Esmeralda Arboleda Cadavid fue una figura política que se destacó por sus conquistas en favor de la igualdad de las mujeres, por sus luchas por mejorar la legislación civil y su oposición al régimen del general Gustavo Rojas Pinilla.
Esmeralda nació el 7 de enero de 1921, en Palmira (Valle). Fue bachiller en 1938 en el Colegio María Inmaculada de Bogotá, de las señoritas Casas, y se graduó como abogada de la Universidad de Cauca en diciembre de 1945, siendo la primera abogada de ese centro universitario.
“Ella fue una mujer de carácter recio, esencialmente una liberal, una académica, una activista feminista y estudiosa de los fenómenos sociales, defensora acérrima de la capacidad civil de la mujer, de la igualdad laboral y del sufragio femenino”. Así la recuerda Lucy Cruz de Quiñones, quien fuera decana de la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario y presidenta del Instituto Colombiano de Derecho Tributario, quien ayudó a construir la historia de Arboleda para EL NUEVO SIGLO.
Cruz recuerda que Arboleda cursó su especialización en criminología y rehabilitación de niños delincuentes, en las universidades de Indiana e Illinois. También fue constituyente de la Asamblea Nacional (ANAC) en 1954, a nombre de la Organización Femenina Nacional y se posesionó como delegada presidencial de Rojas Pinilla.
En el movimiento sufragista
Pero antes de llegar allá, Arboleda perteneció a un movimiento sufragista que contaba con una plataforma más amplia e incluía la equidad para las mujeres, el derecho a la educación, al trabajo remunerado bajo parámetros de igualdad y, dada la situación de violencia que se vivía en esos momentos después del 9 de abril de 1948, el tema de la paz vino a insertarse entre las metas del movimiento.
“Estos movimientos feministas llevarían otro proyecto al Congreso en 1949 para incluir el voto femenino sin restricción y la plenitud de sus derechos políticos para acceder a los cargos electivos”, agrega Cruz.
Con las promesas pacificadoras de Rojas Pinilla se retomó el proceso constituyente y facilitó la inclusión de la mujer en política, lo que la entusiasmó de tal forma que se dedicó de lleno al movimiento “Mujeres por el voto”, con su compañera de tertulias de Popayán, Josefina Valencia, para iniciar un programa que se denominó “La mujer, fuerza y dinámica social”.
“La Comisión de Estudios Constitucionales (CEC) se instaló el 1 de diciembre de 1953 con un memorando firmado por tres mil mujeres encabezadas por Esmeralda, en el que proponía el voto pleno. Una intervención suya de enero de 1954, en la que además de argüir la capacidad, preparación y predisposición femenina a la paz, se concentraba en las razones de justicia, como equiparar los deberes y cargas que soporta la mujer como el pago de los impuestos con los poquísimos derechos que la asistían en su condición de mujer”, sostuvo la exdecana.
Para esa época, los comisionados recibieron bien el proyecto e incluso lo convirtieron en bandera de sus intervenciones por el voto integral, como se apreció en discursos de Abelardo Forero Benavides, Hernando Navia y Luis López de Mesa. Las defensoras y voceras de la campaña del voto eran Berta Hernández de Ospina, María Aurora Escobar, Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia.
Lucy Cruz sostiene que debido al brillante discurso de Esmeralda, en la noche del 24 de agosto de 1954 se logró persuadir a todos los electores, como se aprecia en la votación de 60 sufragios afirmativos y ninguno negativo.
“Las mujeres tenemos fe en que esta reforma sea verdaderamente nacional, sea tratada sin carácter de partido...Colombia necesita del concurso y la participación política integral de nosotras las mujeres”. Con estas palabras terminaba Arboleda su discurso.
“Más de 300 mujeres que asistieron a las reuniones entonaron el Himno Nacional; las mujeres desfilaron con banderas y la sesión quedó para la posteridad. Junto con las mujeres, Hernán Jaramillo Ocampo y Gilberto Alzate Avendaño, que había sido ponente, reconocieron que este había sido el más importante aporte de la Constituyente de 1954”, afirmó Cruz.
Su cercanía con Rojas fue interpretada por sus malquerientes como aquiescencia a la censura de la prensa. “Si bien es cierto que mi designación a la ANAC, en virtud de la cual represento a las mujeres fue un honor que me confirió el general Rojas Pinilla, no implica ello que exista identidad ideológica entre el Presidente y yo”, aclaró Arboleda.
Igualmente, como colaboró con las finanzas del Partido Liberal, al que pertenecía, con una donación de parte de su sueldo como constituyente, fue acusada de estar financiando a los liberales que eran tildados de “guerrilleros”, y fue invitada a renunciar a su posición de constituyente. Como no lo hizo, le notificaron por oficio la destitución fulminante.
Pero esta decisión suscitó una gran solidaridad y apoyo; incluso Álvaro Copete Lizarralde y otros juristas notables, conceptuaron que no era legítima la destitución de una delegataria a la constituyente.
De igual manera, Alberto Lleras Camargo le expresó sus sentimientos de indignación y protesta por el atentado de Cali de enero de 1957, que la llevó al exilio.
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Carrera política
Sin embargo, Arboleda fue la primera senadora electa por el Valle del Cauca en 1958, desde donde promovió leyes sobre capacidad de la mujer e incluso ley de estímulos tributarios para los insumos de la industria editorial, con la cual se logró introducir material al país sin pagar impuestos.
También como senadora consideraba que al desaparecer la incapacidad de la mujer casada y estando expresamente abolida la representación legal que se daba al marido sobre los bienes y la persona de su mujer, desapareció la razón de ser de la potestad marital. “Las mujeres queremos la dignificación del matrimonio; pero ello no podrá lograrse mientras el contrato no se funde en el respeto, la igualdad, la comprensión y el acuerdo sobre los intereses comunes de la familia”, señaló Arboleda desde su curul.
El presidente Alberto Lleras le ofreció el Ministerio de Comunicaciones, cargo que desempeñó entre 1961 y 1962. Vale recordar que su amiga y compañera de luchas, Josefina Valencia, había ocupado el Ministerio de Educación en 1954. siendo la primera ministra colombiana.
Luego Arboleda, en 1966, se reincorporó a la actividad política, desempeñándose como coordinadora femenina del Partido Liberal. Ese mismo año fue elegida nuevamente senadora por Bogotá; en 1967 el gobierno de Lleras Restrepo la nombró embajadora en Austria, y en 1969, embajadora alterna ante la ONU en Nueva York, donde también tuvo la oportunidad de trabajar por las mujeres y de vincularse a todos los grupos que se ocuparon de los derechos de las mujeres en Francia, Bélgica, Yugoslavia y otros países. Fue directora regional del ICBF durante la presidencia de Virgilio Barco (1986-1990).
Su muerte ocurrió en abril de 1997, en Bogotá, a la edad de 76 años.
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Arboleda fue la primera senadora electa por el Valle del Cauca en 1958, desde donde promovió leyes sobre capacidad de la mujer.
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Lucy Cruz de Quiñones, exdecana de la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario.