A MITAD de enero el alcalde Carlos Fernando Galán anunció el lanzamiento operacional de la estrategia 'Bogotá Camina Segura', basada en 11 líneas de acción operativas focalizadas en la mitigación de delitos como el homicidio, la extorsión, el hurto en sus diversas modalidades y el microtráfico.
Entre esas líneas de acción están los micro cuadrantes, un esquema que ha utilizado la Policía anteriormente a través de planes piloto en otras regiones del país con el propósito de aprovechar de mejor manera el personal uniformado para mejorar la vigilancia y dar una respuesta más rápida a los hechos delincuenciales.
La estrategia ‘Bogotá Camina Segura’ en su parte operativa fue diseñada por el general Daniel Gualdrón, comandante de Policía Metropolitana de la ciudad, y recoge los temas que contempla el alcalde Galán en su política de seguridad.
Los micro cuadrantes operarán dentro de 72 cuadrantes en 8 de las 20 localidades que tiene Bogotá, en donde se ha identificado la mayor ocurrencia de los delitos de homicidio y hurto.
Algunas de las localidades en donde se implementaron los micro cuadrantes son Suba, Kennedy, Teusaquillo, Chapinero, Ciudad Bolívar, Bosa y Engativá.
En febrero del año pasado, la Policía anunció la implementación de micro cuadrantes en siete barrios del municipio de Soledad, debido al incremento de los homicidios. Igual ocurrió por esos días en Barranquilla por la alta incidencia del delito de la extorsión.
¿En qué consisten?
El Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes es un método de trabajo que asumió la Policía Nacional para prestar el servicio a la comunidad en un sector geográfico fijo que a partir de sus características delictivas, contravencionales, sociales, demográficas, geográficas y económicas recibe distintos tipos de atención de servicio policial.
Andrés Nieto, exsubsecretario de Seguridad y Convivencia de Bogotá y docente en la Universidad Central, explicó a EL NUEVO SIGLO que el principal problema que tiene la ciudad en término de seguridad para restaurantes, bares y cualquier espacio de uso mixto, está ligado a un proceso histórico de los Planes de Ordenamiento Territorial.
“En el caso de Bogotá e incluso de Medellín, Cali y otras zonas metropolitanas que empiezan a crecer y a tener expansión de este tipo de comercios, es que el uso del suelo no ha sido constante y entre tanto el control no es posible. En las zonas que inicialmente eran residenciales donde solo había unidades habitacionales como edificios o casas, empezaron de forma paulatina, a tener inversión de comercios, restaurantes y zonas de alto impacto. El problema es que la distribución de policías se hace por el número de residentes de una zona, de manera que el dato habitacional poblacional es el que dice cuántos policías deben existir en ese punto a partir de la disponibilidad”, sostuvo Nieto.
En ese sentido, explicó que al tener zonas tan consolidadas en términos de restaurantes y de bares, el mismo número de policías que estarían destinados para responder a las necesidades de seguridad de las personas que viven en ese polígono ahora tendrían que responder no solo por esa dinámica, sino por la población flotante.
“Para el caso de Bogotá en la 85, la 93 y en la zona T estas zonas inicialmente residenciales y no de uso de alto impacto tiene una distribución desde el número de Comandos de Atención Inmediata (CAI), el número de cuadrantes y el número de uniformados que está planillado respecto a la cantidad de personas que viven allí. Sin embargo, estas zonas pueden recibir de manera adicional a esas personas que viven de forma permanente, entre 5.000 y 15.000 personas, como población flotante que son los clientes y los comensales de estos espacios. Ahí empieza a ser insuficiente la respuesta de la policía, no porque no quieran responder, sino porque no está la capacidad en términos equitativos de cuántas personas realmente están circulando por ese espacio, con nuevas dinámicas comerciales y que requiere un esquema de seguridad distinto”, afirmó.
Al respecto, enfatizó que las ‘patrullas gourmet’ o patrullaje intensivo en zonas de restaurantes, bares y gastrobares; estrategia que hace parte de ‘Bogotá Camina Segura’, no es más que poner a los mismos policías que ya estaban ubicados en esa zona, pero hacer patrullaje especialmente para comercio.
“El problema es que eso va a descuidar lo que está pasando al interior de las viviendas, lo que pasa con el espacio público y lo que pasa con el resto de dinámicas de seguridad. La única forma de contrarrestar esto es poder tener una lectura real de cada territorio, viendo no solo la cantidad de personas que viven en un espacio, sino también las que llegan de forma flotante y teniendo el número de policías adicionales que permita especialidad en esos espacios para poder responder a todos los llamados de todos los sectores y de todas las personas con sus distintas características”, concluyó.
Ola de inseguridad
En lo corrido de la semana se han registrado nuevos casos de robos a restaurantes, sicariatos y fleteos en Bogotá.
El pasado martes se presentó un nuevo intento de atraco en un restaurante en el barrio Santander, en la localidad de Antonio Nariño al sur de Bogotá. Uno de los clientes, quien es un policía retirado, frustró el robo y accionó un arma de fuego en el sitio, acabando con la vida de dos presuntos ladrones que se movilizaban en moto.
En medio de la balacera, el presunto delincuente intentó huir, pero cayó sin vida frente al lugar. El otro agresor, quien conducía la motocicleta, se abalanzó contra la víctima y fue impactado por un proyectil, falleciendo metros más adelante.
Según las autoridades la víctima del hurto era un policía que se retiró de la Institución hace tres meses y recalcó que esta persona contaba con el debido salvoconducto para portar el arma de fuego con la que se defendió. La oleada de inseguridad en contra de restaurantes, principalmente ubicados en el norte de la ciudad, no cesa desde inicios del año en curso. Solo en febrero se han presentado siete atracos, entre ellos el ocurrido el pasado viernes 16 de febrero, cuando ocho delincuentes de una misma banda ingresaron a un restaurante ubicado en el sector de Santa Bárbara, en la localidad de Usaquén, y despojaron de sus pertenencias a aproximadamente 25 comensales.
Por otra parte, en la mañana de este miércoles en inmediaciones del Parque de la 93 en Bogotá, se registró una balacera en un hecho de sicariato. Una persona perdió la vida. La víctima fue identificada como Roberto Franco, hermano del exdirector de la DIAN, Óscar Franco Charry.
El empresario salía de su oficina cuando fue baleado. Franco se desempeñaba como auditor de empresas privadas, y actualmente estaba llevando una revisión financiera en una compañía. Por lo que, al parecer, ya habría recibido amenazas.
Las cámaras del estacionamiento registraron el momento en el que el escolta del empresario reaccionó e intercambió disparos con los atacantes que huían en una motocicleta. Uno de los vinculados al ataque sicarial fue impactado mientras que el otro emprendió la huida.
El presunto sicario que resultó herido fue capturado y trasladado a un centro asistencial por las lesiones que recibió tras el intercambio de disparos.
Disminución de hurtos
Según cifras dadas a conocer por el alcalde Mayor, en enero del año en curso se registró una reducción del 20% de hurtos con respecto a enero de 2023. Hubo 8.814 denuncias, 2.226 menos que el mismo periodo del año anterior. Asimismo, los indicadores señalan una reducción en los registros de hurto a celulares, con el 31%; de hurto a bicicletas, de 31%; hurto a residencias, en 39%; hurto a comercio, en 65%; hurto a automotores, en 8%, y hurto a motocicletas, en un 11%.