Días atrás la Corte Suprema de Justicia, con ponencia del magistrado Luis Armando Tolosa, determinó que las personas entre 14 y 18 años no necesitan permiso de sus padres para entablar una unión libre.

“La Corte declara procedente y válida unión marital y sociedad patrimonial entre adolescente y mujer mayor de edad. Jóvenes entre los 14 y 18 años no están impedidos para conformar unión libre ni necesitan permiso de sus padres”, señaló el alto Tribunal en sus redes sociales. 

Agregó que “el permiso para que los menores de 18 años y mayores de 14 años puedan contraer nupcias no es predicable de la unión marital de hecho. Esto constituye una de sus exclusiones. La voluntad responsable para conformar la unión marital surge de facto y el consentimiento de sus protagonistas aparece implícito. Y si su constitución no se encuentra sujeta a trámites previos, ningún escenario existiría para exigir y diligenciar el referido beneplácito”.

El magistrado Tolosa estudió el caso de un joven y una mujer que vivieron bajo este modelo durante cinco años. La pareja convivió entre los años 2007 y 2012, año en que falleció la mujer. De la relación también hubo un hijo y la Sala declaró procedente y avaló la unión marital entre la pareja, la cual estaba compuesta por un adolescente y una mujer mayor de edad.

Mientras tanto, en el Congreso se encuentra radicado desde agosto del año pasado un proyecto de ley que modifica el Código Civil para eliminar la posibilidad de que se contraiga matrimonio con un menor de edad.

La iniciativa, que es autoría principal del senador magdalenense Honorio Henríquez, contó con el apoyo de varias entidades y de la Comisión para la Equidad de la Mujer además de diferentes congresistas que se declararon conscientes de la importancia que tiene proteger a los niños, niñas y adolescentes de contraer matrimonio siendo menores de edad.

A través de su página web, el congresista del Centro Democrático consideró que esta clase de matrimonio “trae consigo numerosas consecuencias negativas en la salud física, emocional, mental, sexual, y en todos los ámbitos de la vida del menor de edad, pues le separa de su familia, amigos y hay mayor exposición a abusos”.

“Así mismo se genera un abandono de la educación, incentivando así el ciclo de pobreza en nuestro país”, expuso Henríquez. Sostuvo que este matrimonio suele tener carácter transaccional, pues “se casa a las niñas para aliviar una carga o asegurar el compromiso de su cuidado”.

“Varios países han abolido el matrimonio infantil sin excepciones; en Colombia confiamos que así sea”, puntualizó Henríquez.