Perspectivas. Historia de Colombia en el voto de Álvaro Tirado Mejía | El Nuevo Siglo
Álvaro Tirado Mejía recuerda que las elecciones antes del plebiscito de 1957 fueron muy turbias.
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Miércoles, 25 de Mayo de 2022
Redacción Política

Álvaro Tirado Mejía recuerda muy bien ese primer día que acompañó a su papá para cumplir con el sufragio en unas elecciones. Era 1946 y apenas llegaba a los cinco o seis años, pero ya a través de sus ojos de niño percibió un ambiente pesado y caldeado que logró asustarlo. Ese fue su primer contacto con este acto democrático, que le devolvió el poder al conservatismo después de una hegemonía roja.

Tirado Mejía, además de ser historiador, politólogo, profesor universitario y escritor, ha sido testigo de la evolución de las elecciones en Colombia. Gracias a su buena memoria recuerda no solo el momento en que fue a votar por primera vez, sino el entorno que se vivía en cada votación, según la época histórica del país.

Así, por ejemplo, tres años después, Tirado Mejía narra que tampoco fueron unas elecciones tranquilas. Dos años atrás el país había vivido el Bogotazo y la violencia se había desatado en ciudades y campos. Darío Echandía, del Partido Liberal, había retirado su candidatura porque días atrás habían asesinado a su hermano. De esta manera el conservatismo siguió en el poder.

Votar con la patente de la bicicleta

Solo se volvieron a presentar unas elecciones hasta 1957, cuando cayó la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla. “La transición de Gobierno no fue electoral sino por una Asamblea Constituyente que nombró a Rojas y luego lo reeligió para un periodo más largo que terminó con el inicio del Frente Nacional. Vinieron entonces las elecciones para el plebiscito”, afirma Tirado Mejía.

Señala que ese periodo, hasta antes del plebiscito de 1957, fue muy turbio. Para ese entonces contaba con 17 años y la edad mínima pata votar era de 21 y así lo rememora: “Lo del plebiscito fue muy especial, porque fue multitudinario, realmente la gente salió a las calles el 10 de mayo y hubo un apoyo muy inmenso al Frente Nacional en sus inicios”.

Destaca dos hechos importantes de esos comicios. Por primera vez votó la mujer en Colombia y afirmó que había muchas facilidades para sufragar, “la gente decía en esa época que hasta con la patente de la bicicleta se podía votar”, relata el historiador.

Y al mismo tiempo lo explica: “Por una razón especial que tuvo que ver con la violencia, la cédula de ciudadanía que se había implantado desde el gobierno de Olaya Herrera, que se veía como un avance, había quedado corta en ese sentido. En 1950 el documento era como una carpetica pequeña y a quien sufragaba se le ponía un sello para que quedara la constancia y no volviera a votar, pero eso durante la violencia se volvió un problema muy grave porque el que mostraba la cédula, exhibía de qué partido era, porque se sabía que si tenía sello era de uno y si no tenía era del otro, esto porque los liberales se abstuvieron de participar, por la renuncia de Echandía”.

"Precisamente por ese problema de la cédula, la identificación para cumplir con la participación en el plebiscito fue mucho más laxa", expuso el profesor.

El Frente Nacional

A partir de allí vinieron las votaciones en el Frente Nacional. Desde sus inicios hubo consenso, pero luego comenzaron las divisiones dentro de los partidos Conservador y Liberal. Remarca que no fueron elecciones tan violentas como las anteriores, incluso se sintieron más las propuestas de los candidatos. Y subraya una particularidad, que se le llamó en ese momento “el bolígrafo”, “porque desde las directivas de estos partidos se hacían las listas al Senado, la Cámara y los Concejos de las grandes ciudades, con el bolígrafo desde Bogotá. Esa era una peculiaridad del trajín electoral en esa época”, explicó Tirado.

Como votante, y ya mayor de 21 años, cumplió su derecho democrático en 1962. Su primer voto fue por Alfonso López Michelsen, del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) que en ese momento contaba con mucha fuerza. Afirma que en ese momento López Michelsen estaba en México, exilado, y envió una carta donde consideraba que la alternación del poder entre conservadores y liberales era antidemocrático y con base en eso se concretó el MRL, como una manera de hacer oposición.

Ante esta situación, Tirado Mejía aún se pregunta, "¿qué hubiera pasado si López hubiera ganado en las elecciones?, ¿se habría podido posicionar por razón del impedimento constitucional?".

Sostiene que estos comicios del Frente Nacional, a diferencia de los años 40 y 50, eran como un carnaval. “A uno lo asediaban: vote por tal, o por tal. Le entregaban una papeleta y se introducía en una caja y luego le ponían la tinta indeleble. No era un sistema muy tecnificado”.

También recuerda que ya en casa, y después de culminar las elecciones, se seguía el escrutinio por la radio. “Empezaban a difundir los telegramas que enviaban los alcaldes de los pueblos. Hasta las 8 o 9 de la noche, el locutor leía: ‘Comunico a esta el resultado de las elecciones’ y uno iba sumando”. Sin embargo, aclara que el nuevo presidente se conocía un día después porque había mucha lentitud y era difícil el conteo en las veredas, porque los votos había que transportarlos a caballo debido a la carencia que desde entonces ha tenido el país en cuanto a vías de comunicación. A esto se sumaba que el conteo se volvía complicado por las diferencias partidistas o por problemas entre los jurados. Por eso resalta que debido a esa lentitud se generaba zozobra entre los electores.

Contrastes

Tirado contrasta esa lentitud de esa época con lo que sucede en la actualidad.  “Hoy en día es increíble que casi una hora después ya se conocen los resultados, es mucho más efectivo y más seguro, porque evita los fraudes inmediatos”, señala.

Asimismo, se refiere al momento en que pudo votar por él mismo cuando fue candidato a la Constituyente, cuando considera que tuvo una buena votación. “Estuvo por delante Hernando Gómez Buendía, aunque no me alcanzó; eso me enseñó que el voto de opinión en este país no basta, si no hay un apoyo al que llaman maquinarias, aunque las hay perversas, pero también necesarias. Es muy difícil llegar con la simple opinión a la meta electoral, donde cada vez menos el aspecto ideológico cuenta para la decisión del voto. Y hay más intereses de otro tipo, sobre todo personales y de contratos, etc., que mueven la vida política en el país”.

Así, al igual que hace 76 años cuando acompañó a votar a su padre, hoy Tirado Mejía volverá a cumplir su cita con las urnas. “Voy a votar por el Dr. Fajardo, es importante dejar constancia que hay una parte en el país que está de acuerdo con el cambio y que el cambio debe ser siempre en el marco del Estado de derecho, allí me ubico yo”, asegura con firmeza.