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Sábado, 28 de Enero de 2023
Redacción Política

Maruja*, ingeniera de sistemas y ama de casa, no sabe cómo fue que su muchacho de 16 años, que estudiaba en uno de los mejores colegios de la capital del país, fue capturado por la Policía Nacional bajo la sindicación de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y otros cargos criminales que contempla el Código Penal.

La señora acudió donde su vecino, un policía, para que le ayudara a saber qué había pasado con su hijo Aurelio*, por cuanto había descuidado el estudio luego de conseguir novia y nuevos amigos.

“¿Por qué a mí me pasa esto?”, se preguntaba doña Maruja y su vecino, el uniformado, le dijo que “uno debe saber dónde, cómo y con quiénes están nuestros hijos. Las malas compañías abundan y nuestros muchachos caen en manos de criminales adultos que los instrumentalizan para que vendan drogas, transporten armas de fuego e integren redes de antisociales”.

De acuerdo con la señora Maruja, “ahora trabajo y busco por todos los medios posibles que mi hijo enderece su camino. No la tengo fácil, él tampoco. Está arrepentido y quiere estudiar. Menos mal dejó a su noviecita, que fue quien le presentó a esas malas personas que lo instrumentalizaron y lo embobaron con el dinero fácil”.

Como el caso de la señora Maruja, muchos padres fueron sorprendidos por las aprehensiones de sus hijos, casi por las mismas razones, porque no sabían dónde estaban, quiénes eran sus amigos o qué hacían después de salir de los centros de enseñanza. Otros jóvenes abandonaron sus estudios y sus familiares no tenían la menor idea de qué hacían o cómo los engañaban.

Pero el joven de 16 años, actualmente cobijado con un proceso penal, hace parte de los 186.994 capturados por la Policía en todo el país en el 2022. Entre los aprehendidos se encuentran 7.746 adolescentes, entre los 13 y los 17 años, y diez menores de edad, entre los 0 a los 12 años, de acuerdo con el Código de Infancia y Adolescencia, Ley 1098 del 8 de noviembre de 2006.

La información oficial da cuenta de que en el 2021 fueron capturadas 182.468 personas, entre ellas 7.127 adolescentes. Y en el  2020 se registraron 173.203 apresados, entre ellos 7.742 menores de 17 años.

En el 2022 fueron capturadas 15.582 personas cada 30 días, es decir, 519 cada 24 horas, en operativos de vigilancia, control y seguridad en todo el país. Entre los arrestados se encuentran  7.746 adolescentes. En consecuencia, son apresados 645 al mes y 21 cada 24 horas. Es decir, que en promedio cada hora es arrestado un adolescente.

Según el informe, 1.815 muchachos fueron capturados por violar el Artículo 376 del Código Penal, relacionado con el tráfico, fabricación o porte de estupefacientes; 1.790 por hurto a personas y 984 por violar el Artículo 365, relacionado con el porte de armas de fuego de uso privativo de las Fuerzas Militares.

En las mismas estadísticas se encuentran 202 menores de 17 años detenidos por homicidio; 532 por lesiones personales; 525 por receptación; 402 por violencia intrafamiliar; 154 por hurto de motocicletas; 38 por acceso carnal violento con menor de 14 años; 19 por hurto de automotores; por extorsión, 78; por secuestro simple, nueve; y por secuestro extorsivo, cinco.

Un oficial de la Policía Nacional explicó al diario EL NUEVO SIGLO que muchos de los jóvenes arrestados registran entre una, dos, tres, cinco, diez y más anotaciones por violar el Código Penal y el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana. La mayoría de los adolescentes están libres. Los muchachos, hombres y mujeres, de acuerdo con los cuadros estadísticos están inmersos en más de 32 delitos tipificados en el Código Penal.



Apetecidos e instrumentalizados

Para Andrés Nieto Ramírez, docente de las universidades Central y Nacional, consultor en Seguridad y magíster en Investigación Social Interdisciplinaria de la Universidad Distrital, los adolescentes son muy apetecidos por las bandas delincuenciales.

El analista explicó que “los adolescentes tienen una facilidad para acceder a las bandas delincuenciales porque son muy apetecidos. Además, porque en los últimos ocho años esas redes han intentado reclutar perfiles que son de baja posibilidad de sospecha como mujeres en estado de embarazo, adultos mayores y personas en condición de discapacidad. También buscan personas que fácilmente burlen la ley, precisamente por sus inconsistencias, y son los menores de edad”.

Expresó que “lastimosamente un menor de edad que no tenga una red de afecto, es decir, que ninguna persona está pendiente de él, la banda delincuencial, en muchas oportunidades, más que una necesidad termina por darles un espacio de reconocimiento y atención. En esta evolución se meten las bandas delincuenciales para enamorar a nuestros niños, niñas y adolescentes hacia el delito. Y la más problemático, es que incluso en la adolescencia y en la juventud, después de los 18 años, es sumamente rentable delinquir”.

Insistió en que “lo hemos dicho porque una persona que hurta un teléfono celular al día, un adolescente, puede ganar hasta dos millones de pesos mensuales, porque por cada celular le pagan entre 60 mil y 300 mil pesos diarios. Es decir, que perfectamente puede descansar el fin de semana, porque se gana entre el lunes y el viernes 500 mil pesos. Esto hace ver muy atractivo, lastimosamente, el delito. El adolescente y el mayor de 18 años, ingresan a la carrera delictiva en esa banda delincuencial”.

“Me parece preocupante que cerca del 32 % de las bandas delincuenciales son familiares. Es decir, son sus propios familiares los que reclutan a los menores de edad para delinquir. El adolescente es llamado ‘carrito’ al ingresar a nuevos mercados para generar estas ventas de alcaloides. En los entornos educativos, ¿qué mejor que tener a una persona en el interior de un centro de enseñanza que pueda distribuir la droga?”, explicó.

Dijo que “los delincuentes para tener un control sobre ellos los vuelven adictos con las llamadas pruebas gratis. Los antisociales buscan a esos chicos en estado de vulnerabilidad que son más propensos a caer con el fin de la aceptación y terminan, no solo con el consumo, sino con la distribución de la droga”.

Agregó Nieto Ramírez que “las cifras de capturas se mantienen porque no hay modelo de resocialización con restitución de derechos y los jovencitos mayores de 12 años van a centros de cuidado o transitorios. Hoy el país no tiene un modelo para garantizar que ese joven no vuelva a delinquir y ese es el principal problema de la situación que afrontan nuestros muchachos, pues continúan delinquiendo porque es muy rentable y además porque no se les ha dado una garantía distinta a esa opción de la delincuencia”.

Para Hugo Acero Velásquez, sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia y experto en Seguridad Ciudadana, los adolescentes y los menores de edad son instrumentalizados por adultos que los conducen a incurrir en conductas criminales.

Explicó que “lo primero que hay que tener en cuenta es que los jóvenes en general cada vez se vinculan de manera más temprana a muchas actividades no solamente legales sino también ilegales. Los menores de 17 años a medida que pasa el tiempo se vinculan más rápidamente a actividades sexuales, al consumo de alcohol  y drogas. Se ha venido presentando de manera particular también la utilización de jóvenes en actividades de la delincuencia”.

Agregó que “mientras se reduce la edad de los muchachos para incurrir en estas conductas, se incrementa el número de adolescentes y de niños y niñas que comienzan a ser utilizados para llevar a cabo actividades criminales”.