A solo un mes de las elecciones presidenciales en Venezuela, programadas para este 28 de julio, Nicolás Maduro se ha quedado solo.
Con una aceptación popular de menos del 15 %, la más baja en sus 11 años de tiranía, que confirma un repudio general, es claro que Maduro hoy es rechazado por pueblo venezolano.
El 22 de octubre del año pasado los venezolanos votaron masivamente por Corina Machado como candidata única de la oposición unificada contra el dictador en las elecciones presidenciales de julio 2024. El 93 por ciento de los votos fueron a su favor.
Sumado a eso, las democracias el mundo y del continente, aún las izquierdistas, como son las de Brasil y Chile, han marcado distancia con Maduro. Tanto Luís Ignacio da Lula como Gabriel Boric y, de una manera mucho más enfática José Mujica, expresidente de Uruguay, han manifestado su rechazo al dictador venezolano.
Aún sus aliados históricos como son Cuba, Rusia e Irán, por diferentes razones, no parecen dispuestos a continuar sosteniendo su dictadura. Cuba atraviesa una de las peores crisis económicas y energéticas de su historia, quizá tan grave, o más, que aquella sufrida de 1991 cuando la Unión Soviética colapsó y la abandonó a su propio destino.
Hoy la mayoría del pueblo cubano vive en la miseria, hay escasez de alimentos, medicinas y los cortes de energía son constantes. Es posible que La Habana y Camagüey, las dos ciudades más importantes, se queden sin luz y agua.
A pesar de que Miguel Díaz-Canel fue el único líder de occidente que asistió a la posesión de Vladimir Putin y al desfile militar ofrecido en Moscú el 9 de mayo, en realidad, aunque el nuevo “zar” ruso quisiera ayudar a su leal “súbdito”, esa ayuda no llegará. Putin tiene grandes problemas económicos debido a su guerra con Ucrania, por lo cual no está en capacidad de apoyar regímenes fallidos, como son Cuba y Venezuela.
Así las cosas, los líderes cubanos entienden la necesidad de hacer un pacto con USA y posiblemente los estadounidenses lo acepten, condicionado a un regreso de la democracia a la Isla y a Venezuela.
Irán atraviesa también su propia crisis. En un accidente aéreo murieron importantes dirigentes, entre ellos su poco amado presidente Ebrahim Raisi y el ministro de Asuntos Exteriores; además enfrenta la guerra en Gaza y una generalizada insatisfacción nacional por el constante abuso contra la mujer, desde el asesinato de la joven Mahsa Amini por “la policía de la moral”. De tal manera, este no es el momento de apoyar a un fracasado dictador latinoamericano.
Analistas políticos consideran que Maduro se ha quedado solo, aun en su país, donde los pesos pesados, como Diosdado Cabello, deben estar pensando cómo salvarse ellos mismos ante la hecatombe que se les avecina si la oposición, ahora sólidamente unida, derrota al dictador, tal como lo apuntan todas las encuestas nacionales e internacionales.
Siendo Maduro un hombre astuto debe saber que ahora es el mejor momento para aceptar una salida tranquila y negociada, en vez de quedarse a la fuerza, convirtiéndose en un “paria internacional”, condenado por las democracias globales, las cortes internacionales y otros poderosos enemigos.
¿Quién le queda a Maduro?, ¿El sátrapa nicaragüense?, ¿Gustavo Petro? Con amigos así ¿para qué enemigos?