La muerte de Miguel Botache Santillana, alias 'Gentil Duarte', cabecilla de las disidencias de las Farc, y la reciente extradición de Dairo Úsuga, alias ‘Otoniel’, jefe del ‘Clan del Golfo’, sin duda son golpes importantes a estas organizaciones por el liderazgo que ejercían. Uno de los interrogantes que surgen al respecto es hasta dónde pueden ser afectadas estas estructuras en su cohesión y capacidad de acción y, de ahí mismo, los efectos en la guerra que sostienen con el Eln por el control de territorios.

El pasado miércoles el ministro de Defensa, Diego Molano, y el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, confirmaron información, que se conoció inicialmente por la prensa, sobre la presunta muerte de alias ‘Gentil Duarte’ en un atentado con explosivos, en un campamento ubicado en el estado Zulia, Venezuela,  en jurisdicción del municipio Jesús María Semprún, a unos 14 kilómetros de la frontera con Colombia.

En este lugar, ‘Gentil Duarte’ se habría escondido desde noviembre pasado con su compañera sentimental y varios de sus hombres, tras varios operativos en su contra por parte de las Fuerzas Militares colombianas en el suroccidente del país, en donde había permanecido en los últimos seis años, tras negarse a acogerse al Acuerdo de Paz que acordaron las Farc en La Habana.

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El atentado contra alias ‘Gentil Duarte’ habría sido ejecutado por un contubernio entre el Eln y las reincidencias de las Farc al mando de alias ‘Iván Márquez’, estructuras que según inteligencia del Ejército tienen cobijo en Venezuela por el régimen de Nicolás Maduro.

La importancia de alias ‘Gentil Duarte’ en las disidencias es que en realidad surgieron con este curtido guerrillero, quien estuvo en armas por cerca de tres décadas, y que en el caso de las Farc hizo parte del estado mayor.

‘Gentil Duarte’ integró el equipo negociador de las Farc en Cuba, no obstante poco antes de firmarse el Acuerdo de Paz en 2016, el guerrillero, quien comandaba para entonces el frente primero de ese grupo al margen de la ley, anunció que no entregarían las armas y seguirían en su lucha.

Entonces las disidencias se hicieron fuertes territorialmente, en los departamentos de Vaupés y Guaviare inicialmente, y teniendo como principal fuente de financiación el narcotráfico, lograron crecer a partir de los cerca de 400 hombres que bajo la conducción de alias ‘Gentil Duarte’ no se acogieron al Acuerdo de La Habana, y hoy contarían con unos 3.500 elementos.

La Fundación Paz y Reconciliación indicó en un informe que, en los últimos seis años, las disidencias crecieron  hasta hacer presencia, a principios de 2022, “en 119 municipios de Colombia, 21 municipios más que en 2021”. 

Eventuales efectos

En la línea de mando de las disidencias se mantuvo en estos seis años alias ‘Gentil Duarte’, y debajo de este estaban Néstor Vera Hernández, alias 'Iván Mordisco'; Euclides España Caicedo, alias ‘Jhonier’, quien fue abatido en enero pasado por el Ejército; y Leider Noscué, alias ‘Mayimbú’.

Se conoció que alias 'Iván Mordisco', hasta ahora el número dos del frente primero, supuestamente asumió el mando de las disidencias. Así lo habría hecho saber a los líderes de los siete frentes que conforman el denominado bloque 'Jorge Briceño', compuesto por casi 650 hombres.

En este punto el interrogante es si alias ‘Iván Mordisco’ tendrá la capacidad y la ascendencia para mantener cohesionados los diferentes grupos residuales que conforman las disidencias. 

Mientras que las antiguas Farc tenían una estructura de mando piramidal, en donde las órdenes del secretariado eran acatadas por los diferentes frentes; las disidencias son una especie de confederación, en donde los diferentes grupos se mueven delinquiendo en un territorio específico bajo las órdenes de sus propios cabecillas.

Carlos Chacón, magíster en seguridad y defensa nacionales, dijo a EL NUEVO SIGLO que con la muerte de ‘Gentil Duarte’ en las disidencias “puede pasar que una estructura más grande termine por cooptar los reductos de lo que quede o que ellos se dividan en pequeños grupos que controlen parte de la cadena de valor y suministro de las economías ilegales en ciertos territorios”.

Viendo así la situación, los diferentes grupos residuales que componen las disidencias no se verían afectados en su capacidad de operación criminal, independientemente de si siguen bajo la égida de estas o continúan en solitario, o agrupándose entre ellas en los territorios que tienen influencia: los departamentos de Santander (en el Catatumbo), Vichada, Guaviare, Guainía, Meta, Vaupés, Caquetá, Cauca y Valle.

Sin embargo, la operación de estos grupos no será fácil porque sigue a fondo la estrategia de las Fuerzas Militares contra las disidencias y otros actores armados al margen de la ley, con despliegue de tropas y recursos en los diferentes territorios, que ha dado resultados como la captura del jefe del ‘Clan del Golfo’, alias ‘Otoniel’, y el abatimiento en días pasados de alias ‘Matamba’, también integrante de esta última estructura, quien ejercía mando en la región del Pacífico, en el manejo del narcotráfico a través del grupo La Cordillera.

¿Cómo va la guerra entre grupos armados?

La capacidad de las disidencias de avanzar y disputar territorios que hoy dominan el ‘Clan del Golfo’ y el Eln, dependería de poder cohesionarse para operar de forma más unificada, más allá del incipiente intento en este sentido que hizo ‘Gentil Duarte’. De lo contrario su operación, como se dijo, se limitaría a los territorios que hoy dominan los grupos que las conforman.

En el caso del ‘Clan del Golfo’, hace presencia en los siete departamentos de la costa norte; en Nariño; en Chocó; en los Llanos, especialmente en el Meta y Arauca;  y en el centro del país, particularmente en Antioquia. 

En varias de esas regiones el ‘Clan del Golfo’ se enfrenta en una guerra sin cuartel con el Eln por el control territorial motivado por el manejo de rentas ilícitas como el narcotráfico y la minería ilegal, como es el caso de Nariño, Chocó, Antioquia, Meta y Arauca.

Mientras tanto, las reincidencias de alias ‘Iván Márquez’ buscan incursionar en territorio colombiano, a partir de la dirigencia que está escondida en Venezuela, y ya tienen alguna presencia en parte de Putumayo y Nariño, en Antioquia, en Vichada y Guainía.