Perspectivas. Periplo histórico de las sedes presidenciales | El Nuevo Siglo
Hacienda Irco, Cachipay, Cundinamarca. /Benjamín Gaitán
Cortesía
Sábado, 21 de Mayo de 2022
Redacción Política

La Casa de Nariño, ubicada en el centro de Bogotá, espera al sucesor de Iván Duque, el cual será elegido en los comicios de este 29 de mayo. La edificación es la sede de gobierno desde 1908; sin embargo, en algunas oportunidades, los presidentes de turno gobernaron fuera de la ciudad, una vez incluso desde la pequeña población de Villeta, en Cundinamarca.

Benjamín Gaitán, director del Boletín de la Academia de Historia de Bogotá y académico de número, le contó a EL NUEVO SIGLO detalles desconocidos para la mayoría de los colombianos sobre la casa presidencial.

Sin embargo, antes de comenzar su relato sobre la sede que fue necesario instalar para el primer presidente, Simón Bolívar, después de lograr la Independencia y nacer la denominada Gran Colombia, el historiador Gaitán señala que en la Colonia la presidencia de la Real Audiencia (sede del virreinato) estaba en el costado sur de la Plaza de Bolívar, en el lugar en donde hoy se ubica el Capitolio Nacional.

Explica Gaitán que “cuando llega Simón Bolívar, después de la Batalla de Boyacá, en 1819, toma la casa que tenían los virreyes, en ese momento ya era la mitad norte de la alcaldía actual (hoy edificio Liévano); o sea, les había tocado cambiarse de sitio porque se quemó el palacio que tenían donde hoy es el Capitolio. Pero no le gustó esa sede o le recordaba demasiado a los españoles, y entonces Simón Bolívar es el que pone la Presidencia en el Palacio de San Carlos, que era de la comunidad jesuita”.

Agregó el historiador en su relato que Bolívar estuvo un tiempo en el Palacio de San Carlos, hasta que le toca irse “sacado a las patadas de Bogotá, como hacemos todo con nuestros héroes, y Santander sigue usando a San Carlos” como sede presidencial.

En las siguientes décadas, San Carlos fue ocupado por varios presidentes, era el siglo XIX de guerras intestinas por el poder y un agitado momento político, en el cual los mandatarios duraban poco tiempo, a lo sumo dos años. 

“Probablemente ya habían adquirido la casa del prócer Nariño, que hoy es el Palacio de Nariño, pero que en principio era solo una casita sobre la carrera Séptima, que se llamaba la calle de la Carrera; es decir, desde la calle Décima hasta la Séptima esas tres cuadras eran la calle de la Carrera porque ahí hacían carreras de caballos”, explicó Gaitán.



Agregó que más o menos “para 1902, cuando empieza la presidencia del general Rafael Reyes, él definitivamente se pasa a la Casa de Nariño y ahí manda a hacer una remodelación grandísima, le ponen una fachada en piedra. Ahí atiende el presidente Rafael Reyes, que fue el único período de cinco años en la historia de Colombia”.

Mientras tanto se iba terminando de construir el Capitolio Nacional, en donde se tenía previsto, explicó el historiador, en la esquina oriental del edificio “ser la sede del presidente, por lo menos para los primeros años, pero eso no progresó mucho porque el Congreso necesitaba mucho más espacio”, dijo.

Dando un gran salto en la historia en este relato, la Presidencia de la República retorna al Palacio de San Carlos entre 1974 y 1978, por la remodelación de la Casa de Nariño durante el gobierno de Alfonso López.

Sedes ocasionales 

Hubo algunas oportunidades en las que el presidente no ejerció sus funciones en Bogotá por un tiempo, “como cuando Sanclemente; eso fue a finales del siglo XIX, esas guerras civiles y esos problemas, se lo llevaron preso en una caja los enemigos y despachó en Villeta. Desde una finca fue presidente el señor Sanclemente por un año, más o menos”, explicó el historiador Gaitán.

También dio cuenta de que en 1886 el presidente Rafael Núñez, mientras tenía su designado en Bogotá (Miguel Antonio Caro), “dirigió el país desde el Cabrero en Cartagena. Resulta que cuando uno va allá le dicen que fue la gran sede presidencial; no era tan cierto, porque en realidad el presidente ejecutivo era el que estaba en Bogotá, Núñez era más bien nominal, estaba allá haciendo versos”.